[e57] [i61] Hemos visto que la doctrina de las grandes Apariciones y del Advenimiento de los Avatares o Instructores Mundiales o Salvadores, subyace en todas las religiones mundiales. A través de Ellos la continuidad de revelación es implementada y a la humanidad se le permite, en cada era sucesiva, dar su siguiente paso adelante en el Sendero de Evolución más cerca de Dios y de ese Centro divino en el cual la voluntad del Uno “en Quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser” (como San Pablo lo expresó en Hs. 17,28) está enfocada, comprendida y dirigida. Hemos hecho referencia a la misión de dos de estos Avatares —el Buda, el Mensajero de Luz para Oriente, y el Cristo, Mensajero de Amor para Occidente— y Su trabajo para el mundo entero; hemos considerado también la ocasión única que hoy afronta el Cristo y la respuesta que Él hizo en 1945 cuando indicó Su intención de reaparecer y darnos la gran Invocación como una ayuda en el trabajo preparatorio con el que estamos inmediatamente confrontados. En este punto parecería apropiado considerar la naturaleza del trabajo que Él hará y también la enseñanza que probablemente dará. El hecho de la continuidad de la revelación y enseñanza dada a través de las épocas nos da derecho a una prudente consideración y espiritual especulación sobre las probables líneas que Su trabajo tomará.
Durante los años, mucho ha sido anunciado desde muchas fuentes, escuelas de pensamiento e iglesias acerca del Cristo, [i62] de la situación que [e58] afronta y de las probabilidades en cuanto a Su reaparición. Discípulos, aspirantes y hombres de buena voluntad ya han hecho mucho para preparar al mundo para Su así llamado retorno. Hoy, Oriente y Occidente están igualmente expectantes. Al acercarnos al tema de Su trabajo, es esencial que recordemos que el Maestro de Oriente corporeizó en Sí Mismo la Sabiduría de Dios, de la cual la inteligencia humana (el tercer aspecto de la divinidad) es una expresión; que a través de Cristo, el segundo aspecto divino fue revelado en su perfección; y en Él dos aspectos, por lo tanto, luz y amor, recibieron plena expresión. Ahora resta que el más elevado de los aspectos divinos, la Voluntad de Dios, reciba corporeización, y para esto el Cristo se está preparando. La continuidad de revelación puede que no se detenga y para nosotros es innecesario hacer conjeturas sobre qué otras expresiones de la naturaleza divina puede que sean reveladas aún más tarde.
La singularidad de la inminente misión del Cristo y la singularidad de Su oportunidad consisten en el hecho de que Él es capaz —en Sí Mismo— de dar expresión a dos energías divinas: la energía de amor y la energía de voluntad, la potencia magnética de amor y la efectividad dinámica de la voluntad divina. Nunca antes, en la muy larga historia de la humanidad, una revelación tal ha sido posible.
El trabajo y la enseñanza del Cristo serán difíciles de aceptar para el mundo cristiano, aunque más fáciles de asimilación en Oriente. Sin embargo, se necesita desesperadamente algún golpe fuerte o alguna presentación difícil de la verdad si el mundo cristiano ha de despertar, y si los cristianos han de reconocer su lugar dentro de una revelación divina mundial y ver al Cristo como representando todas las fes y ocupando Su legítimo lugar como Instructor Mundial. Él es el Instructor Mundial y no un instructor cristiano. Él Mismo nos dijo que tenía otros rebaños y para ellos Él ha significado [i63] tanto como para el cristiano ortodoxo. Puede que ellos no Lo llamen Cristo, pero tienen su propio nombre para Él y Lo siguen tan verdadera y fielmente como sus hermanos de Occidente.
Veamos por un momento las erróneas interpretaciones dadas al relato del Evangelio. El simbolismo de ese relato del Evangelio —una antigua presentación novelesca frecuentemente ofrecida a través de las edades, antes de la llegada [e59] del Cristo a Palestina— ha sido tergiversado y distorsionado por los teólogos hasta que la pureza cristalina de la enseñanza primitiva y la simplicidad singular del Cristo han desaparecido en una parodia de errores y en una mascarada de ritual, dinero y ambiciones humanas. Cristo es hoy representado como habiendo nacido de una manera antinatural, como habiendo enseñado y predicado durante tres años y luego como habiendo sido crucificado y finalmente resucitado, dejando a la humanidad para “sentarse a la diestra de Dios”, en pompa austera y distante. Asimismo, todos los otros acercamientos a Dios por cualquier otro pueblo, en cualquier momento y en cualquier país, son considerados por el cristiano ortodoxo como acercamientos erróneos, como siendo practicados por supuestos “paganos”, y como requiriendo interferencia cristiana. Se ha hecho todo esfuerzo posible para imponer la cristiandad ortodoxa a quienes aceptan la inspiración y las enseñanzas del Buda o de otros que han sido responsables de preservar la divina continuidad de revelación. El énfasis ha estado, como todos bien sabemos, en el “sacrificio de sangre del Cristo” sobre la cruz y en una salvación que depende del reconocimiento y de la aceptación de ese sacrificio. El aunamiento1 vicario ha sustituido a la confianza que el Cristo Mismo nos ordenó depositar en nuestra propia divinidad; la Iglesia de Cristo se ha hecho famosa y fútil (como la guerra mundial probó) por su credo estrecho, sus énfasis erróneos, su pompa clerical, su autoridad espuria, [i64] sus riquezas materiales y su presentación de un Cristo muerto. Su resurrección es aceptada, pero el principal atractivo de las iglesias ha estado en Su muerte.
Cristo ha sido durante dos mil años una Figura silenciosa, pasiva, oculta detrás de una multitud de palabras escritas por una multitud de hombres (comentaristas y predicadores). La iglesia nos ha señalado al Cristo moribundo sobre la Cruz y no al Cristo viviente, trabajador, activo, presente, Quien ha estado con nosotros en Presencia corporal (de acuerdo a Su promesa) durante veinte siglos.
Procuremos, por lo tanto, obtener un cuadro más real de las actividades y la vida de Cristo y —en consecuencia— de nuestra esperanza futura. Tratemos y conciencialicemos la siempre presente aunque divina Persona, trazando Sus planes para la futura ayuda de la humanidad, evaluando Sus recursos, influenciando a Sus discípulos [e60] y organizando los detalles que asistirán Su reaparición. Necesitamos despertar fe en la naturaleza fáctica de la revelación divina e impulsar a la iglesia de Cristo a una más verdadera apreciación de Él y de Su obra. De quien debemos ocuparnos es del Cristo viviente, actuante, pensante, recordando siempre que el relato del Evangelio es eternamente verídico ysólo necesita re-interpretación a la luz de su lugar en la larga sucesión de revelaciones divinas. La misión de Cristo en la tierra hace dos mil años es una parte de esa continuidad y no es un relato extraordinario, sin relación alguna con el pasado, enfatizando un período de sólo 33 años y sin presentar clara esperanza alguna para el futuro.
¿Cuál es la esperanza mantenida hoy por los teólogos ortodoxos y faltos de imaginación? Que en alguna fecha lejana, conocida sólo por la inescrutable voluntad de Dios el Padre, Cristo surgirá de Su asiento a la diestra de Dios, y (seguido por Sus ángeles y por la invisible Iglesia) descendiendo en las nubes del Cielo, a son de una trompeta, hará una aparición en [i65]Jerusalén. La batalla furibunda en ese momento, entonces terminará, y Él entrará en la ciudad de Jerusalén para reinar por mil años. Durante este milenio, Satán o el principio del mal será amarrado o aprisionado, y habrá un nuevo cielo y una nueva tierra. Más que eso, nada se nos dice; la humanidad aguarda tanto más, que la imagen presentada no les intriga.
Detrás de esta descripción, si se la interpreta correctamente, está la humana, la amante y la divina Presencia del Cristo, corporeizando amor divino y ejerciendo poder divino, dirigiendo Su Iglesia y estableciendo el Reino de Dios en la Tierra. ¿Qué es esta iglesia de Cristo? Está constituida por la suma total de todos aquellos en quienes la vida de Cristo o la conciencia-Cristo se halla o está en proceso de hallar expresión; es la agregación de todos los que aman a sus semejantes, porque amar a nuestros semejantes es la divina facultad que nos hace miembros plenos de la comunidad del Cristo. Aceptar cualquier hecho histórico o credo teológico no es lo que nos pone en rapport con Cristo. Los ciudadanos del Reino de Dios son todos aquellos que deliberadamente están buscando la luz e intentando (mediante disciplina autoimpuesta) estar de pie ante el Iniciador Uno; este grupo mundial (en el cuerpo o fuera de él) acepta la enseñanza de que “los hijos de los hombres son uno”; saben que la revelación divina [e61] es continua y siempre nueva, y que el Plan divino está elaborándose en la Tierra.
Hay hoy en la Tierra quienes saben que mediante la instrumentalidad, la inspiración y la instrucción de esos hijos de los hombres que han forjado su divinidad en el crisol del diario vivir humano el Reino de Dios vendrá a la existencia; estos Conocedores ahora trabajan activamente, bajo la directa impresión del Cristo, a fin de conducir a la humanidad [i66] de la oscuridad a la luz y de la muerte a la inmortalidad.
