La Crisis Mundial: Hoy como Entonces

Escrito de 1940, extraído de La Exteriorización de la Jerarquía.

Eventos y situaciones cambian con tal rapidez en este momento, a medida que la humanidad emprende acción o se abstiene de ello (esto último tan determinante para bien o para mal como lo primero), que nuevamente siento la necesidad de escribir sobre la crisis mundial, como lo hice el último otoño, de este modo llevando adelante mi tema. Escribo como uno que hoy está trabajando en el lado interno, presintiendo y viendo lo que está escondido para muchos de ustedes. La historia exotérica externa de eventos es conocida por todos ustedes y no necesito ocuparme de su detalle. La acción emprendida por las naciones combatientes, o retenida por las naciones neutrales, también es registrada en vuestra conciencia. Las [e194] implicaciones de tal actividad sólo pueden ser verdaderamente conocidas y apreciadas por esas personas que hoy piensan en términos de [i230] humanidad como un todo, y no en términos de una nación particular, tal como el bien de Alemania o el destino de América. En este momento hay pocos discípulos que puedan pensar de este modo sintéticamente o que puedan ver la visión como un todo, precipitándose como aquello que condicionará eventualmente a la familia humana entera. Hay muchos que están despertando a la necesidad de hacer eso y que están encontrando, en sus procesos de reajuste, muchos problemas desconcertantes. Escribo para estas personas sinceras pero desconcertadas. Encuentro que hay poco que pueda decir a los de mentalidad pueblerina o a esos con el punto de vista puramente parroquial. Sus limitaciones de visión radican dentro de ellos mismos y sólo terribles eventos y extenuante emergencia les permitirán finalmente trascender la mezquina nimiedad y cualidad de su mente inferior, con su tendencia concreta a remontarse al pasado y su temor a aventurarse con fe en el futuro.
Me ha interesado la respuesta a mi artículo anterior, escrito en abril de 1940. La mayoría de aquellos a quienes traté de llegar y con quienes me he comunicado durante muchos años, aceptó mis premisas sin mucho cuestionamiento pero se abstuvo de acción positiva o del uso de cualquier influencia. Unos pocos se ofendieron por las implicaciones de las divisiones existentes entre las Fuerzas de Luz (enfocadas a través de las naciones aliadas) y las Fuerzas de Agresión (enfocadas a través de Alemania). Corporizan una verdadera, pero erróneamente interpretada, idea de unidad humana. No logran comprender que —a medida que se da comienzo a la Nueva Era— inevitablemente debe llegar un día del juicio (hablando simbólicamente) y el surgimiento de una clara línea de demarcación entre eso que es nuevo y eso que es de la vieja era; debe aparecer la distinción entre acontecimientos exotéricos y actitudes esotéricas, y entre quienes ven un nuevo orden mundial, desarrollado y puesto en actividad funcional por las Fuerzas de Luz, a través de cooperación, coordinación y comprensión, y un orden mundial que será impuesto por el terror, a través de gobierno dictatorial, por la supresión de la libertad de conciencia y por la entronización de una raza cuyos valores son, en este momento, anti-espirituales y anti-sociales. Este día del juicio está ahora sobre la humanidad, y [i231] esos cuyas inclinaciones normales y tendencias naturales están del lado de la ley y el orden, y cuya voluntad-al-bien está dirigida hacia rectas relaciones y verdadero bienestar humano, arribarán a la decisión final. Estas personas esclarecidas respaldarán su juicio con una enfocada voluntad de introducir la era en que estos valores dominarán, y también están dispuestas a tomar las medidas necesarias para hacer posibles estos valores.
[e195]

Quisiera tratar abierta y francamente los problemas con los que ustedes están confrontados cuando encaran al mundo tal como es hoy y el mundo como quizás sea mañana —un mundo cuyo destino todavía está indeciso. Yo presentaría posibilidades con una aplicación definida a las reacciones de imperios tales como Gran Bretaña, Francia y Holanda, y con indicación en cuanto a cómo debería esperarse que respondan los Estados Unidos de América. Escribo como uno que representa a la Jerarquía, como un miembro de cierta categoría en sus filas y como uno además que trabaja día y noche para el éxito de esas naciones en la familia humana quienes, de espaldas a un muro de incomprensión, vilipendio y disgusto, se están oponiendo vigorosamente a Alemania y su satélite, Italia. Me refiero a ese grupo de Aliados que hoy permanecen con su propósito enfocado en Gran Bretaña, llevados allí por la tendencia de los eventos. Hago esto porque la esperanza básica de rectas relaciones humanas, de paz verdadera y duradera, de libertad de conciencia y de hogares libres y felices depende de su triunfo; en este momento, son el punto de ataque positivo por las Fuerzas del Mal. Hasta ahora no nos resulta posible alcanzar el alma del pueblo alemán dentro de esa tierra desdichada; tan completo es el glamur bajo el cual están trabajando. Llegará el día en que nuevamente se los podrá alcanzar, y esta responsabilidad descansa sobre esos alemanes que siguen estando libres de glamur en otras tierras; llegará cuando las fuerzas actuando por intermedio de una banda de hombres malintencionados hayan sido removidas. Con su desaparición llegará la disipación de las nubes de propaganda maligna, información mentirosa y distorsionadas imputaciones e interpretaciones con las cuales las masas de personas, aun en tierras neutrales, han sido inundadas.
[i232]

