El pasado ha aportado su trabajo terminado; el presente está evocando su desarrollo justo y correcto; aparece el maravilloso futuro de divina posibilidad —sus resultados supeditados a un espíritu de correcta comprensión e invocación.
Espíritu de invocación es básicamente
una acción que produce reacción.
Se ha prestado poca atención al factor invocación como lo expresan los pueblos del mundo; sin embargo, en el trascurso de las edades, el clamor invocador de la humanidad se ha elevado hacia la Jerarquía y trajo respuesta. Algún día se hará un estudio científico de las grandes plegarias mundiales, los enunciados espirituales y las demandas invocadoras, y su relación con los acontecimientos mundiales; esta relación se evidenciará en forma iluminadora, y el resultado será una vinculación más estrecha entre la tierra y los centros espirituales de amor y de vida.
Aparentemente la belleza y la fuerza de esta Invocación reside en su sencillez y en la expresión de ciertas verdades esenciales que todos los hombres aceptan innata y normalmente —la verdad de la existencia de una Inteligencia básica a la que vagamente damos el nombre de Dios; la verdad de que detrás de toda apariencia externa, el Amor es el poder motivador del Universo; la verdad de que vino a la Tierra una gran Individualidad llamada Cristo por los cristianos, que encarnó ese amor para que pudiéramos comprender; la verdad de que el Amor y la Inteligencia son consecuencia de lo que se denomina Voluntad de Dios y, finalmente, la verdad de que el Plan divino sólo puede desarrollarse a través de la Humanidad.
Este mantra es peculiar y esencialmente el Propio mantra del Cristo, y su sonido se difundió al mundo entero por medio de Su enunciación y a través del uso por la Jerarquía. Ahora sus palabras deben emitirse en el mundo entero por medio de su enunciación por los hombres en todas partes, y su significado debe ser expresado por las masas a su debido tiempo.
Esta Invocación ya está ayudando mucho a cambiar los asuntos mundiales —mucho más de lo que puede aparecer a vuestros ojos. Pero más queda por hacer.
La Gran Invocación, el O.M. y todas las Palabras de Poder, deben surgir del alma (cuya naturaleza es amor y cuyo propósito es únicamente el bien grupal), apoyada u “ocultamente impulsada” (traducción de una idea oculta casi intraducible) por el dinámico aspecto voluntad, y exteriorizadas como una integrada forma mental sobre una corriente de sustancia mental viviente e iluminada. En consecuencia, este proceso pone en actividad la voluntad, el amor y la inteligencia del hombre que emplea tales palabras y fórmulas.
La claridad del deseo y de la aspiración espirituales está expresada en estas palabras de tal forma, que su empleo no ofrece ninguna barrera para los diversos tipos de mente que puedan recibirla.
Las tres primeras estrofas o versos invocan, llaman o apelan a los tres aspectos de la vida divina universalmente reconocidos —la mente de Dios, el amor de Dios y la voluntad o propósito de Dios; la cuarta estrofa señala la relación de la humanidad con las tres energías, inteligencia, amor y voluntad, y la profunda responsabilidad del género humano para implementar la difusión del amor y la luz en la Tierra.
Habiendo invocado los tres aspectos o poderes de la Mente, del Amor y de la Voluntad, en las cuartas tres líneas tenemos indicio del arraigo de todos estos poderes en la humanidad misma, en “el Centro que llamamos la raza de los hombres”. Aquí y sólo aquí, reside la promesa del futuro y su esperanza y oportunidad. Aquí y sólo aquí, todas las cualidades divinas —en tiempo y espacio— pueden expresarse y cumplirse; aquí y sólo aquí, puede verdaderamente nacer el amor, actuar correctamente la inteligencia y la Voluntad de Dios demostrar su buena voluntad efectiva. Por intermedio de la humanidad, sola y sin ayuda (excepto por el Espíritu divino que existe en cada ser humano), puede “ser sellada la puerta donde se halla el mal”. No es Sanat Kumara que sella esa puerta; no es la Jerarquía que obliga al mal a retroceder al lugar de donde vino.
Es la humanidad que lucha, aspira y sufre, a quien se le ha confiado la tarea y, hermano mío, la humanidad es apta para esa tarea.
Por el claro pensar, el pensamiento dirigido y la percepción mental, las energías espirituales pueden convertirse en objetos del deseo humano. Las ideas son simplemente canales para las nuevas y deseadas energías divinas; los ideales son estas ideas cambiadas o reducidas a formas mentales y así presentadas al público. Las ideas telepáticamente se convierten en ideales, que es otra manera de expresar la antigua ley, “la energía sigue al pensamiento”.
Nadie puede emplear esta Invocación o plegaria para obtener iluminación y amor sin causar profundos cambios en sus propias actitudes; la intención de su vida, el carácter y las metas, cambiarán y alterarán la vida y la harán espiritualmente útil.
“Como el hombre piensa en su corazón así es él”, constituye una ley básica de la naturaleza, por lo tanto, la constante orientación de la mente hacia la necesidad de luz y la perspectiva de iluminación no pueden ser ni serán ineficaces.
Los tres aspectos de la divinidad en el hombre logran expresión práctica por medio de la influencia de la Gran Invocación, tanto en utilidad viviente como en verdadera comprensión…
La buena voluntad, como la práctica y posible expresión del amor, se manifiesta en la tierra evocando correcta relación;
La luz, como la expresión de la Jerarquía, afluye a la conciencia humana irradiando a todos los lugares oscuros y evocando respuesta de todas las formas de vida…
La paz, como la expresión de la voluntad de Shamballa, produce equilibrio, síntesis y comprensión, más un espíritu de invocación que es básicamente una acción que produce reacción.
Esto se manifiesta como el primer gran trabajo creador y mágico del que es capaz la humanidad, poniendo en marcha, como lo hace, los tres aspectos divinos a una actividad simultánea acorde a la voluntad de Dios.
La fusión de muchas mentes en una actividad dirigida es hoy de importancia suprema… Unidad de dirigido pensamiento y propósito es la garantía del futuro e inevitable éxito. El poder del pensamiento masivo es omnipotente. La potencia de la actividad mental enfocada y dirigida es impredecible. Si aceptan esta premisa y esta afirmación, entonces actúen de acuerdo con ello.
Extractos de “Discipulado en la Nueva Era”, T. II, “La Exteriorización de la Jerarquía” y “Los Rayos y Las Iniciaciones”, por Alice A. Bailey.