Estas son las grandes verdades subyacentes que son distintivas del Cristo, del Buda y de la Iglesia de Dios, como se expresa en Oriente y en Occidente; estas son las únicas verdades que importan2. En el futuro, los ojos de la humanidad estarán fijos sobre Cristo y no sobre cualquiera de las instituciones hechas por el hombre tales como la Iglesia y sus dignatarios; Cristo será visto como Él es en realidad, obrando a través de Sus discípulos, a través de los Maestros de la Sabiduría y a través de Sus seguidores que no vistos (y generalmente no reconocidos) trabajan duro detrás de los asuntos mundiales. Se sabrá que la esfera de Su actividad es el corazón humano y también los populosos mercados del mundo, pero no algún edificio de piedra y no la pompa y ceremonia de cualquier sede eclesiástica.
Nuestro estudio del futuro trabajo del Cristo está necesariamente basado en tres suposiciones:
- Que la reaparición del Cristo es inevitable y segura.
- Que hoy está y ha estado trabajando activamente —por medio de la Jerarquía espiritual de nuestro planeta, de la cual Él es el Guía— para el bienestar de la humanidad.
- Que ciertas enseñanzas serán dadas y ciertas energías serán liberadas por Él en la rutina de Su trabajo y advenimiento. La gente tiende a olvidar que el advenimiento del Cristo necesita un período de preparación intensiva por Él; también Él obra bajo ley y está sujeto a control desde diversas fuentes —así como lo están todos los seres humanos, pero en mucho menor grado. [e62]
Su reaparición está condicionada y determinada por la reacción de la humanidad misma; Él debe atenerse a esa reacción. Su trabajo está sujeto también a ciertas fases de timing espiritual[i67]y cíclico y a impresiones desde fuentes que se encuentran en niveles superiores a esos sobre los cuales Él normalmente trabaja. Así como los asuntos humanos tienen efectos sobre Su acción, así grandes “determinaciones” y “profundos acuerdos dentro de la voluntad de Dios” también tienen sus efectos. La faceta o naturaleza humana del Cristo, perfeccionada y sensitiva, responde a la invocación y a la llamada de hombres; Su faceta o naturaleza divina es igualmente responsiva al impacto de energías, emanando desde “el centro donde la voluntad de Dios es conocida”. Entre estas dos, Él tiene que hacer ajuste y ocasionar correcto timing. Extraer el bien del así llamado mal humano no es tarea fácil; la visión del Cristo es tan vasta y Su captación de la Ley de Causa y Efecto, de Acción y Reacción, es tal, que no es simple arribar a correcta decisión en cuanto a actividad y tiempo. Los seres humanos tienden a ver todo lo que sucede, o que podría suceder, desde el ángulo puramente humano e inmediato; tienen poca comprensión de los problemas, las decisiones e implicaciones que el Cristo hoy afronta. En estos, Sus discípulos prometidos participan. La tarea de ellos es desarrollar “la mente que está en Cristo”, y a medida que así lo hagan, ayudarán a despejar el camino para “el advenimiento de Sus pies”, según lo expresa la Biblia (Heb. 12,13). Ver vida y eventos a la luz de los valores espirituales, como Él lo hace, facilitará la divulgación de la nueva enseñanza y proporcionará el armazón de la nueva religión mundial, dándonos así un fresco panorama de intención divina y un viviente insight en las mentes de Quienes implementan la voluntad divina y son los ingenieros del futuro de la humanidad. Por lo tanto, tratemos y apreciemos no sólo la oportunidad que Cristo tiene para ayudarnos (lo cual es la presentación habitual), sino también consideremos las crisis y los problemas que afronta al encarar el trabajo que debe hacer.[i68]
I.Las Crisis del Cristo
En la vida de todo discípulo, particularmente de quienes enfrentan ciertas grandes expansiones de conciencia, [e63] sucederá un punto de crisis.En ese punto de crisis se toman decisiones, voluntaria o involuntariamente; habiéndolas tomado, el discípulo entonces está situado en un punto de tensión,con la decisión detrás de él y el próximo paso a darse deviniendo más claro a su percepción mental, e influenciando su actitud hacia el futuro. Cuando el trabajo es realizado en el período de tensión, luego viene lo que podríamos denominar el punto de surgimiento. Es un surgimiento desde y además un surgimiento a, un campo de experiencia.
El Cristo Mismo no está exceptuado de esta triple experiencia y —a fin de que podamos comprender más plenamente— apliquemos estas tres frases (inadecuadas como básicamente lo son) a las acciones y las reacciones del Cristo.
No hay crisis para Él en el sentido que las crisis existen para nosotros; no hay tirantez o estrés ligados a Su punto de tensión; el paralelo es, sin embargo, lo bastante bueno para trasmitirles algo de lo que ha sucedido dentro de ese estado de concienciación que distingue a la Jerarquía espiritual; a este estado de conciencia podemos darle el nombre de “percepción espiritual”, a diferencia de la percepción mental que es la contraparte humana. Debe recordarse que el punto de crisis, produciendo el punto de tensión al cual el Cristo puede ser considerado como sometiéndoSe voluntariamente, es un asunto3 o evento jerárquico, porque la entera Jerarquía está involucrada en la crisis. La razón de esto es simple: el Cristo y Sus trabajadores conocen sólo la experiencia de conciencia grupal.Una participación y actitud separativa es desconocida para Ellos, [i69] puesto que Su estado de concienciación es inclusivo y de ninguna manera exclusivo.
Usando, por lo tanto, terminología humana para interpretar las reacciones divinas del Cristo y Sus discípulos, debe ser conciencializado que el punto de crisis que es responsable de la tensión jerárquica y de la final aparición o el surgimiento del Cristo, se encuentra detrás del Cristo; está el campo de la experiencia pasada hace mucho tiempo. El consecuente punto de tensión está ahora controlando los asuntos de la Jerarquía espiritual y sus muchos grupos de trabajadores. El “punto de decisión”, como se lo denomina en todos los círculos jerárquicos, fue alcanzado durante el período entre la Luna Llena de Junio, 1936, y la Luna Llena de Junio, 1945. El punto de decisión cubrió, por lo tanto, nueve años [e64] (un tiempo relativamente breve); ello resultó en la decisión a la que arribó el Cristo: re-aparecer o retornar a visible Presencia en la Tierra tan pronto como sea posible y considerablemente antes de lo que había sido planeado.
Esta decisión fue necesariamente tomada tras consultar al Señor del Mundo, el “Anciano de los Días” de El Antiguo Testamento, y “Aquel en Quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser” de El Nuevo Testamento.Él es el Custodio de la Voluntad de Dios. Se la tomó además con la plena comprensión y cooperación de los Maestros y los iniciados sénior. Esto fue inevitablemente así, porque Su participación y ayuda eran imprescindibles4. Ellos además necesariamente tenían que estar con Él en pensamiento, y cooperando mentalmente, porque Su reaparición connota un gran acercamiento jerárquico a la humanidad y un gran evento espiritual.
La decisión fue, sin embargo, la decisión del Cristo y marcó no sólo un punto de crisis en Su experiencia sino un punto de clímax en Su expresión de divinidad. Con toda reverencia y dentro de los límites de nuestra comprensión humana, [i70] debe recordarse que nada5 hay estático en el entero proceso evolutivo de nuestro planeta o del cosmos; nada6 hay sino proceso y progreso, un avance, un logro creciente y una realización en ascenso. A esta gran ley del universo, hasta el Cristo Mismo está sujeto. Con toda reverencia nuevamente, que aquí se deje señalado que Él también ha avanzado en Su experiencia de divinidad y está (si así puede expresárselo) más cerca del Padre y de la Vida Universal Una que nunca antes. Su comprehensión y Su aprehensión de la Voluntad de Dios es más profunda y Su cumplimiento de esa Voluntad está más en línea con el Propósito divino de lo que lo estuvo en Palestina hace dos mil años. Necesariamente ha habido (de parte de Cristo) una creciente percepción de la intención de la Mente divina, como está corporizada en esa Identidad a Quien denominamos Dios.
Cristo ya no necesita decir en agonía, “Padre, no mi voluntad sino la Tuya sea hecha”; hoy no tiene voluntad personal alguna sino que sólo la voluntad de Su Padre Lo anima, y la capacidad de [e65] tomar decisiones que son una plena expresión de esa Voluntad divina. Es difícil expresar Su logro en otras palabras. Los comentaristas han buscado desechar7 y tratar superficialmente la experiencia del Cristo en Getsemaní, y atribuir lo que aparece como debilidad a un recrudecimiento de la humanidad del Cristo y, en consecuencia, a una temporaria sumersión de Su naturaleza divina. Han sido forzados a esta posición debido a la sentencia teológica prevalente en cuanto a la divina perfección de Cristo —una perfección absoluta, soberana y suprema que Él Mismo jamás reclamó ni mínimamente. Hoy está más cerca de esa perfección que nunca antes cuando estuvo en la Tierra. Este desenvolvimiento divino fue lo que Le posibilitó hacer la correcta elección, no sólo para Sí Mismo [i71] sino también para la Jerarquía espiritual, durante los años de decisión, antes de Junio, 1945.