¿Querrían que en este momento de crisis planetaria me abstuviera de hablar directamente y ocultara la verdad a ustedes que leen mis palabras —una verdad que ya es evidente para quienes ponderan los signos de los tiempos con una mente sin prejuicios, pensamiento imparcial y un verdadero amor por la humanidad? Esta última cualidad, un verdadero amor por la humanidad, constituye un test básico de acción errónea o correcta. Es fenomenalmente clarificador si se lo aplica en este momento a los combatientes. ¿Quisieran que me ocupara de agradables clichés respecto a un futuro mundo feliz, cuando quizá la posibilidad misma de un mundo así tiembla en la balanza? ¿Quisieran que presentara la actitud de la Jerarquía como la de una plácida banda de observadores, listos para ayudar al mundo cuando termine el conflicto, pero actualmente aislados de toda acción y simplemente esperando hasta que se asiente el polvo y el clamor de la batalla, para estimular en las mentes de los hombres la visión de un nuevo orden mundial donde todos la pasarán bien, donde no habrá desempleo, donde el temor y el terror no tendrán cabida? [e196]

Les digo que no puedo hacer esto. La Jerarquía es muy diferente. Pacifismo, como lo interpretan ustedes, no tiene cabida en sus filas. La destrucción de la forma en la batalla (que causa tanto temor a muchos de ustedes) es de poca importancia para quienes saben que la reencarnación es una ley básica de la naturaleza y que no hay muerte. Las fuerzas de la muerte hoy están por todas partes, pero es la muerte de la libertad, la muerte de la libre expresión, la muerte de la autonomía en la acción humana, la muerte de la verdad y de los valores espirituales superiores. Estos son los factores vitales en la vida de la humanidad; la muerte de la forma física es un factor negligible en relación con estos, y fácilmente reparado de nuevo a través de los procesos de renacimiento y fresca oportunidad.

Diría a quienes predican una actitud pasiva frente al mal y al sufrimiento humano, y quienes apoyan un [i233] pacifismo que no involucra riesgos: ¿Con qué se proponen luchar contra las fuerzas de agresión, de traición, del mal y de la destrucción que hoy están acechando a nuestro planeta? ¿Qué armas aportan a este combate? ¿Cómo comenzarán a contener la embestida y detener la tromba? ¿Usarán plegarias por la paz y luego esperarán pacientemente que las fuerzas del bien libren vuestra batalla y que Dios haga el trabajo? Les digo que vuestras plegarias y vuestros deseos son infructuosos cuando están divorciados de acción recta y potente. Vuestras plegarias y peticiones pueden llegar al trono de Dios, simbólicamente hablando, pero luego surge la respuesta: Las Fuerzas de Luz fortalecerán vuestros brazos y torcerán la marea a favor de ustedes si se ponen de pie y luchan por lo que desean. Quién detendrá el progreso del egoísmo agresivo si los hombres y mujeres de buena voluntad se respaldan en su idealismo y nada hacen que sea práctico para justificar su esperanza ni ayudan en la materialización del ideal deseado.

Hoy en el mundo están aquellos que (a pesar de antiguo egoísmo y equivocación nacional) están librando la batalla de la humanidad sin temor y con verdadero insight, y con ellos está la Jerarquía, como ha estado siempre del lado de la libertad, recta comprensión y correctas actitudes en asuntos humanos. A los que gritan “Paz, paz cuando no hay paz” les diría: ¿van a aprovecharse de su muerte y sacrificio cuando acontezca el triunfo final de las Fuerzas de Luz? [e197] ¿Van a adoptar la postura de que ustedes pueden entonces vivir en un mundo seguro porque otros dieron sus vidas para que ustedes pudieran hacerlo? ¿Van a salir de la seguridad sin riesgo de vuestra excusa pacifista y reconocer con gratitud lo que ellos han hecho y apoderarse de vuestra parte de las ganancias que ellos han adquirido a semejante precio? Les advertiría que no se dejen engañar por la falsa premisa de que deben sostener vuestras convicciones ganadas con esfuerzo, aun a costa de las vidas de otras personas y la caída de naciones, olvidando que el temor y el falso orgullo harán que este argumento tenga importancia para ustedes. ¿Las personas de mente pacifista del mundo van a cosechar los beneficios de una paz por la que no han pagado precio alguno? Las personas que valoran la paz por sobre todo [i234] lo demás, son las que hoy están buscando detener a Alemania por todos los medios posibles.

Déjenme decirles algo acerca de la paz por la cual trabaja la Jerarquía y que las personas de mente espiritual del mundo prevén aun mientras luchan, y por la cual están dispuestas a pagar el máximo precio. Paz, cuando llegue, será el resultado de rectas condiciones mundiales y rectas relaciones humanas. Es un efecto y no una causa; es el efecto de ciertas actitudes subjetivas que aún no están presentes en el mundo en una escala suficientemente amplia. Contra estas condiciones emergentes, Alemania ha montado su potente maquinaria bélica, después de años de preparación científica y planificada. Hoy los Aliados están esperando la oportunidad para la lucha final contra esa nación potente, preparados para instituir después esas condiciones que garantizarán la paz. No hay paz alguna en el planeta hoy día, en ninguna parte. No hay paz alguna en los perplejos corazones de quienes no están participando activamente en la lucha contra el mal. No hay paz alguna en ningún campo de empeño humano. No se la encuentra en el campo económico, despedazado como está por el conflicto entre capital y trabajo, y entre grandes escuelas de pensamiento económico; no se la encuentra en el campo religioso, donde continúa la lucha entre autoridad (amancillada con viejo iglesianismo1 mundial) y religión experimental; no se la encuentra en el orden social, donde una clase está alineada contra la otra, el pobre contra el rico, y el hombre contra su hermano; ciertamente no está en el campo político, donde la riña partidista controla y ciega a los grupos enfrentados, escondiendo la más amplia visión de los asuntos mundiales y las necesidades de la humanidad como un todo. No hay paz, y la paz no llegará a través de un pacifismo aplicado y fanático o a través de la ruidosa conversación y el pensamiento ilusorio de quienes odian la guerra y quienes al mismo tiempo acrecientan la corriente de conquista y demoran la victoria verdadera por sus pareceres opuestos violentamente proferidos.

