Hay otra idea revolucionaria que la ciencia esotérica de astrología lleva a su aspecto moderno y exotérico: En el ciclo mayor de muchas encarnaciones del hombre, él —como es bien reconocido— pasa a través del círculo zodiacal de Piscis a Aries, retrogradando así a través de los signos mientras sigue el barrido o sendero de retroceso del Sol. Esta frase siempre me ha perturbado, pero el aparente retroceso, basado en la precesión de los equinoccios, es todo una parte integral de la Gran Ilusión. En el momento en que un hombre comienza a emerger de esa ilusión y ya no está sujeto al glamur y al efecto del maya mundial, en ese momento se invierte el movimiento de la gran Rueda de Vida y el hombre entonces comienza (lenta y laboriosamente) a trabajar en la dirección opuesta. Luego pasa a través de los signos de Aries a Piscis. Comienza paciente y conscientemente a funcionar como un alma que lucha hacia la luz hasta que finalmente emerge al final del Sendero en Piscis como un Vencedor mundial y un Salvador mundial. Entonces conoce el significado del triunfo sobre la muerte porque ha superado y vencido al deseo.
Este camino inverso por el cual viaja un hombre a través de los signos del zodiaco requerirá un reajuste del método empleado por los astrólogos cuando estén confeccionando un horóscopo de aspirantes sénior, de discípulos y de iniciados.
De acuerdo, por lo tanto, con el punto de evolución de un individuo sobre el Sendero o (en otras palabras) el lugar del individuo sobre la rueda de vida, el astrólogo en ejercicio arreglará la interpretación del horóscopo. Requerirá el trabajo y el pensamiento del astrólogo intuitivo, dependiente del contacto con el alma y de mucha meditación, para determinar los procesos de interpretación astrológica para aquellos que son almas activas y vivientes en una u otra de las etapas finales sobre el Sendero. La confección del horóscopo del hombre término medio o del hombre sin desarrollo no presenta tales dificultades.
Podría añadirse además que los signos del zodiaco conciernen primariamente a la expresión de vida del Hombre Celestial (en lo que concierne a nuestro planeta) y, por lo tanto, al destino y a la vida del Logos planetario. También conciernen al gran hombre de los cielos, el Logos solar. Me refiero en este último caso al efecto de los mismos a medida que se hace sentir en el sistema solar como un todo, y en este momento hay pocos astrólogos aptos para ocuparse de este efecto. Les recordaría que para esas vidas quienes informan estas grandes constelaciones y cuya radiación—dinámica y magnética— llega a nuestra Tierra, este efecto es incidental e inadvertido. El efecto primario que tienen es sobre nuestro Logos planetario y este efecto nos llega a través de Él, afluyendo a través de ese gran centro planetario al que hemos dado el nombre de Shamballa. Es, por lo tanto, capaz de evocar la respuesta mayor desde las mónadas, y estas mónadas se expresan a través del reino de almas y a través del reino humano; en consecuencia se expresa a través de la Jerarquía y a través de la humanidad como un todo. Este es un punto de real importancia y debería ser notado y conectado con toda la enseñanza que ustedes han tenido sobre este interesantísimo tema de los tres centros planetarios mayores. Es obra de las influencias zodiacales evocar el surgimiento del aspecto voluntad del Hombre Celestial y de todas las mónadas, almas y personalidades, quienes constituyen el cuerpo planetario de expresión. Esta declaración significa poco para ustedes hoy, pero significará mucho para esos estudiantes que, en unas pocas décadas, estudiarán lo que estoy diciendo aquí. Correctamente comprendido, explica mucho de lo que está sucediendo en el mundo en este momento.
A medida que estas influencias afluyen a nuestro planeta y de allí a los centros de fuerza sobre el planeta, producen un efecto dual:
- Producen un efecto sobre el hombre avanzado, galvanizando los centros arriba del diafragma en actividad y capacitándolo para responder a la radiación y la actividad de la Jerarquía.
- Producen un efecto sobre el hombre no evolucionado, capacitándolo para funcionar como un ser humano común, no esclarecido.
Debería notarse aquí, sin embargo, que todas las energías —zodiacales, sistémicas y planetarias— tienen un efecto definido sobre todas las vidas en todas las formas en todos los reinos de la naturaleza. Nada puede escapar a estas influencias radiatorias y magnéticas. La meta de evolución para la humanidad es llegar a percatarse consciente y vivamente de la naturaleza de estas energías y comenzar a conocerlas y a usarlas. Este es el campo de ocultismo como la Jerarquía siempre ha dicho a los hombres. Podría declararse que el discípulo tiene que llegar a percatarse conscientemente de las influencias planetarias y comenzar a usarlas para llevar a cabo el propósito del alma. El iniciado tiene que percatarse de las influencias zodiacales que emanan desde fuera del sistema solar por completo. Estas pueden ser reconocidas como:
- Una vibración, registrada en uno u otro de los siete centros.
- Una revelación de un tipo particular de luz, trasmitiendo un color específico al iniciado.
- Una nota peculiar.
- Un sonido direccional.
Toda la historia del zodiaco puede ser resumida pintoresca aunque exactamente en la siguiente declaración: Hay tres libros que los tres tipos de seres humanos estudian y de los cuales aprenden:
- El Libro de Vida—Iniciados—las 12 constelaciones.
- El Libro de Sabiduría—Discípulos—los 12 planetas.
- El Libro de Forma o de Manifestación—Humanidad—las 12 Jerarquías Creativas.
A medida que trabajamos y estudiamos sobre estas materias, tengamos siempre en mente el hecho de que estamos considerando los siete rayos y sus inter-relaciones en el proceso cósmico. Esotéricamente nos conciernen:
- Los siete rayos y los doce signos del zodiaco.
- Los siete rayos y las doce Jerarquías Creativas.
- Los siete rayos y los planetas conforme gobiernan las doce casas de expresión.
“La astrología está interesada en el efecto producido en la sustancia de las envolturas por las influencias, vibraciones, etc., de los diversos planetas. Son, esotéricamente, las influencias de los centros solares. Las fuerzas, emanando de los centros solares, aprovechan los centros planetarios… Esto está escondido en el karma del Hombre Celestial. Cuando nazca la verdadera astrología esotérica se dará más acerca de esto… Los estudiantes de astrología hoy están sólo aprendiendo el abecé de este estupendo tema y se ocupan de las orlas exotéricas de ese gran velo que ha sido sabiamente tendido sobre la tradición planetaria.”
Extraído de: Astrología Esotérica, Alice Ann Bailey