Bajo la voluntad divina, Él tenía que reaparecer en la Tierra en Presencia visible. Él tenía que presidir la materialización del Reino de Dios en la Tierra, y Él tenía que re-instituir los Misterios de Iniciación en una forma tal que proveyeran la base de la nueva religión mundial. Por sobre todas las cosas, Él tenía que revelar la naturaleza de la voluntad de Dios. Esa voluntad es frecuentemente considerada como un poder mediante el cual son hacen cosas, se ocasionan situaciones, se instituyen actividades y se elaboran planes, y a menudo se los elabora despiadadamente. Esta definición general es la más fácil de formular por los hombres, porque la comprenden en términos de su propia auto-voluntad, la voluntad de auto-mejoramiento individual. Este tipo de voluntad es egoísta y malentendida al principio, pero tiende finalmente al altruismo, a medida que la evolución lleva a cabo su benéfica tarea. Luego la voluntad es interpretada en términos del plan jerárquico y el esfuerzo del hombre individual se convierte en el de invalidar su voluntad propia original, y procurar entonces fusionar su voluntad con la del grupo —siendo el grupo en sí un aspecto del esfuerzo jerárquico. Este es un gran paso adelante en orientación y conducirá finalmente a un cambio en conciencia.
La mayoría de los aspirantes se encuentra hoy en esta etapa. Sin embargo, la voluntad es en realidad algo muy diferente a estas expresiones de ella que existen en la conciencia humana a medida que los hombres tratan de interpretar la Voluntad divina en términos de su punto actual en la evolución. La clave para la comprensión ha de encontrarse en las palabras, “eliminando toda forma”8. Cuando la atracción [e66] de la sustancia es vencida y el deseo muere, entonces el poder atractivo del alma deviene dominante, y el énfasis (durante tanto tiempo puesto sobre [i72] forma individual y vivir y actividad individual) da paso a forma grupal y propósito grupal. Luego el poder atractivo de la Jerarquía y de los grupos de discípulos de los Maestros sustituye a las atracciones inferiores y a los puntos focales de interés menores. Cuando estos luego asumen su correcto lugar en conciencia, entonces el tirón dinámico del Aspecto Voluntad de la divinidad puede ser sentido —enteramente sin relación alguna con forma o formas, o con grupos o un grupo.
A la luz de la Voluntad de Dios, Cristo tomó ciertas decisiones básicas y determinó llevarlas a cabo en el futuro relativamente inmediato —la fecha exacta de Su venida es sólo conocida por Él y algunos de Sus trabajadores sénior; sin embargo todos eventos futuros yacen ocultos en una cierta decisión fundamental de la humanidad misma. Se está llegando a esta decisión a través de ciertas nuevas tendencias en el pensar humano, y será el resultado de una subjetiva reacción humana a la decisión a la que ya han llegado el Cristo y la Jerarquía espiritual, la invisible Iglesia.
La motivación para esta reaparición es completa y está establecida. Es claramente percibida por el Cristo. El trabajo iniciado por Él hace dos mil años debe ser completado; la nueva religión mundial debe ser inaugurada; las necesidades de una humanidad exigente, invocativa, no pueden ser ignoradas; deben darse esos pasos que preceden a una formidable iniciación jerárquica en la cual el Cristo es el principal Participante; los eventos sintomáticos del “tiempo del fin” no pueden ser postergados.
Si uno puede aventurarse a hablar en tales términos (reverentes y simbólicos), la recompensa concedida al Cristo, al anunciar Su decisión como final e irrevocable, fue el permiso o más bien el derecho a utilizar cierta gran Invocación —nunca antes otorgada— y utilizarla en dos formas: [i73]
1. Como una invocación jerárquica, dirigida hacia el “centro donde la voluntad de Dios es conocida”.
[e67]
2. Como una plegaria mundial, expresada en tal fraseología que toda la humanidad pudiera utilizarla inteligentemente.
El derecho a utilizar ciertas grandes Palabras de Poder o “Estanzas de Dirección” nunca es concedido a la ligera. La decisión de Cristo de aparecer nuevamente entre los hombres, trayendo a Sus discípulos con Él, sacó a la luz este permiso desde el Señor del Mundo, el Anciano de los Días.
Después de este culminante punto de crisis espiritual y su consiguiente decisión, se alcanzó un punto de tensión, y en este estado de tensión espiritual la invisible Iglesia está ahora trabajando y planeando, llevando9 a los discípulos del Cristo, activos en la Tierra, a la misma condición de tensión espiritual. El éxito del retorno de Cristo a la Presencia visible, así como también otros factores (relacionados con Su reaparición), dependen de acontecimientos y contactos que ahora están teniendo lugar dentro de este período de tensión. En cualquier punto de tensión —sea cual fuere el factor tiempo— energía está siendo generada, mantenida para uso futuro, y enfocada de tal manera o condición que su fuerza pueda ser dirigida dondequiera se la necesite y cuandoquiera se la requiera. Necesariamente esta es una declaración difícil de comprender. Un punto de tensión es, simbólicamente, un almacén de poder. Hoy las energías que serán singularmente distintivas del Reino de Dios están adquiriendo velocidad10 y asumiendo dirección por medio de los Maestros de la Sabiduría, en cooperación con la voluntad de Cristo.
Mientras esta energía se ha ido acumulando y aumentando en potencia desde la Luna Llena de Junio de 1945, han tenido lugar tres eventos de gran importancia11 en la viviente experiencia de Cristo (y, por lo tanto, de la Jerarquía) [i74] y sus efectos están en proceso de consolidación. Sólo puedo mencionarlos, pues no es posible probar la naturaleza fáctica de lo que aquí se dice; únicamente posibilidad, probabilidad y la Ley de Correspondencias pueden indicar la exactitud de estos eventos. Sus efectos serán notados, especialmente después del momento de emergencia. Estos tres eventos pueden ser descritos de la siguiente manera:
1. El Espíritu de Paz descendió sobre el Cristo. El Nuevo Testamento atestigua un evento algo similar cuando en el Bautismo leemos que “él vio al Espíritu de Dios, descendiendo como una [e68] paloma y posándose sobre Él” (Mt. 3-16). Este Espíritu es un Ser de tremenda potencia cósmica y hoy está sobreumbrando al Cristo de manera muy similar a como el Cristo (hace dos mil años) sobreumbró u obró a través del Maestro Jesús. Este Espíritu de Paz no es la suma total de una calma emocional y estática, poniendo fin a la agitación en la Tierra e instituyendo una era de paz. Él es, en un sentido misterioso, el Espíritu de Equilibrio; Él trabaja con la Ley de Acción y Reacción y la inevitabilidad de Su actividad será reconocida. Su obra se demostrará de dos maneras —plenamente cuando el Cristo aparezca entre los hombres y lenta y gradualmente hasta el momento en que:
a. El caos, la agitación, la perturbación emocional y el desequilibrio mental que se encuentran hoy día en el mundo serán (bajo esta Ley) balanceados por un correspondiente ciclo de calma, sosiego emocional y equilibrio mental, de este modo liberando a la humanidad en una nueva fase y experiencia de libertad. La paz ajustada será acorde a la perturbación experimentada.
- El odio que es tan dominante hoy día en el mundo será —a través de la vida del Espíritu de Paz, obrando a través del Cristo, la Corporeización del [i75] amor de Dios—balanceado por una buena voluntad expresada. La garantía de la aparición de esa buena voluntad es la excesiva expresión de odio —un odio que ha ido lentamente en aumento en las mentes de los hombres desde el comienzo del siglo XIX, y que está alcanzando un nuevo récord en este momento. Una medida proporcional de la energía de amor se demostrará posteriormente como el resultado de la actividad del Espíritu de Paz, obrando a través del Príncipe de Paz, como a veces ha sido llamado el Cristo (Is. 9,5).
Este Ser espiritual no descenderá desde el alto lugar en que trabaja y desde donde Su energía es dirigida, sino que el Cristo actuará y servirá como el canal para Su potencia dirigida. La afluencia de Su divina energía (energía extra-planetaria) está destinada a traer paz finalmente sobre la Tierra, a través de la expresión de buena voluntad. Esta buena voluntad ocasionará rectas relaciones humanas. [e69] La humanidad registró (inconscientemente, desde luego) el primer impacto de esta energía en Mayo, 1936, y otra vez en Junio, 1945.
2. La fuerza evolutiva a la que damos el nombre “la conciencia crística” (un término mayormente utilizado por los grupos metafísicos en el mundo hoy día) se enfocó en la persona del Cristo de una manera hasta ahora desconocida. Esta es la potencia, latente en todo corazón humano, descrita por San Pablo como “Cristo en ti, la esperanza de gloria” (Col. 1,27) y es eso que, bajo ley evolutiva, conduce a un hombre finalmente al Reino de Dios y “a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Ef. 4,13). De esta potencia y gloria, Cristo ha sido siempre el símbolo. Durante el [i76] presente período de tensión jerárquica y como un resultado de Su decisión de reaparecer, Cristo se convirtió en la Corporeización de esta energía y así entró en una relación más cercana a la humanidad. Otros grandes Hijos de Dios son canales para esta energía en relación con los reinos subhumanos, pero el Cristo tiene un lugar único en relación con la humanidad. Expresando la idea simbólicamente, esta energía crea un puente viviente desde el reino humano al Reino de Dios, desde el cuarto reino en la naturaleza al quinto. El Cristo es el custodio de esta energía, pero sólo temporariamente y durante el período de esta crisis humana. Debido a esto, puede estimular el factor responsivo en los corazones de los hombres, permitiéndoles reconocer y conocer Quién es y lo que Él es, cuando reaparezca. Esta canalización de energía comenzó al finalizar la guerra mundial y aún continúa; es responsable de la tendencia al mejoramiento a ser detectada en todas partes, del desarrollo del principio de compartición, y de la solidez12 innegable de los corazones y pensamiento de los hombres hoy día —la solidez de las masas (cuando informadas), mucho más que de sus líderes.