Les diré que todas las naciones odian la guerra y se oponen a ella; [e198] hasta Alemania, detrás del terror impuesto, se encoge de horror ante lo que se está haciendo. El mismo amor a la paz que inspira al pacifista común, inspira a quienes hoy están luchando [i235] para que la paz pueda ser el resultado de su sacrificio y el efecto de establecer esas correctas condiciones que Alemania está decidida a impedir. Sin embargo, muchas personas pacifistas y de mentalidad neutral no están dispuestas a pagar precio alguno por lo que ellas tanto dicen apreciar. Una completa negativa a luchar en favor de los Aliados y de quienes están viendo con claridad las cuestiones en juego, abriría la puerta a la dominación mundial de las Fuerzas de Materialismo y Agresión. Estas fuerzas malignas cuentan con esto cuando enfrentan al más grande neutral de todos, los Estados Unidos de América, y para lo cual se están preparando mientras diseminan su propaganda mentirosa e infiltran sus agentes en todo país y todo estado —preparatorio para una conquista pacífica de un pueblo que se niega suficientemente a valorar las cuestiones espirituales en juego para emprender acción positiva.

Y nosotros, los instructores en el lado interno, quienes por eones hemos ayudado en la preparación de la humanidad para la era de cooperación y hermandad pacífica venidera, vemos peligrar toda esta esperanza futura. Agresión y la violación de naciones pacíficas siguen adelante constantemente, mientras una nación tras otra se desmorona bajo el talón de hierro de Alemania, triturando a los pueblos del mundo y arrastrándolos a la esclavitud en una escala de servidumbre y crueldad que el mundo nunca ha visto antes. Mientras aquellos que procuraron detener el progreso de Alemania sucumben a la traición y al dolor y abandonan a sus camaradas, la máquina del mal sigue su marcha; naciones neutrales, respaldándose en su intención pacífica y afirmaciones de civilización, son absorbidas por las fuerzas que imponen la demanda alemana de espacio vital, y de este modo son despojadas de la libertad, del territorio y de todos los recursos económicos. Y, al mismo tiempo, la nación neutral más grande y más poderosa en el mundo se arma para defender sus derechos territoriales, pero se niega a armarse para la defensa de la libertad humana.

¿Hablo demasiado fuerte a aquellos de ustedes que no están participando en esta guerra planetaria? Hablo con claridad porque procuro despertarlos a las verdaderas cuestiones mientras aún hay tiempo. Procuro frenar en ustedes la idea de que el hemisferio occidental es la sede de toda civilización, el custodio de [i236] lo mejor que hay en la humanidad, y que el futuro espiritual de la humanidad reside en el preciado país de la libertad. Libertad es una cosa del alma humana y se la encuentra de punta a cabo en la raza humana entera. Civilización es un derecho humano universal y no la prerrogativa de una sola nación. Les digo que la humanidad en todas partes es de mentalidad espiritual [e199] y que la nueva raza, la civilización venidera y la cultura de la nueva era se encontrarán de punta a cabo en el mundo —la herencia universal de la raza humana. Pero en todas partes la humanidad es la víctima de propaganda —una propaganda que sólo puede ser vista en su verdadera luz cuando los hombres piensan en términos de libertad humana; cuando juntos dan los pasos necesarios para asegurar la felicidad humana y, al hacerlo, aprenden a enfrentar las condiciones mundiales tal como son, sin esconder sus cabezas en un mundo de ensueño de su propia creación. El mundo del futuro, con el cual sueñan los hombres en todas las tierras, es más que una posibilidad si los hombres asumen sus justas responsabilidades y juntos lo convierten en un hecho en la experiencia humana. Pero un mundo así no será posible durante muchos y largos años si Europa se hunde en el fragor de la batalla y bajo el impacto de la maquinaria bélica alemana. Emergerá en realización cuando haya suficientes personas en el mundo que piensen con claridad, vean la visión verdaderamente, actúen con inteligencia y enfrenten la fuerza con la fuerza, que es el único método que las fuerzas de agresión pueden comprender.

Hoy las fuerzas del mal han arrasado Francia, Bélgica, Holanda, Noruega, Polonia, Finlandia y Rumania. Nada frenó su progreso —ni la verdad, ni el poder armado, ni el sacrificio. Hoy Gran Bretaña con un puñado de sus aliados está enarbolando la bandera de la libertad humana. Con ella están Francia (pues Francia todavía es fiel por millares a la verdad y a la libertad), Polonia, Holanda, Noruega y Bélgica —todas representadas en esa pequeña fortaleza de las Fuerzas de la Luz que son las Islas Británicas. Detrás están sus grandes imperios con sus recursos aún intactos. Detrás de ellos además están las personas de mentalidad espiritual en toda nación, y detrás de todos ellos está la Jerarquía de Luz. En este intervalo previo a la lucha final, escribo a [i237] quienes están observando con simpatía pero sin sacrificio y les pregunto: ¿Dónde están ustedes?

Les traigo algunos de los contrastes en esta guerra, con toda sencillez y en un esfuerzo por posibilitarles elegir la acción correcta.

El primer gran contraste podría ser llamado el camino de apaciguamiento y el camino de agresión. El método de discusión pacífica fue probado por los pueblos amantes de la paz, de Francia y Gran Bretaña, y el camino de agresión, desarrollado durante muchos años, es el camino de Alemania, de Rusia y, en menor grado, de Italia. Les recordaría que es para eterna honra de los Aliados (aunque ello careció de sentido común mundano) que sus preparativos para la guerra resultaran inadecuados frente a la preparación [e200] alemana. Ellos no estaban concentrados en su esfuerzo de guerra, pues el valor superior de civilización mundial los absorbía a ellos y las actividades de sus imperios, que viven en paz dentro de sí mismos. Han cometido muchos y graves errores en el pasado (como todos los pueblos), pero suyo es el camino de expiación y de sacrificio, voluntariamente aceptado, y su recompensa es la libertad de la humanidad.

