Durante décadas, nosotros, los instructores de la raza de los hombres, hemos observado que ciertas grandes tendencias mundiales o planetarias toman forma, asumen delineamientos definidos y pronunciados y se convierten en potencias condicionantes. Esta formación y definición era esencial si la cuestión tenía que ser presentada con claridad a la humanidad, permitiendo así a los hijos de los hombres hacer una elección básica y poner en sus manos ciertas determinaciones que, de ser correctamente dirigidas, podrían forjar para ellos un nuevo y mejor futuro. Tal presentación no fue posible antes, porque nunca antes el género humano alcanzó la etapa en que pudiera captar la situación inteligentemente o estuviera tan estrecha y rápidamente interrelacionado por la radio, el teléfono, la prensa y el telégrafo. Las elecciones necesarias pueden hacerse ahora en cooperación, en consulta y con los ojos abiertos. Las personas reflexivas de cada país tienen claramente ante sí la elección, y de su decisión depende la suerte de las masas menos inteligentes. De allí la responsabilidad actual de los líderes nacionales, de los representantes del pueblo en los gobiernos, de las iglesias y de los intelectuales de todos los países, sin excepción alguna. No debería esquivarse ni eludirse la responsabilidad, lo cual sucede muy a menudo.
En comunicaciones pasadas hablé con frecuencia de las Fuerzas de la Luz y de las Fuerzas del Materialismo, significando con estos términos las prevalecientes tendencias hacia la hermandad, las rectas relaciones humanas y el propósito altruista, y aquellas que invierten estas tendencias superiores e introducen en los asuntos humanos la adquisición egoísta, el énfasis sobre los intereses materiales, la agresión y la crueldad brutales. Las dos posiciones son claras para el observador libre de prejuicios.
Una de las cosas que los guías espirituales de la humanidad trataron de hacer es llevar con toda claridad a la atención de los hombres la dualidad básica que existe en el mundo actualmente —la dualidad de la vida egoísta material y la de los objetivos espirituales altruistas, lo cual está hoy muy definido. Tienen por delante la segunda etapa que deben desempeñar, y consiste en estimular la visión de los hombres en todas partes de tal manera que —empezando por la intelectualidad— puedan conscientemente pronunciarse por una u otra de las dos banderas y saber así lo que están haciendo y por qué lo hacen. Los de mentalidad neutral vacilan entre ambas, y hasta la fecha nada han hecho.
El horror a la guerra y el anhelo de paz no excusan un pensar negligente; tampoco proporcionan una coartada o la oportunidad de eludir la responsabilidad individual o nacional. El conflicto está en marcha. Es de antiguo linaje. Las cuestiones están claramente marcadas entre el bien y el mal, entre la bondad y la crueldad, entre la libertad y la agresión. Evadir la responsabilidad debido a los errores nacionales pasados y a los pecados y fracasos históricos es una coartada injustificada; eludir la debida participación en la lucha porque cada nación tiene ciertos objetivos materialistas es erróneo; una nación es la suma total de su pueblo. Rehusarse a pensar debido a la condición general de fatiga que comparten, no es excusa, y no es digno de los discípulos y aspirantes mundiales.
La Jerarquía de la Luz está tratando de despertar a los hombres en todas partes al dualismo básico que subyace en este conflicto y a la significación esencial de los asuntos que enfrentan a la humanidad. De allí el énfasis que estoy poniendo sobre la necesidad de encarar el problema, de pensar clara e inteligentemente sobre lo que está ocurriendo alrededor de ustedes y de emprender la acción correcta y cooperadora. Todo el problema mundial se aclarará [i219] y el fin del conflicto se alcanzará con mayor rapidez cuando haya sólo dos partidos y no tres. Es necesario reconocer este dualismo subyacente, antes de trasladar la conciencia de la humanidad de su principal preocupación —deseo adquisitivo materialista, agresivamente satisfecho— a la conciencia del alma, con sus correlaciones, [e185] intereses grupales, la satisfacción de la necesidad grupal y el funcionamiento de una constante cooperación grupal en escala mundial. Esto atañe a los individuos, a las naciones y a las razas; cuando ustedes, como individuo, resuelven su propio problema en su vida diaria, están ayudando a resolver el problema mundial.
PDF CON TEXTO COMPLETO DEL EXTRACTO DE “LA CRISIS MUNDIAL DESDE EL PUNTO DE VISTA JERÁRQUICO”