3. Como bien saben, la historia humana ha sido esencialmente la historia de los grandes Mensajeros espirituales Quienes —de cuando en cuando, en las horas de crisis humana— han surgido desde el lugar secreto del Altísimo para ayudar, inspirar, revelar, conducir y dirigir. Es la historia de la presentación [e70] de ideas, llevadas a la atención de la humanidad y gradualmente convertidas en civilizaciones y culturas. Tal es la urgencia de la necesidad humana en este momento, y tal es la oportunidad, que uno de esos Hijos de Dios está —durante este ciclo de tensión— procurando cooperar con el Cristo. Como un resultado de decisión de Cristo y Su “fusión espiritual” con la Voluntad de Dios, el Avatar de Síntesis se ha convertido, por el momento, en Su Asociado cercano. [i77] Este es un evento de importancia suprema y planetaria. Su relación y planeada ayuda datan desde el momento de pronunciar la Gran Invocación y su uso por los hombres en todas partes. Debido a la formidable tarea que afronta el Cristo, el Avatar de Síntesis Lo fortalecerá, y estará apoyado por este “Silencioso Avatar” Quien (hablando simbólicamente) “mantendrá Su ojo sobre Él, Su mano bajo Él y Su corazón al unísono con el Suyo”.
Este Ser está estrechamente relacionado con el Aspecto Voluntad de la divinidad, y Su cooperación se ha hecho posible a través del Propio logro de Cristo en la línea de la voluntad más elevada, espiritual. Él obra bajo la gran Ley natural de Síntesis, produciendo aunamiento13, unificación y fusión. Su función (al unísono con la energía de Cristo) es generar voluntad espiritual en la humanidad, la voluntad-al-bien; Su potencia obra en tres campos de actividad en este momento:
a. Dentro de la Jerarquía espiritual misma, revelando la naturaleza de la divina voluntad-al-bien que el Reino de Dios debe expresar, y también la naturaleza del Propósito divino.
- Dentro de la Asamblea de las Naciones Unidas, aunque no dentro del Consejo de Seguridad; Él allí está generando una lentamente creciente voluntad-a-la-unidad.
- Dentro de las masas de hombres en todas partes, fomentando el impulso a un mejoramiento general.
Su actividad es necesariamente una actividad masiva, pues Él sólo puede canalizar Sus energías a través de la conciencia masiva o a través de una entidad grupal consciente, tal como la Jerarquía, las Naciones Unidas o la [e71] Humanidad. El punto focal de Su esfuerzo y el Agente a través del cual puede hacerse la distribución de Su energía es el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo; [i78] este grupo está singularmente relacionado con este Avatar de Síntesis. Reunir a todos los agentes de buena voluntad (quienes son responsivos a la energía de la divina voluntad-al-bien) constituye el principal objetivo del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo y siempre lo ha sido. Su trabajo ahora puede ser intensificado constructiva y creativamente a través de la asociación del Avatar de Síntesis con el Cristo. Su14 tarea es inaugurar la Nueva Era; en esa Nueva Era, los cinco Reinos en la Naturaleza comenzarán a funcionar como un todo creativo. Su15 trabajo se clasifica en las siguientes partes, funciones o actividades:
a. La producción de una síntesis o unidad humana que conducirá a un reconocimiento universal de la humanidad una,ocasionado a través de rectas relaciones humanas.
b. El establecimiento de rectas relaciones con los reinos subhumanos en la naturaleza, conduciendo al reconocimiento universal de que hay Un Mundo.
c. El anclaje del Reino de Dios, la Jerarquía espiritual de nuestro planeta, en abierta expresión en la Tierra, conduciendo así al reconocimiento universal de que los hijos de los hombres son uno.
Estos objetivos el Avatar de Síntesis promoverá y auxiliará, y para este propósito se ha asociado Él Mismo con el Cristo, obrando a través de la Jerarquía, bajo instrucción desde el “centro donde la voluntad de Dios es conocida”. Estos tres eventos relacionados y puntos distribuidores de energía han entrado todos en actividad durante el punto de tensión en el cual en este momento se los mantiene al Cristo y a la Jerarquía. Todos ellos sirven para re-dirigir y enfocar energía en relación con la humanidad, pues todos son el resultado de la decisión tomada por Cristo después de Su punto de crisis, y están todos conectados [i79] con la preparación jerárquica para la reaparición de Cristo. [e72]
II.Cristo como el Precursor de la Era Acuariana
La gente es muy propensa a pasar por alto el hecho de que aunque Cristo reconoció Su función como Instructor y Líder espiritual de la humanidad durante la era que tan rápidamente está llegando a su fin, también reconoció el trabajo que haría cuando esa era finalizara y el nuevo ciclo astronómico viniera a la existencia.
El cristiano promedio es singularmente inconsciente de los tiempos y ciclos que atraviesa nuestro planeta, bajo la influencia de la progresión solar. La actualmente dudosa ciencia de la astrología ha desviado el legítimo interés de la humanidad en la enseñanza astronómica y su interpretación espiritual del paso del Sol a través de los signos del zodíaco. Sin embargo, en El Nuevo Testamento, ese reconocimiento está claramente revelado y colorea la presentación de todo el relato del Evangelio. También se lo encuentra en El Antiguo Testamento. Qué fue el pecado de los Hijos de Israel en el desierto sino una vuelta a la antigua adoración mitraica que distinguió al tiempo cuando el sol estaba “en el signo de Tauro, el Toro”, como se lo denomina técnicamente. Se postraron y adoraron al becerro de oro, y olvidaron la nueva enseñanza de la era de Aries, el Carnero, en la cual estaban entrando, la enseñanza del Chivo Expiatorio que colorea la historia judía.
El hecho de que Cristo era el Instructor del nuevo período en el que el Sol estaba entrando, el período de Piscis, es olvidado, pero está claramente evidenciado en la simbología del pez que recorre consistentemente la totalidad de los Cuatro Evangelios; el símbolo del Pez es el símbolo astrológico para el signo Piscis, y lo ha sido durante incalculables edades. Pero Cristo también [i80] miró adelante al trabajo que tendría que hacer en la Era Acuariana, en el siguiente signo en el que el sol entraría. Antes de Su “desaparición”, se refirió al símbolo de la Era Acuariana y a la tarea que entonces llevaría a cabo. Con Sus doce discípulos, representó un dramático episodio que tipifica el trabajo que emprendería más tarde, cuando los dos mil años de la Era Pisciana hubieran expirado. Él dijo a Sus discípulos que entraran en la ciudad y que allí encontrarían a un hombre portando un cántaro de agua, que deberían seguirlo [e73] hasta el cuarto superior y allí preparar el banquete de comunión en el cual Él y ellos participarían (Lc. 22,10). Así lo hicieron y la Última Cena tuvo lugar. El antiguo símbolo para el signo Acuario (en el que nuestro Sol está ahora entrando) es el del Portador de agua, el hombre con un cántaro de agua. Este paso del Sol al signo Acuario es un hecho astronómico, como cualquiera puede comprobar escribiendo a cualquier observatorio; no es una pronosticación astrológica. El gran logro espiritual y evento evolutivo de esa era será la comunión y las relaciones humanas establecidas entre todos los pueblos, permitiendo a los hombres en todas partes sentarse juntos en la Presencia del Cristo y compartir el pan y el vino (símbolos de nutrimento). Los preparativos para este banquete compartido (simbólicamente hablando) están en camino, y esos preparativos están siendo hechos por las masas de hombres mismos, a medida que luchan, se esfuerzan y legislan para el sustento económico de sus naciones, y a medida que el tema del alimento ocupa la atención de legisladores en todas partes. Este compartir, comenzando en el plano físico, se verificará igualmente con referencia a todas las relaciones humanas y este será el gran don de la Era Acuariana a la humanidad. La Iglesia ha ignorado esto y todavía sus eclesiásticos no pueden explicar convincentemente el hecho de que los judíos demostraran [i81] su afición a la Taurina adoración del Toro en el becerro de oro, que la dispensación judía usara el símbolo del chivo o carnero expiatorio en la era de Aries, el Carnero, y que el cristiano enfatice el pez en la era Pisciana, la era Cristiana.
Cristo vino a poner fin a la dispensación judía que debería haber culminado y desaparecido como religión con el movimiento del sol fuera de Aries, a Piscis. Él, por lo tanto, se Les presentó como su Mesías, manifestándose a través de la raza judía. Al rechazar al Cristo como el Mesías, la raza judía ha permanecido simbólica y prácticamente en el signo Aries, el Chivo expiatorio; tienen que pasar —de nuevo hablando simbólicamente— al signo Piscis, los Peces, y reconocer a su Mesías cuando venga nuevamente en el signo Acuario. De lo contrario, repetirán su antiguo pecado de falta de respuesta al proceso evolutivo. Rechazaron eso que era nuevo y espiritual en el desierto; lo hicieron nuevamente en Palestina hace dos mil años; ¿lo harán [e74] nuevamente, cuando se les ofrezca oportunidad? La dificultad con el judío es que sigue satisfecho con la religión de casi cinco mil años atrás y muestra hasta ahora poco deseo de cambiar.