Les daré otro contraste, que surge del anterior. Es el énfasis sobre un nuevo orden mundial dentro de un mundo que cambia rápidamente. Los Aliados sostienen un punto de vista; los alemanes, otro. Hoy los hombres de visión luchan y mueren por este mundo nuevo y mejor y por introducir las condiciones donde pueda ser posible la paz y pueda desarrollarse el nuevo orden mundial. El contraste es el orden mundial forzoso, enfatizado por la así llamada “súper raza alemana”, que centralizará al mundo alrededor de Alemania, para el engrandecimiento de Alemania, para la expansión del espacio vital alemán y la provisión de la necesidad económica de Alemania —un orden forzado por el terror, por la crueldad y la muerte, ignorando las necesidades de la humanidad como un todo y los derechos de todas las otras naciones, y sacrificando el mundo entero, si fuera necesario, para gloria de Alemania. Les pediría que contrasten esta regla y orden germano-impuesta, su avidez de expansión territorial y su implacable adquisición de los bienes y posesión [i238] de otras naciones, con el expreso objetivo de los Aliados, reiterado una y otra vez en los discursos de los estadistas tanto de Francia como de Gran Bretaña y resumido en las palabras de un gran inglés, un funcionario gubernamental y un aspirante al bien y la verdad:

“Cuando llegue el momento usaremos toda nuestra influencia en la construcción de un nuevo mundo en el que las naciones no permitirán que la insana rivalidad armada niegue sus esperanzas de vida más plena y confianza futura, ni estarán para siempre dominadas por sombríos presentimientos de desastre. El nuevo mundo que buscamos conseguirá la cooperación de todos los pueblos sobre una base de igualdad humana, dignidad y tolerancia mutua. Tendremos que meditar a fondo muchas cosas que se hallan en la ruta de los contactos internacionales —sociales, políticos y económicos— y encontrar medios de reconciliar la necesidad de cambio en un mundo que cambia constantemente con seguridad contra la perturbación de la paz general mediante el recurso a la violencia. Todas las naciones tienen su contribución para hacer a este orden que crearemos, y sobre nuestro pueblo pesará una gran responsabilidad, tanto en pensamiento como en [e201] acción. Nosotros, no menos que otros, tenemos nuestra lección que aprender de los fracasos y desengaños pasados.”

Quisiera que notaran el reconocimiento, por este vocero de los Aliados, de la necesidad de cambio, la conciencialización del orden mundial venidero y la humilde declaración respecto a los errores pasados.

Llamaría muy brevemente vuestra atención también sobre el contraste en los métodos empleados: crueldad versus bondad, despiadado bombardeo y ametrallamiento por un lado y la constante abstención, por parte de los Aliados, de atacar al enemigo por temor de matar a los indefensos; llamaría vuestra atención sobre la trasmisión de radio desde Gran Bretaña, advirtiendo a los alemanes protegerse cuando oyeran volar los aviones británicos sobre Alemania. Llamaría vuestra atención sobre la reticente pero verídica propaganda que no enfatiza [i239] lo que pudiera incitar el odio, y la información falsa desde Berlín y ciudades conquistadas. No es mi propósito hacer más que indicar estos contrastes que surgen de una muy divergente actitud subjetiva hacia la humanidad. Sin embargo, para todos nosotros es de valor enfrentarlos en el proceso de clarificar cuestiones. El contraste básico entre libertad de expresión, pensamiento y acción que distingue a las democracias, y la cruel supresión de toda libertad de pensamiento y actividad personal que controla a las masas en Alemania hoy día, es demasiado bien conocido y no requiere que yo lo enfatice. Pero llevo estos contrastes a vuestra atención, pidiéndoles que reconozcan vuestra responsabilidad de respaldar a quienes luchan por la libertad y de poner fin a la actividad de quienes son los enemigos de toda libertad humana.

Les pediría que ejerciten su imaginación en un esfuerzo por visualizar un mundo en el que hubiera una completa derrota de los Aliados, expresando como lo hacen, los ideales que las Fuerzas de la Luz siempre han representado. Les recordaría dos cosas: Primero, que estas Fuerzas fueron derrotadas en la fase anterior del conflicto miles de años atrás, y en segundo lugar que —si Ellas nuevamente caen derrotadas— será en gran parte debido a la falta de preparación y a la actitud pacífica de los neutrales del mundo. Si los Aliados hubieran estado listos (y eso en sí habría indicado actitudes similares a las que ahora está expresando Alemania) y si los neutrales hubieran permanecido unidos desde el comienzo de las hostilidades y proclamado como una sola voz: Esto no debe ser —Alemania entonces habría sido frenada en su progreso triunfante.

Los Aliados, sin embargo, no estaban preparados para la embestida de las fuerzas del mal; en el plano físico, su posición no era inexpugnable. Los neutrales al mismo tiempo han elegido y [e202] todavía están eligiendo el camino negativo y débil; y a través de temor, un idealismo inapropiado, o un espíritu separativo, además del fracaso en captar la agudeza de la crisis mundial y sus implicaciones significativas, han puesto a la humanidad en una posición de desastre inminente aunque no inevitable. Estos son puntos que requieren cuidadosa consideración y consecuente reajuste de la actitud de quienes nada están [i240] haciendo para promover los esfuerzos de las Fuerzas de Luz y de los hombres de buena voluntad en todo el mundo.