Cristo previó la entrada de la Era Acuariana y la redujo a forma pictórica para nosotros, preservando así para nosotros —a través de los siglos— un episodio profético cuya interpretación es posible demostrar sólo en nuestro tiempo y era. Astronómicamente, todavía no estamos funcionando plenamente dentro de la influencia de Acuario; recién estamos saliendo de la influencia Pisciana, y el pleno impacto de las energías que Acuario liberará todavía no ha sido sentido. Sin embargo, cada año nos acerca más al centro de poder, cuyo efecto mayor será inducir el reconocimiento de la unidad esencial del hombre, [i82] de los procesos de compartición y de cooperación y del surgimiento de esa nueva religión mundial cuya nota clave será universalidad e iniciación. Si la palabra “iniciación” significa los procesos de “entrar en”, entonces es bien cierto que hoy la humanidad está experimentando una verdadera iniciación a medida que entra en la nueva era de Acuario; entonces estará sometida a esas energías y fuerzas que derribarán las barreras de la separación y que mezclarán y fusionarán la conciencia de todos los hombres en esa unidad que es distintiva de la conciencia de Cristo.
En Junio, 1945, en el momento de la luna llena (día tan significativo en la experiencia espiritual del Cristo), Él definitiva y conscientemente asumió Sus deberes y responsabilidades como el Instructor y Líder durante el ciclo solar Acuariano. Es el primero de los grandes Instructores del mundo en cubrir dos ciclos zodiacales —el Pisciano y el Acuariano. Esta es una declaración fácilmente hecha y escrita, pero nuevamente involucra las tres modalidades o técnicas de aparición a las que ya me he referido. Su afluente amor y vitalidad espiritual (aumentados por las energías del Espíritu de Paz, del Avatar de Síntesis y del Buda) fueron reenfocados y canalizados en una gran corriente, arrastrados a la expresión (si puedo formularlo tan inadecuadamente) por las palabras de la Invocación: “Que afluya amor a los corazones de los hombres… Que la Luz, el Amor y el Poder restablezcan el Plan en la Tierra”. [e75]
En estas tres palabras —luz, amor y poder— están descritas las energías de Sus tres Asociados (el gran Triángulo de Fuerza que permanece en el poder detrás de Él): la energía del Buda: Luz, pues la luz siempre viene desde Oriente; la energía del Espíritu de Paz: Amor, estableciendo rectas relaciones humanas; la energía del Avatar de Síntesis: Poder, implementando luz y amor. En el centro de este Triángulo Se ubicó el Cristo; [i83] desde ese punto Su trabajo Acuariano comenzó, y continuará durante dos mil quinientos años. Así Él inauguró la nueva era y, sobre los planos espirituales internos, la nueva religión mundial comenzó a tomar forma. La palabra “religión”concierne a la relación, y la era de rectas relaciones humanas y de una recta relación con el Reino de Dios comenzó. Una declaración tal como esta se hace fácilmente pero sus implicaciones son de gran alcance y estupendas.
En ese momento además, el Cristo asumió dos nuevas funciones: una está conectada con la segunda modalidad de Su aparición física y la otra con la modalidad de sobreumbrar16. Sobre las masas, luz, amor y poder están siendo vertidos y el crecimiento de la conciencia-de-Cristo está, por lo tanto, siendo constantemente estimulado. Por Su Presencia física, Él devendrá el “Dispensador del Agua de Vida”; mediante el sobreumbrar de aquellos sensitivos a Su impresión y de Su Mente enfocada, Él deviene lo que técnicamente se conoce como el “Sustentador de los pequeños”.
Como Dispensador del Agua de Vida y como Sustentador de los Pequeños, Él emprende Sus deberes en la Era Acuariana, mientras que como el centro del Triángulo arriba mencionado, Él influye, esclarece y produce rectas relaciones en las masas de hombres. En la era venidera, por lo tanto, Él será conocido como:
- El Punto dentro del Triángulo.
- El Dispensador del Agua de Vida.
- El Sustentador de los Pequeños.
Estos son descriptivos de Sus triples deberes para con el género humano, y del trabajo que será distintivo de Su servicio mundial, durante toda la Era Acuariana. [e76] [i84]
Consideremos estas fases de Su obra y tratemos de comprender la significación de la responsabilidad que Él ha asumido. Alguna comprensión es necesaria si el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo y los discípulos operativos en el mundo han de preparar al género humano adecuadamente para Su aparición. Mucho puede hacerse si los hombres se aplican a la comprehensión y a la necesaria actividad subsiguiente.
Primero, como el Punto dentro del Triángulo,el Cristo llega a ser quien despierta los corazones de los hombres, y aquel que instituye rectas relaciones humanas por ser simplemente lo que Él es y por permanecer inconmovible donde Él está. Esto lo logra trasmitiendo las energías desde los tres puntos del Triángulo circundante a la humanidad. Esta energía armonizada, impersonal, de naturaleza triple, será esparcida al exterior universalmente, produciendo crecimiento evolutivo, atrayendo gente y naciones magnéticamente entre sí y automáticamente causando el desenvolvimiento del sentido de síntesis, de unidad comprobable y de una fusión deseable. Así como durante la Era Pisciana se desenvolvió en la humanidad una masiva responsividad al conocimiento y al principio de inteligencia, así en la Era Acuariana una masiva respuesta a rectas relaciones será igualmente evocada, y buena voluntad (como su expresión) será distintiva de la conciencia masiva. Puede que sea difícil conciencializar y apreciar esta posibilidad, pero fue igualmente difícil para la masa de hombres en los primeros siglos de la era Cristiana o Pisciana, conciencializar el futuro crecimiento de los sistemas educativos del mundo y la divulgación de ese conocimiento que es distintivo de nuestra presente civilización y cultura. Logro pasado es siempre la garantía de posibilidad futura.
Como Dispensador del Agua de Vida,Sutrabajo es sumamente misterioso y para nada fácil de comprehender. En Su trabajo público, hace dos mil años, Él dijo: “Yo he venido [i85] para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Jn. 10,10). El Aspecto Vida —desde el ángulo de la visión de Cristo— se expresa de tres maneras:
1. Como vida física,nutriendo las células del cuerpo. Esta vida se encuentra dentro de cada átomo de sustancia como el punto central de luz viviente. [e77]
2. Como vivencia,vista como amor y luz dentro del corazón. Cuando esta vivencia está presente y expresándose, el átomo humano deviene una parte de la Jerarquía espiritual.
3. Como Vida más abundante. Esta vida puede ser conocida como luz, amor y poder dentro y encima de la cabeza del discípulo del Cristo. Esta vida abundante le permite cooperar, no sólo con la humanidad y con la Jerarquía espiritual, sino también con Shamballa mismo —el centro de vida en su más pura esencia.
Si decimos que vida es la vivencia que permite,las palabras relativamente carecen de sentido, ¿no es así? Empero, si la vivencia es referida a la vida del plano físico, a la vida espiritual del discípulo y al viviente propósito de Dios, entonces algún concepto vago puede venir de la maravilla del trabajo emprendido por el Cristo en el pasado, y previsto por Él como Su responsabilidad futura. Cristo puede hacer uso de las energías que son definidas por la frase “vida más abundante”, porque serán liberadas (en la Era Acuariana) de una manera nueva y dinámica las nuevas energías necesarias para ocasionar restauración y resurrección. Esta nueva energía es la “implementadora fuerza de universalidad”; concierne al futuro. Esta afluencia de energía Acuariana es uno de los factores que permitirá [i86] al Cristo completar Su tarea como Salvador del mundo e Instructor del mundo. Al definitivo desempeño de Sus deberes como Distribuidor, Sustentador y Dispensador, Él Mismo Se prometió en Junio, 1945, y emprendió Sus responsabilidades como el Precursor y el Instructor de la Era Acuariana.
Como Sustentador de los Pequeños,estamos tratando con un aspecto del trabajo de Cristo que involucra el estímulo de las conciencias de Sus discípulos a medida que se preparan para someterse a iniciación o entrar en fases más profundas de concienciación espiritual. El resultado de Su trabajo en el Triángulo con las masas de hombres será la presentación de la primera iniciación —el Nacimiento del Cristo en la caverna del Corazón— como la ceremonia básica en la nueva religión mundial. Por medio de esta ceremonia, a las masas de hombres en todas las tierras se les permitirá registrar conscientemente [e78] el “nacimiento del Cristo” en el corazón, y el “nacer de nuevo” al que Él Mismo se refirió (Jn. 3,3) cuando estuvo aquí en la Tierra anteriormente. Este nuevo nacimiento es lo que los esoteristas quieren decir cuando hablan de la primera iniciación.Ello no será, en el futuro, la experiencia del discípulo ocasional sino la experiencia general de incontables miles hacia el fin de la Era Acuariana. Las purificadoras aguas de la Iniciación del Bautismo (la segunda iniciación) sumergirán a cientos de aspirantes en muchas tierras, y estas dos iniciaciones (que son preparatorias para el verdadero servicio, y la tercera iniciación de la Trasfiguración) sellarán la misión de Cristo como el Agente del gran Triángulo espiritual que Él representa.
El trabajo mayor de Cristo, sin embargo, en lo que concierne a los discípulos y a las personas del mundo de orientación definitivamente espiritual, más los cientos de miles de la humanidad avanzada, es “nutrir” de tal modo su conciencia y vida espiritual, que se les permitirá tomar [i87] la tercera y cuarta iniciaciones —las de la Trasfiguración y la Renunciación (o Crucifixión).
Como saben los esoteristas, el término “los pequeños” se refiere a esos discípulos que son “niños en Cristo” (como lo denomina El Nuevo Testamento)y que han tomado las primeras dos iniciaciones del Nacimiento y del Bautismo. Ellos son conscientes de la aspiración espiritual que es indicio de la vida de Cristo en sus corazones, y se han sometido a los procesos de purificación que culminan en las aguas bautismales. Cristo debe preparar a estos aspirantes para las iniciaciones superiores y así nutrirlos y ayudarlos para que puedan presentarse ante el Iniciador Uno y devenir pilares en el Templo de Dios (es decir, agentes de la Jerarquía espiritual y, por lo tanto, discípulos activos, de trabajo17).
Cuando estuvo en Palestina, hace siglos, dijo: “nadie viene al Padre sino por mí” (Jn. 14,6). Esto fue un presagio del trabajo que Él sería llamado a hacer en la Era Acuariana. En las primeras dos iniciaciones, los aspirantes (entrenados por discípulos sénior) hallan su camino a Cristo, Quien administra las primeras dos iniciaciones; pero —en estas palabras— Él se está refiriendo a estados de desenvolvimiento aún superiores. Mediante estas iniciaciones, administradas por el Cristo, [e79] el discípulo deviene un agente del amor de Dios; las iniciaciones superiores le permiten sin embargo devenir, etapa tras etapa, un agente de la voluntad de Dios. El primer grupo conoce y comprende la segunda estanza de la Invocación, “Desde el punto de amor en el corazón de Dios, que afluya amor a los corazones de los hombres”; el grupo que (en la Era Acuariana) el Cristo Mismo “nutrirá” y preparará, conocerá el significado de la tercera estanza, “Desde el centro donde la voluntad de Dios es conocida, que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres”. [i88]
El trabajo de Cristo, durante la Era Pisciana, fue relacionar a la humanidad con la Jerarquía del planeta; en la Era Acuariana, Su trabajo será relacionar a este rápidamente creciente grupo con ese centro superior donde el Padre es contactado, donde reconocimiento de filiación es concedido18 y donde el propósito divino puede ser conocido. Mediante el venidero trabajo de Cristo, los tres aspectos divinos, reconocidos por todas las religiones mundiales (incluyendo la religión cristiana) —Inteligencia o la Mente Universal, Amor y Voluntad— serán conscientemente desarrollados en el género humano; la humanidad, la Jerarquía espiritual y el “centro donde la voluntad de Dios es conocida” serán llevados a una relación más abierta y general.
El acercamiento místico al Reino de Dios gradualmente desaparecerá a medida que la raza alcance creciente inteligencia y un acercamiento más científico sea favorecido; las reglas para la admisión a ese Reino devendrán objetivas; las leyes que gobiernan al centro más elevado de la voluntad divina también serán reveladas a esos que sean miembros del Reino de Dios y todo esto se efectuará bajo la supervisión del Cristo después de Su reaparición entre los hombres. La nota clave de Su misión entonces será evocar desde la humanidad una respuesta a la influencia espiritual y un desenvolvimiento (en una gran escala) de percepción intuitiva —una facultad que es, actualmente, rara en efecto. Cuando Él vino anteriormente, evocó desde la humanidad una gradual respuesta a la verdad y la comprensión mental. Por eso, al fin del ciclo que Él inauguró hace dos mil años, hemos formulado doctrinas y un generalizado desarrollo mental o intelectual. [e80]
III. Cristo como el Liberador19 de Energía
Durante los primeros tres meses del período de crisis que Cristo y la Jerarquía atravesaron y que [i89] fue finalizado por Su anunciada decisión, ciertas grandes Energías, o corrientes fundamentales de fuerza fueron puestas a disposición de Cristo y Sus discípulos. Hoy, el hecho de que energía es la sustancia básica en el universo, que todas las formas de vida son formas de energía, viviendo dentro de formas de energía mayores, y que todas estas formas —grandes o pequeñas— usan energía y actúan como distribuidores de energía es un hecho bien conocido y generalmente aceptado por las personas pensantes e inteligentes. Habla, la palabra escrita y actividad motivada, son todas expresiones de energía, conducen a la difusión de energía y a actividades que son todas expresiones de energía y la causa de distribución de energía. Gobiernos, iglesias, organizaciones y grupos, son todos distribuidores de energía, y también almacenes de energía. La humanidad misma es un gran centro de energía, afectando a todos los reinos subhumanos, y formando asimismo dentro de sí un gran sistema de energías inter-relacionadas. Lo mismo ocurre con el individuo quien, mediante sus actos y palabras, emplea energía, produce efectos que son efectos de energía y actúa como un distribuidor de energía. En lo que concierne al individuo no desarrollado, él nada comprende de esto y la energía que manipula es de relativamente poca importancia. A medida que la evolución prosigue y hombres y mujeres individuales logran poder y expresión, su uso de energía es frecuentemente de importancia mayor; devienen centros dinámicos de distribución de energía y sus palabras (habladas o escritas), además de sus actividades, producen amplios efectos y resultados trascendentales. La Jerarquía es un gran centro de energía y, a través del Cristo, su energía llega a la humanidad; esta es la significación de Sus palabras “He venido para que tengan vida”. Vida y energía son términos sinónimos.
Durante la guerra (1914-1945), el Cristo y la Jerarquía observaron un mundo agonizante; hombres y formas estaban muriendo por todas partes20; viejos ideales, organizaciones y [i90] grupos estaban desapareciendo y el espectro de la muerte acechaba por todas partes. La destrucción caracterizaba al mundo fenoménico, así como también a los mundos más sutiles del sentimiento y del pensamiento; la vida fue retirada [e81] y la muerte resultó. El problema de Cristo y Sus discípulos era ver que lo viejo e indeseable no fuera revivificado. Su tarea no era la resucitación de lo muerto y lo inútil; la dirigida afluencia de vida, portando la capacidad de construir de nuevo, y la energía que podía producir un nuevo mundo y una nueva civilización —allí estaba Su oportunidad y Su responsabilidad.
Las fuerzas reaccionarias del mundo —políticas y religiosas—deseaban la resurrección de las formas viejas y fenecidas; arrojaron su peso y su influencia (que sólo es otro nombre para la energía) en contra de todo lo que era nuevo. Esto aún están haciéndolo. Las fuerzas progresivas luchan sólo por eso que es nuevo y no buscan la preservación de cualquiera de las viejas formas, aunque pudieran servir a algún propósito útil. Su enérgico rechazo de todo lo que sea del pasado y la energía destructora que ellos dirigen contra cualquier cosa que sea del viejo régimen están perjudicando por igual los esfuerzos de la Jerarquía. En estas fuerzas progresivas, de hecho reside esperanza, pero lamentablemente carecen de habilidad en la acción y tienen un amor demasiado grande por la destrucción. El Nuevo Grupo de Servidores del Mundo se atiene constantemente al “Noble Sendero Medio” (como el Buda lo denominó) y procura el decente entierro de viejas formas, la implementación de eso que es nuevo y la restauración de eso que, en el pasado, demostró ser útil y bueno y que podría formar el germen viviente de la nueva creación.
En el momento de la Luna Llena de Abril 1945, durante la temporada de Pascua de ese año y abarcando aproximadamente un período de cinco semanas, las Fuerzas de Restauración comenzaron su trabajo, emergiendo primero sobre los planos sutiles [i91] de la experiencia humana. Este tipo de energía es de naturaleza peculiarmente creativa y porta la “vida que produce el nacimiento de formas”. Afluyó a la Jerarquía, vía ciertos Maestros y Sus grupos de discípulos, y fue inmediatamente trasmitida por Ellos a la humanidad como un todo. Esta energía es una energía masiva y está relacionada con la estimulación de la inteligencia masiva; no es la energía que hemos considerado anteriormente cuando tratamos acerca de la conciencia de Cristo en el hombre. Esta es la energía que hace que los hombres piensen, planifiquen y actúen; no produce resultados malos ni buenos sino que simplemente ocasiona el despertar de las mentes de los hombres para que actúen inteligentemente. [e82] Esa acción necesariamente depende del tipo de mente del hombre que responde a las fuerzas de restauración, condicionado por su punto en la evolución, su trasfondo racial y nacional, su tradición y sus reacciones religiosas y civilizadas. Estas fuerzas están activas ahora en todos los países, frecuentemente produciendo dificultades iniciales aumentadas pero conduciendo finalmente a una definida reorganización de la vida nacional o planetaria. Sus efectos serán principalmente físicos; ocasionarán un nuevo mundo en el cual las evidencias de guerra habrán desaparecido, la salud física de hombres y animales será mejorada, y ciudades y pueblos serán reconstruidos. Su objetivo es la producción de la nueva Tierra y todas las evidencias externas de una nueva vida afluente.