¿Qué deberá hacerse para detener el progreso de la agresión, del nacionalismo egoísta y del ataque cruel sobre los débiles y los indefensos? Estas cualidades son rampantes en Alemania. Se las encuentra en menor medida en muchas otras naciones, y al nacionalismo egoísta se lo encuentra en todas hasta cierto grado, aun cuando no esté acompañado de militancia o tenga su paralelo en un verdadero idealismo. Propio interés, visión miope y prejuicio gobiernan básicamente a la neutralidad y hacen que las naciones neutrales, las Américas inclusive, se armen para defensa pero rehúsen luchar por el bienestar humano. ¿Cómo, entonces, despertaremos el mundo a las realidades de la situación y así enfocar y dirigir un gran esfuerzo mundial para sacudir el yugo de los dictadores mientras buscan dominar las tierras fuera de la suya propia? ¿Cómo liberaremos a la humanidad para que dé su próximo paso adelante, sin temor ni terror y sólo condicionada por un mundo que unidamente está buscando hacer lo que es mejor para el todo, y no simplemente lo que es mejor materialmente para la parte? Estas son las preguntas con las que nos enfrentamos hoy. Desesperada y temerosamente, los hombres están buscando una solución y pidiendo ayuda y consuelo por doquier. La demanda tan ampliamente prevalente en este momento por intervención divina, ¿se elevará con tanta fuerza hasta el cielo que forzosamente evocará una respuesta y, al mismo tiempo, privará al género humano de su derecho a arreglar sus propios asuntos, dirimir sus propias cuestiones y progresar por el método de prueba y error, por el éxito de su propia clara visión y su firme determinación de encontrar la correcta salida de la situación? Tal intervención es posible, pero las Fuerzas del conocimiento espiritual no la consideran deseable. Por lo tanto están conteniendo Su mano, sintiendo que esta vez la humanidad debe ser animada a batallar hasta el fin en nombre de su esperanza y su visión. Los hombres oran por la paz pero no pagarán el precio de la paz. Orando tranquilamente y dejando el trabajo a otros hombres, otras fuerzas, o Dios, es el camino fácil, que satisface a la naturaleza emocional pero no implica claro pensar. La humanidad ha alcanzado la mayoría de edad; la etapa infantil terminó, y para [i241] prosperidad o miseria, para bien o para mal, los hombres deben decidir por [e203] sí mismos el camino que el mundo, sus gobiernos y su orden social deben seguir.

Un nuevo orden mundial es posible, y hay ciertos pasos que es necesario dar si la visión de este nuevo mundo ha de ingresar al ámbito del hecho consumado. Puedo —con la mayor brevedad— señalarles ciertos ángulos de visión; puedo indicar las señales en el camino hacia el futuro orden mundial. Me encontraré en la posición de asegurarles al mismo tiempo que cada paso de ese camino conllevará una lucha, el vuelco de lo que es antiguo y amado y la destrucción de lo que es inhumano, egoísta y cruel; tendré que recalcarles la primordial e inicial necesidad de derrocar las fuerzas de agresión atrincheradas como funcionan hoy por intermedio de los poderes totalitarios.

Primero, pediría a todos ustedes que mediten sobre la visión de este nuevo orden mundial, preservando una mente abierta y conciencializando que este nuevo modo de vivir se cierne sobre la humanidad y se materializará cuando el egoísmo sea derrotado, rectas relaciones humanas sean correctamente previstas, y el ideal de este nuevo orden mundial esté divorciado de todos los conceptos y las aspiraciones nacionalistas. No será un mundo americano, o un mundo francés, o un mundo británico, o un mundo totalitario. Será el resultado de la civilización que está pasando y la cultura que es la flor de esa civilización, pero al mismo tiempo no será ninguna de ellas. Será un mundo humano, basado en recta comprensión de correctas relaciones humanas, en el reconocimiento de iguales oportunidades educativas para todos los hombres, para todas las razas y todas las naciones, y en la conciencialización fundamental de que “Dios ha hecho de una sola sangre todos los pueblos sobre la tierra”. Será un mundo en el que distinciones raciales y unidades nacionales serán reconocidas como enriqueciendo el todo y como contribuyendo a la significación de humanidad. Tales distinciones y nacionalidades serán preservadas y cultivadas, no en un aislamiento separativo, sino en la conciencialización de que los muchos aspectos de diferenciación y desenvolvimiento humano producen un solo todo [i242] noble, y que todas las partes de este todo son interdependientes. Todos comprehenderán su relación mutua en un solo empeño progresivo, sintético, humano, y la empresa de vivir unido producirá una obra interior que florecerá en adelante en la producción de una belleza y una riqueza que distinguirán a la humanidad como un todo. Todos participarán en esto, con sabiduría y una planeada eficiencia, ofreciendo a la vida planetaria y mutuamente aquello que tienen para contribuir. Esto se hará posible porque todo el género humano será reconocido como la unidad esencial y de mayor importancia espiritual que la parte.

Esto no es un sueño vano y visionario. Ya está sucediendo. Movimientos embrionarios hacia esta síntesis mundial ya se están haciendo. Hay un sueño de federación, de interdependencia [e204] económica y de unidad religiosa, además de interrelación social y nacional que rápidamente está tomando forma, primero en las mentes de los hombres y luego en experimentos. Hay un lazo de propósito unido, sentido por muchos en los campos político y económico, que no es cumplimiento de deseo o fantasía, sino indicativo de una realidad emergente. Es sentido y reconocido por pensadores en todas partes, y se ha elaborado en el campo de gobierno por intermedio de la federación de los Dominios Británicos y su relación con Gran Bretaña, y en la federación de los Estados Unidos de América. Se halla distorsionado y parodiado en el concepto del superestado con el cual los dictadores del mundo glamurizan a sus pueblos. Pero se están forjando los eslabones que harán descender la visión y precipitarán en la tierra el patrón de cosas como deberían ser en este próximo ciclo mundial.

Cuando esta visión del nuevo orden mundial haya sido captada por los hombres y mujeres de buena voluntad en todas las naciones, y cuando se haya vuelto parte de la vida y mente de todo discípulo y aspirante, entonces el paso siguiente será estudiar los factores que estén estorbando su materialización. Para esto, una amplia tolerancia y una mente sin prejuicios son esenciales, y estas cualidades son raras en el estudiante medio y el hombre de pueblo. Pasados errores nacionales deben ser encarados; [i243] el egoísmo en las esferas tanto del capital como del trabajo debe ser reconocido; ceguera, ambiciones nacionalistas, adhesión a antiguas demandas territoriales y derechos asumidos, posesividad heredada, la negativa a renunciar a ganancias pasadas, los trastornos en las áreas de conciencia religiosas y sociales, incertidumbre en cuanto a las realidades de la vida subjetiva y espiritual y las insinceridades, basadas en glamur y temor —todos estos factores están entretejidos en el patrón de vida de toda nación, sin excepción, y son explotados por las fuerzas del mal y evadidos por las personas del mundo bienintencionadas pero débiles. Todos estos factores deben ser vistos en su verdadera perspectiva. Los ojos de las personas que procuran trabajar bajo las Fuerzas de la Luz deben ser levantados del mundo de efectos al reino de causas; debe haber apreciación de los factores que han creado y condicionado el mundo moderno y estos factores predisponentes deben ser reconocidos por lo que son. Esta evaluación de la situación y este reconocimiento de culpa y responsabilidad deben prologar todo intento de hacer descender a existencia activa el nuevo orden mundial.

Este nuevo mundo no llegará como una respuesta a la plegaria o por la pasiva quimera y expectativa del idealista amante de la paz y visionario místico. Ellos señalan [e205] el camino e indican el objetivo necesario. Llegará cuando el místico y el hombre de visión despierte a la necesidad de la hora y descienda desde el mundo de sueños, de teorías y de palabras, a la dura palestra de la vida cotidiana y pública. Debe estar dispuesto a luchar por lo que desea y sabe que es bueno, verdadero y correcto, y debe permanecer firme contra aquellos que procuran distorsionar la visión y frenar su aparición, armándose para la batalla a fin de que sea posible el desarme final.

Una clara visión del futuro orden mundial (en delineamiento amplio y general pero no en detalle), un reconocimiento inteligente de los estorbos e impedimentos que bloquean su aparición, y una disposición a dar los pasos necesarios en el plano físico, pagar el precio requerido y ofrecer los sacrificios demandados son actitudes esenciales, previas a la eliminación de los estorbos que entorpecen el camino del [i244] nuevo mundo venidero. Es una visión práctica —largamente deseada, muy discutida y claramente delineada. Los estorbos parecen ser muchos, pero todos pueden ser resumidos en la sola palabra Egoísmo —egoísmo nacional, racial, político, religioso e individual.

El aspecto práctico del modo de eliminar los estorbos también puede ser declarado sencillamente. La visión aparecerá como un hecho en la Tierra cuando los individuos voluntariamente sumerjan sus intereses personales en el bien del grupo; cuando el grupo o los grupos fusionen sus intereses en el bien nacional, cuando las naciones abandonen sus propósitos y metas egoístas por el bien internacional, y cuando esta recta relación internacional esté basada en el bien total de la humanidad misma. De este modo el individuo puede desempeñar su parte en el todo mayor, y se necesita su ayuda, y de este modo se anula el sentido de futilidad individual. Al hombre menos importante en la unidad nacional menos importante le llega el llamado a sacrificarse y servir al grupo del cual es parte. Al fin, la humanidad misma es de este modo impulsada —otra vez como unidad integral— al servicio de la Vida Planetaria.

En lo que antecede tienen ustedes un intento de describir la visión más amplia con su esfuerzo práctico, demandado, y además un indicio de la posibilidad más grande que enfrenta a la humanidad. Los Aliados en verdad luchan por esto, y contra esto Alemania hoy reúne su maquinaria bélica.

¿Qué hay ahora del presente inmediato, y qué puede hacer el individuo para ayudar a la causa de la humanidad y frenar la marea del mal? Si ya está luchando del lado de las Fuerzas de Luz y de los Aliados, él conoce su destino y servicio. Pero, ¿qué hay de quienes [e206] ponen en duda lo que pueden hacer y sin embargo ansían ver con claridad y desempeñar su parte cuando tengan visión correcta? A ellos les diría las siguientes cosas:

1. Eliminen de su conciencia el prejuicio, el orgullo nacional y las antipatías religiosas. Los antiguos errores de los Aliados, como los trasmite la historia, son hechos que ellos mismos no niegan. No están solos en el egoísmo, pues [i245] los mismos defectos contaminan todo registro nacional. Pero ellos hoy representan un orden nuevo y espiritual, basado en un deseo de síntesis, correctos métodos de gobierno y el bien del pueblo. El nefasto pasado de todas las naciones hoy es usado como una excusa por quienes no eligen hacerse cargo de la responsabilidad ni sacrificar nada por la causa de la humanidad. Un reconocimiento de nuestras propias deficiencias y un espíritu de tolerancia y perdón, hoy lo necesitamos todos.

2. Rehúsen temer cualquier resultado de la acción correcta y positiva. Hoy el temor está detrás de muchas de las actitudes discrepantes, y el temor mata la verdad, esconde la visión y frena la correcta acción. El gran Líder de esta era cristiana nos ha advertido que no temamos a quienes matan el cuerpo, sino que temamos sólo a quienes procuran matar el alma. Las fuerzas de agresión están lenta y despiadadamente extinguiendo amor y esperanza (cualidades del alma) en las tierras conquistadas y en Alemania. Esto, junto con la gran súplica humanitaria, es razón suficiente para impeler a todos los hombres de buena voluntad a tomar las armas de parte de las Fuerzas de Luz. Encomendaría esto a vuestra atención imaginativa. Exponiéndolo aún más prácticamente, preguntaría: ¿Les importaría tener a sus hijos sometidos a los procesos educativos del régimen nazi —con su aplastamiento de toda la humanidad, su énfasis en el orgullo de raza y su culto a la crueldad? ¿Pueden entonces permanecer indolentemente al margen o simplemente recurrir a la plegaria y hablar sobre las bellezas de la paz cuando los niños pequeños en las tierras ocupadas caen bajo el sistema alemán de crimen-del-alma? Entonces, en aras de ellos, rehúsen temer.