Siguiente a esta afluencia, en el momento de la Luna Llena del Buda en Mayo 1945, las fuerzas de esclarecimiento devinieron activas, y luz comenzó a afluir a las mentes de los hombres. Estas son, en realidad, las energías que inician la nueva educación mundial. Los primeros en ser afectados por ellas son los grandes movimientos educativos, los foros del pueblo en todos los países y los valores que ahora se están desarrollando a través de la radio y la industria de la imagen en movimiento; [i92] otros profundamente afectados son la prensa, los editores de literatura mundial, oradores, escritores, comentaristas de radio, periodistas y trabajadores sociales. Estos efectos puede que aún no sean evidentes pues poco tiempo ha trascurrido hasta ahora, pero todos estos movimientos y personas son hoy los receptores de las energías de esclarecimiento si están prontos a reconocer las nuevas ideas emergentes; ellos son los custodios de esta energía y sus agentes distribuidores, canalizándola y direccionándola de modo que las masas en todas partes estén bajo su influencia. Eclesiásticos progresistas y liberales en todas las religiones del mundo también son responsivos a esta energía, pero su utilidad está grandemente obstaculizada debido a la naturaleza reaccionaria del marco o campo en el que tienen que trabajar; enfrentan una tarea prácticamente imposible.
Estas energías de esclarecimiento llegan a la humanidad vía el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo, quienes son muy susceptibles a su impacto y están en una posición para distribuirlas, [e83] porque se los halla trabajando en todos los campos de actividad mencionados más arriba.
Las fuerzas de restauración están relacionadas con y emanan de la Mente de Dios, y están conectadas con el principio inteligente en la naturaleza divina; el intelecto es ese aspecto divino que distingue al hombre de todas las otras formas en la naturaleza. Las fuerzas de esclarecimiento provienen del Corazón de Dios y están relacionadas con la comprensión divina y pueden, por lo tanto, llegar y fortalecer a todos aquellos que aman y sirven a sus semejantes. Esta energía está relacionada con el segundo aspecto o principio de la divinidad, amor-sabiduría, del cual el Buda y el Cristo son las dos destacadas expresiones divinas. Es principalmente a través de Ellos y Sus discípulos, o los Maestros en la misma línea de expresión divina, que estas energías llegan a la humanidad, canalizadas por el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo.[i93]
El Cristo y el Buda combinaron el Camino de la Mente y el Camino del Corazón en Su perfección, y descollaron sobre sus semejantes desde las alturas de Su logro. Influyeron a hemisferios y siglos, mientras que hijos menores de Dios influyeron a países y períodos de tiempo más breves. Todavía tienen algún trabajo consumador para llevar a cabo, aunque el trabajo indicado no incumbe tanto a las formas que corporizan Sus principios divinos enunciados —luz y amor— como a las almas que han evolucionado mediante la aplicación de estos principios.
En Junio de 1945 Cristo puso en marcha las fuerzas de reconstrucción que están relacionadas con el aspecto Voluntad de la divinidad y que hasta ahora siguen siendo las menos poderosas de las tres corrientes de energía liberadas durante los tres Festivales de Luna Llena en 1945. Estas fuerzas de reconstrucción son efectivas principalmente en relación con esas entidades que llamamos naciones.La Jerarquía en este momento está tratando de canalizarlas dentro de la Asamblea de las Naciones Unidas; el uso que se haga de estas energías impersonales depende de la cualidad y la naturaleza de la nación receptora, de su medida de verdadero esclarecimiento y de su punto en la evolución. Las naciones son la expresión hoy en día del masivo egocentrismo de un pueblo y de su [e84] instinto de supervivencia. Estas energías pueden, por lo tanto, aumentar ese aspecto de sus vidas. Pueden, por lo tanto, y a pesar de esto, aumentar la potencia del objetivo que las Naciones Unidas (en la actualidad) teóricamente mantienen ante los ojos de los hombres en todas partes. El principal objeto de la Jerarquía es distribuir de tal manera estas energías constructivas, sintetizadoras, que la teoría de la unidad pueda lentamente ser trasformada en práctica, y la palabra “Unidos” pueda llegar a tener una verdadera significación y significado. Es con este tipo de energía que el Avatar de Síntesis está peculiarmente aliado. Él trasmitirá a la humanidad, con la ayuda del Cristo, [i94] algo para lo cual no tenemos hasta ahora nombre alguno. No es amor ni voluntad, como los comprendemos. Sólo una frase de varias palabras nos aportará algo del significado. Esta frase es “el principio de Propósito dirigido”. Este principio involucra tres cosas:
1. Comprensión —intuitiva y espiritualmente instintiva, pero inteligentemente interpretada— del Plan, como puede ser elaborado en el futuro inmediato por el Cristo y Sus discípulos.
2. Intención enfocada, basada en lo anterior21 y acentuando un aspecto de la voluntad, hasta ahora no desarrollado en el hombre.
3. Capacidad para dirigir energía (mediante comprensión e intención) hacia un fin reconocido y deseado, superando todos los obstáculos y destruyendo todo lo que se interponga en su camino. Esto no es la destrucción de formas por la fuerza tal como hemos visto impuesta sobre el mundo, sino una destrucción ocasionada por la vida grandemente fortalecida dentro de la forma.
La significación de estos principios divinos tendrá poco sentido para nosotros hoy; estamos tratando misterios mayores. Un misterio sigue siendo un misterio sólo cuando existe ignorancia o incredulidad. No hay misterio alguno donde hay conocimiento y fe. Todo lo que conocemos en este momento es que el Cristo fusionará y combinará dentro de Sí Mismo tres principios de la divinidad; cuando Él aparezca “la luz que siempre ha sido será vista, el amor que nunca cesa será [e85] conciencializado, y la radiancia, oculta en lo profundo, prorrumpirá en Ser”. Tendremos entonces un nuevo mundo —uno que expresará la luz, el amor y el conocimiento de Dios en un crescendo de revelación. [i95]
La belleza de esta síntesis que Cristo manifestará, y la maravilla de la oportunidad presentada, debe sin duda ser evidente para todos nosotros. Grandes Fuerzas, bajo potente Liderato espiritual, están permaneciendo listas para precipitarse en este mundo de caos, de confusión, de aspiración, de esperanza y de perplejidad. Estos grupos de energías están listos para enfoque y distribución por la Jerarquía y esa Jerarquía, bajo su Gran Líder, el Cristo, está más cerca del género humano que nunca antes en la historia humana. El Nuevo Grupo de Servidores del Mundo también está permaneciendo atento a dirección en cada país en el mundo, unidos en su idealismo, en sus objetivos humanitarios, en su sensitividad a la impresión espiritual, en su propósito unido, subjetivo, en su amor a sus semejantes y en su dedicación al servicio altruista. Los hombres y las mujeres de buena voluntad también se hallan en todas partes, listos para ser guiados en la actividad constructiva y para ser los agentes, gradualmente entrenados y educados, para el establecimiento de eso que nunca antes ha existido verdaderamente todavía —rectas relaciones humanas.
Así desde el Ser espiritual más elevado sobre nuestro planeta, a través de los graduados grupos espirituales de hombres esclarecidos y perfeccionados que trabajan en sobre el lado interno de la vida, hasta el mundo externo de diario vivir donde sirven hombres y mujeres que piensan, aman, se propaga22 la corriente de la nueva vida. El Plan está listo para inmediata aplicación e inteligente implementación; los trabajadores están allí y el poder de trabajo es adecuado a la necesidad. Por encima de todo, la Jerarquía está y el Cristo está preparadopara surgir y demostrar la realidad.
IV. Cristo, como el Unificador de Oriente y Occidente
Esta es una frase difícil de aceptar por el eclesiástico cristiano ortodoxo y limitado; significa en primer lugar que [i96] Cristo trabajará en la más estrecha cooperación con el Buda hasta que esta fusión y reconstrucción haya tenido verdaderamente lugar [e86]. El Buda está estrechamente aliado con el Cristo en este proceso de Su reaparición, aunque no estará involucrado o activo durante el entero período de trabajo venidero, activo, de Cristo en la tierra. Como saben, Él, además, no ha renunciado a Su contacto y relación con la humanidad, aunque renunció a Su cuerpo físico hace siglos. Hizo esto a fin de cumplir cierto trabajo asignado que incluía (aparte de muchas cosas desconocidas para la humanidad) actividades conectadas con el trabajo del Cristo, con la inmediatez de Su venida y con ciertos planes para la venidera civilización de la Era Acuariana. Como muchos millones de personas en el mundo saben, cada año (en el momento del Festival Wesak en la Luna Llena de Mayo) Él se comunica con la humanidad, vía el Cristo y la reunida, atenta Jerarquía. Él actúa de este modo como un agente que ocasiona relación entre el “centro donde la voluntad de Dios es conocida” y el “centro que llamamos la raza de los hombres”. Estas dos frases descriptivas son utilizadas deliberadamente porque todo el trabajo que ahora están haciendo estos dos grandes Hijos de Dios concierne a la distribución de energía —la energía de luz y la energía de amor. Es a través del Triángulo, anteriormente mencionado, que la energía de voluntad finalmente será distribuida, y uno de estos distribuidores divinos es el Buda.