3. Habiendo presentido la visión, reconocido los estorbos y lidiado con el prejuicio y temor innato, entonces se le evidenciará (frente a esta peligrosa crisis) qué debe hacer. No me corresponde decirle qué es. Decidir los detalles le corresponde a usted; los métodos que deba emplear se volverán claros para usted; las cuestiones humanitarias se le volverán cada vez más obvias; entonces se alineará de parte de las Fuerzas de Luz y sostendrá las manos de quienes están luchando por paz y seguridad mundial, preliminar a la inauguración del nuevo orden [i246] mundial. Esto lo hará sin pensamiento alguno del yo. Enfrentará la vida de verdad y sinceramente, con un sacrificio plenamente dedicado de tiempo, [e207] del yo, de dinero y, si es necesario, de la vida. Conciencializará dinámicamente que la actitud del espectador pasivo no es la del agente de las Fuerzas de Luz o de quien ama a la humanidad.

4. También aprenderá a mantener su mente libre de odio, rehusando odiar al pecador engañado incluso al imponerle la pena de su pecado. Odio y separación deben cesar, y cesarán a medida que el aspirante individual los arranque de raíz en su propia vida. El gran error de los de mentalidad neutral y del pacifista, es su negación a identificarse constructivamente con el dolor humano. Incluso cuando reacciona con violenta emoción a causa del sufrimiento, por ejemplo, de niños pequeños en esta gran guerra, y del refugiado indefenso, verdaderamente no le importa lo suficiente como para hacer algo acerca de la situación, porque implica sacrificio. Esto suena duro, pero es una declaración de hecho necesaria. La simpatía que no produce acción positiva de alguna especie deviene una llaga supurante.

De este modo, mediante pensamiento, palabra y obra, quien ama a la humanidad entrará en la batalla contra el mal; con completo auto-olvido abrazará la causa de la humanidad, no escondiéndose detrás del sentimiento de futilidad ni buscando excusa alguna en un idealismo malinterpretado. Afrontará los hechos de la situación actual a la luz que afluye de la visión misma. Entonces seguirá adelante hacia la era de rectas relaciones humanas, de unidad espiritual y recursos compartidos con completa confianza porque su sentido de los valores está ajustado. Sabe que la humanidad tiene una misión divina que debe ser llevada a cabo en alas del amor, a través de acción comprensiva, servicio altruista y la disposición a morir en la batalla si ese es el único camino en que su hermano puede ser servido y liberado.

Habiendo presentado ahora la actitud hacia la presente crisis mundial que me parece consistente con todo lo que enseñé en el pasado y en línea con la enseñanza de la [i247] Jerarquía, y habiendo aclarado el dualismo básico que subyace a este conflicto y señalado las líneas de demarcación que claramente están emergiendo, ahora los llamo a todos ustedes a permanecer con las Fuerzas de Luz.

Estos son días difíciles y terribles. Se necesitan hombres y mujeres que tengan el valor y el insight para permanecer con firmeza y dar los pasos necesarios —cualesquiera que sean— para poner fin a esta guerra. Vastos sectores de la humanidad no pueden hacer más que consentir el triste destino que los ha tomado por sorpresa. Son incapaces de pensar, orar o incluso llamar a la fe en su ayuda. Se sienten sin esperanza. Para ellos, ustedes deben pensar; por ellos, ustedes deben orar; por ellos, ustedes deben tener fe y —por encima de todo lo demás en este momento— para ellos ustedes deben actuar. El trabajo [e208] de reconstrucción reside en el futuro. Lo que hoy se demanda es la construcción de un baluarte de defensa alrededor de la humanidad; luego —habiendo cumplido cada requisito del plano físico— permanecer inamovible. Pero deben permanecer con los rostros vueltos hacia el enemigo de las almas de los hombres, listos para presentar batalla, literal y físicamente, listos para dar cada paso necesario para hacer retroceder al enemigo, y listos a sacrificar al máximo de manera que él no pueda avanzar más.

Por consiguiente, el trabajo de ustedes será de naturaleza triple. En los niveles de conciencia mental, vuestra visión de la necesidad y del futuro será clara, inspirándolos y permitiéndoles ser una fuente de fortaleza para todos a vuestro alrededor; vuestra fe atenderá detrás de lo evidente a la “sustancia de cosas esperadas, la evidencia de cosas no vistas”, como lo expresa el iniciado Pablo; vuestro pensamiento entonces estará anclado en correcta acción, dirigido por el alma. En el lado emocional de la vida, no hallarán tiempo alguno para lágrimas vanas o para charla vaga, simpática, porque estarán completamente identificados con lo que está sucediendo y toda la energía emocional estará dirigida a la búsqueda de cada modo disponible de aliviar prácticamente el dolor. La energía del corazón estará ocupada con la tarea de dar ayuda comprensiva para que no haya campo de acción para las usuales reacciones emocionales del plexo solar. En el plano físico no estarán ocupados con el problema de qué hacer, [i248] porque cada esfuerzo físico, tiempo y énfasis de la personalidad estarán dirigidos a cargar con la parte que les corresponde para frenar cualquier avance adicional de las fuerzas de agresión. Esto podría significar luchar en las filas de los ejércitos aliados, o podría significar conducir una ambulancia bajo los auspicios de la Cruz Roja; recaudar fondos para socorrer a los refugiados; hablar en plataformas públicas o a grupos sobre los asuntos que están en juego, o participar en alguna forma de esfuerzo nacional para llevar ayuda y fortaleza a los Aliados. Sea lo que sea, requerirá todo aquello que está en ustedes y todo aquello que ustedes son, integrado y dirigido a un esfuerzo sostenido, sustancial y centralizado.

Arrojará vuestra voluntad-al-bien detrás de cada intento de frustrar las actividades de la alianza maligna que puedan encontrar en vuestro entorno; os llevará a trabajar con vigilancia por el bien de vuestro propio país, aumentando al mismo tiempo la marea del esfuerzo nacional para poner fin a la guerra mediante la victoria tangible de las Fuerzas de Luz. Reflexionen sobre estas palabras.

El esfuerzo de buena voluntad del mundo, que anteriormente procuré inaugurar y sintetizar, ha pasado por una etapa negativa y por un intervalo en el cual no fue posible trabajar activamente. Las necesidades del nuevo grupo de servidores del [e209] mundo lo llaman ahora a una renovada actividad positiva. El redescubrimiento y el inmediato apoyo a los miembros de este grupo deben ser emprendidos de nuevo. En todas las tierras deben ser alcanzados, si es posible, y rehabilitados con sabiduría, y re-establecidos subjetivamente. Deben ser ayudados objetivamente y de nuevo inspirados a trabajar para que puedan formar el núcleo de las Fuerzas de Reconstrucción cuando las Fuerzas de la Luz hayan conseguido la victoria sobre las fuerzas de agresión. Este es el primer punto que les pediría considerar hacer.

Lo segundo es comenzar el uso dinámico de otra Estanza de la Gran Invocación. La que hasta ahora han usado ya ha servido a su propósito inmediato, aunque de nuevo pueda ser puesta en uso después de que la guerra haya terminado. Les doy ahora otra serie de frases que pueden (si se las usa correctamente) invocar a las Fuerzas de la Voluntad Divina del lado de las [i249] Fuerzas de Luz. No es fácil dar una traducción o paráfrasis adecuada de este mantra-de-poder, ni es fácil reducirlo suficientemente para que todos puedan usarlo de manera segura, pero al mismo tiempo preservar su cualidad desafiante, dinámica. Las siguientes sentencias bastarán, sin embargo, y si ustedes las usan con intención enfocada y con la actitud de una personalidad sacrificial (mantenida silenciosamente dedicada en la luz del alma), se puede generar mucho poder. A lo largo de las líneas de poder que así puedan tener éxito en establecer, puede llegar lo que se necesita para liberar a la humanidad de la esclavitud del mal, siempre que la naturaleza de la voluntad sacrificial sea un tanto comprendida por ustedes.

Que surjan los Señores de la Liberación.
Que traigan socorro a los hijos de los hombres.
Que se manifieste el Jinete del Lugar secreto, y viniendo, salve.
Manifiéstate, oh Poderoso.

Que las almas de los hombres despierten a la Luz.
Que permanezcan con intención masiva.
Que brote el fíat del Señor: ¡Ha llegado el fin de la aflicción!
Manifiéstate, oh Poderoso.

La hora de servicio de la Fuerza Salvadora ha llegado ahora.
Que se esparza al exterior, oh Poderoso.
Que la Luz, el Amor, el Poder y la Muerte, Cumplan el propósito de Aquel Que Viene.

La Voluntad de salvar está aquí,
El Amor para llevar adelante la tarea está ampliamente esparcido al exterior.
La Ayuda Activa de todos los que conocen la verdad también está aquí.
Manifiéstate, oh Poderoso, y combina estos tres.
Construye una gran muralla defensora.
El imperio del mal debe terminar ahora.

[e210]

Si, por lo tanto, dicen estas tres estanzas con una voluntad afirmativa enfocada, una gran potencia puede ser soltada para [i250] el salvamento de la humanidad y la derrota inmediata de las fuerzas de agresión. Pero reiteraría que el uso de estas palabras debe ser acompañado por la dedicación de la vida de vuestra personalidad a la causa de la humanidad, y por la trasmutación de vuestra voluntad personal en la voluntad sacrificial del alma.

Finalmente, les pediría ponerse en contacto tan pronto como puedan con la sede del trabajo de buena voluntad e indicar además vuestra disposición a cooperar en la más plena medida con las Fuerzas de Luz. Esto servirá prácticamente para enfocar vuestro esfuerzo. Les pediría también que posibiliten la difusión de este artículo en la más amplia escala posible, para que el uso de la nueva Invocación pueda generalizarse. Hay muchos a quienes podría enviarse, y los suscitaría a una actividad renovada y a un esfuerzo pleno de esperanza. Les pediría que usen esta nueva Invocación con fe, pues armoniza en una unidad magnética las fuerzas de la divina Voluntad-al-Bien, el Amor que subyace en los esfuerzos de la Jerarquía y la Actividad Inteligente de la humanidad, creando así una reserva de poder en la cual puede verterse la energía de los tres centros divinos y de la cual pueden valerse las Fuerzas de Luz. Decir esta Invocación no es un sustituto del esfuerzo de vuestra parte en el plano físico; es complementario a eso, y cuanto más estén sirviendo sobre el plano físico, más efectivo será vuestro uso de la nueva Invocación.

Anteriormente dije que pudo haberse evitado la expresión de la guerra en el plano físico si los discípulos y aspirantes del mundo hubieran estado a la altura de su oportunidad y sus responsabilidades. A la Gran Invocación se la volvió relativamente impotente, desde el ángulo de utilidad dinámica, porque la mayoría de quienes la usaron la convirtieron en una plegaria por la paz. Era en cambio una gran demanda invocadora espiritualmente militante. Esto no debe suceder con esta Estanza de Invocación. Es una demanda; es también una autorizada afirmación del hecho existente; pone en movimiento agencias y fuerzas hasta ahora quiescentes, y estas pueden cambiar la faz del campo de batalla mundial; invoca al Príncipe de Paz, pero [i251] Él lleva una espada, y los efectos de Su actividad pueden resultar sorprendentes para quienes ven sólo las necesidades del aspecto forma de la humanidad.

Que la fortaleza y la iluminación sean de ustedes, y el poder para resistir y la capacidad de luchar por la liberación de la humanidad, es la plegaria y el llamamiento de vuestro hermano, el Tibetano.

[La Exteriorización de la Jerarquía (edición en revisión), “La Crisis Mundial Hoy”, 30/06/1940]

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