Realmente el trabajo del Buda para la humanidad casi ha terminado, y Su prolongada alianza con la raza de los hombres casi ha llegado a su fin. En el momento en que la aparición del Cristo sea un hecho consumado, y la norma de rectas relaciones humanas esté comenzando definitivamente a condicionar el vivir humano, entonces el Buda pasará al trabajo que Lo aguarda. Uno de los discípulos sénior del Cristo, de rango cercano al Cristo en estatus jerárquico, [i97] tomará Su lugar y continuará el trabajo, conectado con el género humano.
Para cuando este Maestro en particular asuma Su tarea, el principio inteligente o conocimiento, que es la característica sobresaliente de la humanidad, habrá sido en gran parte trasmutado en sabiduría por la intelectualidad del mundo, aunque no todavía por las masas de hombres. Sabiduría es la característica predominante del Buda, y el momentum de esta energía de sabiduría finalmente será tan [e87] fuerte que no necesitará más la distribución o el control por el Buda. Él puede entonces re-orientarSe hacia las esferas de actividad superiores donde Su verdadero trabajo reside, y comenzar a trabajar con un aspecto de la sabiduría del cual nada sabemos pero del cual conocimiento y sabiduría se han estado expresando mediante el Cristo y el Buda; más tarde, mediante la cooperación del Avatar de Síntesis, Cristo podrá combinar23 dentro de Sí Mismo estas dos energías divinas mayores, y de este modo será una pura expresión de amor y sabiduría, de correcta relación y comprensión intuitiva.
Para hacer esto posible y de este modo liberar a Su Hermano espiritual de la ardua tarea de relacionar a la humanidad con el “centro donde la voluntad de Dios es conocida” (Shamballa), Cristo Se está sometiendo en este momento a un proceso único de entrenamiento. De este entrenamiento, Sus treinta años de trabajo en el taller de carpintería en Palestina han sido siempre el símbolo hasta ahora no reconocido. La palabra “carpintero” indica construcción, edificación, y significa (en su derivación) alguien que es un artífice maderero o un constructor de casas de madera. Este es el verdadero significado del relato bíblico de Cristo crucificado sobre la cruz de madera o el árbol. Está relacionado en realidad con la decisión tomada por Cristo en el Huerto de Getsemaní de asumir el trabajo de construcción o reconstrucción [i98] en Acuario, y de este modo completar la tarea que intentó hacer en la Era Pisciana. Él y Sus discípulos y el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo son los prometidos constructores de la nueva civilización, la nueva “casa de la humanidad”. El trabajo preparatorio que Él ahora está realizando Lo adecuará para demostrar en sabiduría (y no sólo mediante amor) la naturaleza de los Planes jerárquicos, sabias medidas constructivas, sabia elección de constructores y correctos métodos de construcción.
Es evidente, por lo tanto, que este el más grande de los Hijos de Dios, el Cristo, Representante de la humanidad y del segundo aspecto divino, demostrará dentro de Sí Mismo, durante la Era Acuariana y después de Su reaparición, ciertas dualidades mayores fusionadas y mezcladas. Nos beneficiaría estudiarlas y conocer cuáles son [e88]:
- La fusión del segundo aspecto divino de Amor y el primer aspecto divino de Voluntad —la Voluntad-al-bien.
- La fusión de amor y sabiduría posibilitándoLe ser el Constructor de la nueva era y civilización.
- La fusión de energía Pisciana generada durante los últimos dos mil años de actividad espiritual de Cristo y las energías Acuarianas a ser generadas y activas en la Tierra durante los próximos dos mil años, o dos mil quinientos.
Es para este proceso de fusión y todo lo que conlleva que Él ahora Se somete a entrenamiento. Una vez completado esto Él puede llegar a ser, en un sentido hasta ahora desconocido para Él, el punto focal y el Agente trasmisor para estas cinco energías divinas:
- La energía de Amor.
- La energía de Voluntad. [i99]
- La energía de Sabiduría.
- Energía Pisciana, generada durante la era Cristiana.
- Energía Acuariana, ya generándose sobre los planos internos de pensamiento y sentimiento, y a ser generada durante los siglos que tenemos por delante24.
Las líneas que sigue Su entrenamiento las conocen sólo el Cristo, el Buda y el Avatar de Síntesis. Todo entrenamiento esotérico o espiritual tiene que ser auto-aplicado; esto es tan cierto para el Cristo como para el más humilde aspirante. No nos es posible adentrarnos en los procesos del Cristo en cuanto a pensamiento, reacciones y planificación.
En Palestina, Su aparición fue sobre todo profética y Su trabajo principalmente el de sentar la base para las actividades que seguirán a Su reaparición, a más de sembrar la semilla cuya cosecha Él recogerá en la nueva era. La tragedia de Su aparición hace dos mil años ha coloreado la presentación de la verdad por los teólogos y esto los hizo proponer una historia desdichada, produciendo un mundo miserable y desdichado. Esta tragedia se basó en: [e89]
1. Su descubrimiento de que la humanidad no estaba preparada para eso que Él venía a dar y que durante siglos se necesitaría mucha experiencia, enseñanza, prueba y testeo antes de que Su trabajo real pudiera comenzar.
2. Su reconocimiento de que Él Mismo necesitaba una relación más profunda con ese centro al cual siempre se refirió como “el Hogar del Padre”; esta conciencialización fue la que condujo a Su comentario de que Sus discípulos podrían hacer y harían “cosas más grandes” que las que Él había hecho y que Él tenía que ir a Su Padre.
3. Su arribar a la conclusión de que debía tener trabajadores y agentes más entrenados y dedicados [i100] de lo que en ese momento era posible, o se ha demostrado posible desde entonces. De allí la reunión y el entrenamiento del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo. Cuando haya suficientes de estos servidores y trabajadores esclarecidos, Él vendrá y nada puede detener Su acercamiento.
4. Descubrió también que los hombres no estaban entonces lo suficientemente desesperados como para “tomar el Reino de los Cielos por la violencia”; es sólo en la desesperación y cuando está completamente al final de su atadura que el discípulo encuentra la entrada a ese Reino y está listo para renunciar a las viejas formas. Lo que es verdad para el individuo debe también ser verdad, en una escala más amplia, para la humanidad.
Cristo viene para todo el mundo y no sólo para el mundo cristiano. Viene para Oriente y para Occidente, y ha previsto este “tiempo del fin”, con sus catástrofes planetarias, fenomenales desastres, desesperación e invocación —elevándose tanto desde Oriente como desde Occidente. Sabía que en el tiempo de crisis y tensión final la humanidad misma forzaría Su aparición25. El relato de El Nuevo Testamento es verdadero y correcto; sólo las interpretaciones hechas por el hombre han desviado a la humanidad.
En Oriente hay una antigua leyenda que tiene una aplicación hoy y que contiene la clave de la relación del Cristo y del Buda; concierne a un servicio que, dice la leyenda, el Buda prestará al Cristo. En forma simbólica, la leyenda cuenta que cuando el Buda alcanzó esclarecimiento, y la experiencia en la Tierra ya nada [e90] podía enseñarLe, miró hacia el futuro en el que Su Hermano, el Cristo, estaría activo en el Gran Servicio —como se lo denomina. En orden, por lo tanto, a ayudar al Cristo, dejó tras de Sí (para Su uso) lo que misteriosamente se denominan “Sus vestiduras”. Le legó y dejó [i101] en algún lugar seguro la suma total de Su naturaleza emocional-intuitiva, denominada por algunos el cuerpo astral, y la suma total de Su conocimiento y Su pensamiento, denominado Su mente o cuerpo mental. Estos, dice la leyenda, serán asumidos por Aquel que Viene y resultarán útiles, suplementando el Propio equipo emocional y mental de Cristo y proporcionándoLe lo que necesita como el Instructor de Oriente además de Occidente. Él puede entonces con fortaleza y exitosamente contemplar Su futuro trabajo y elegir Sus trabajadores. Hay algo de esta misma idea latente en el mandato dado en El Nuevo Testamento, “Que esta mente esté en vosotros como lo estuvo también en Cristo” (Fil. 2,5).
De este modo el Cristo, con las fusionadas energías de amor y sabiduría, con la ayuda del Avatar de Síntesis y del Buda y bajo la influencia del Espíritu de Paz y de Equilibrio, puede implementar y dirigir las energías que producirán la nueva civilización venidera. Verá, demostrándose ante Sus ojos, la verdadera resurrección —el surgimiento del género humano de la aprisionadora caverna del materialismo. Así “verá el fruto de la aflicción de Su alma y quedará satisfecho” (Is. 53,11). [e91]
La Reaparición del Cristo (edición en revisión)
1 at-one-ment
2 matter
3 matter
4 imperative
5 nothing
6 naught
7 explain away
8 “blotting out all form”.
9 swinging
10 momentum
11 moment
12 soundness
13 at-one-ment.
14 Their
15 Their
16 over-shadowing
17 working
18 accorded
19 Releaser
20 on every hand
21 the above
22 sweeps
23 blend
24 ahead of us
25 emergence