Lo que tengo que decir primero sobre este tema es enteramente de índole preliminar. Trato de sentar las bases para un acercamiento un tanto nuevo —un acercamiento mucho más esotérico— a la ciencia de la astrología. Ciertas cosas que pueda decir probablemente serán juzgadas por el astrólogo académico y no inspirado como revolucionarias o erróneas, como improbables o indemostrables. Hasta ahora, sin embargo, la astrología realmente no ha demostrado su valor al mundo del pensamiento y de la ciencia, a pesar de los muchos éxitos definitivamente demostrables. Por lo tanto, pediría a todos los que lean y estudien esta sección de Un Tratado sobre los Siete Rayos, que tengan en cuenta los comentarios anteriores y preserven una disposición a considerar hipótesis y hacer un esfuerzo para sopesar una teoría o sugerencia y para probar las conclusiones durante unos pocos años. Si pueden hacer esto, quizá llegue a ustedes un despertar de la intuición que convertirá la astrología moderna en algo de real momento y significación para el mundo. Astrología intuicional es la que eventualmente debe reemplazar a lo que hoy se llama astrología, de este modo ocasionando un retorno al conocimiento de esa ciencia antigua que relacionó las constelaciones y nuestro sistema solar, llamó la atención sobre la naturaleza del zodiaco e informó a la humanidad respecto a las inter-relaciones básicas que gobiernan y controlan los mundos fenoménico y subjetivo.
Frecuentemente se afirma que la astrología es una ciencia exacta pero que está lejos de ser correcta a pesar de los muchos cálculos matemáticos. La astrología está basada, curiosamente, en la ilusión, porque como bien saben, el zodiaco no es más que el sendero imaginario del sol a través de los cielos, y esto como aparece desde el punto de vista de nuestro totalmente insignificante planeta. El sol no está, como se declara, en ningún signo del zodiaco. Simplemente parece estarlo a medida que pasa entre nuestra pequeña esfera, la Tierra, y las constelaciones en cualquier estación o tiempo particular.
Antiguamente se creía que la Tierra era el centro del sistema solar y que alrededor de ella giraban el sol y todos los demás planetas. Más tarde, cuando nuevos descubrimientos trajeron más luz a la mente humana, la verdad fue vista con mayor claridad, aunque todavía queda mucho por descubrir… Desde ciertos ángulos astrológicos, ya no debe considerarse al sistema solar como un punto alrededor del cual gira el zodiaco, o a través del cual pasa el sol en su gran ciclo de aproximadamente 25.000 años. Sobre esta teoría referente al zodiaco se apoya en muy gran medida lo que denominamos la Gran Ilusión, y quisiera que tuvieran esto en mente al estudiar conmigo los más nuevos acercamientos de esta, la más grande y más antigua de todas las ciencias. Astrología es una ciencia que debe ser restaurada a su belleza y verdad originales antes de que el mundo pueda obtener una perspectiva más verdadera y una apreciación más justa y exacta del Plan divino, como es expresado en este tiempo a través de la Sabiduría de las Edades.
La segunda declaración que quisiera hacer es que astrología es esencialmente la más pura presentación de la verdad oculta en el mundo en este tiempo, porque es la ciencia que trata de esas fuerzas y energías que gobiernan y condicionan, las cuales obran a través y sobre el entero campo de espacio y todo lo que se encuentra dentro de ese campo. Cuando este hecho sea captado, y las fuentes de origen de esas energías sean mejor comprehendidas y la naturaleza del campo de espacio sea correctamente comprendida, veremos entonces un horizonte mucho más amplio y al mismo tiempo más estrechamente relacionado; las relaciones entre entidades individuales, planetarias, sistémicas y cósmicas serán captadas, y entonces comenzaremos a vivir científicamente. Ocasionar este vivir científico es el propósito inmediato de la astrología.
Actualmente, la posición del creyente medio en astrología es que él es un individuo de importancia —al menos para sí mismo—, que está viviendo en ese importante planeta, la Tierra (importante para la humanidad), y que, a través de la astrología, puede descubrir su destino y saber lo que debería hacer. Con este comentario no me refiero a esos pocos astrólogos que poseen conocimiento esotérico real. Son pocos en número por cierto, y sólo un puñado de ellos se encuentra practicando en este momento. Al investigador moderno le agrada creer que sobre él inciden y a través de él fluyen todas esas energías que provienen del signo en el cual el sol se “encuentra” en el momento de su nacimiento. También se estima responsivo a las fuerzas de los diversos planetas a medida que gobiernan las casas en su horóscopo y cree que las tendencias y circunstancias de su vida están así determinadas. Esto le hace sentir que él es un factor de importancia aislada. Interpretaciones modernas no logran enfatizar la importancia del signo naciente (el ascendente) y esto se ha debido al hecho de que pocos hasta ahora han estado listos para funcionar como almas; poco se han tenido en cuenta las energías que obran sobre nuestro planeta todo el tiempo desde otras constelaciones o desde los muchos planetas “escondidos”. De estos, la Sabiduría Eterna afirma que hay alrededor de setenta en nuestro sistema solar.
Deseo darles un cuadro más verdadero y más exacto. Esto ahora se ha vuelto posible porque concienciación grupal, relaciones grupales e integridad grupal están pasando a primer plano en la conciencia humana. A medida que esto tenga lugar, la personalidad que es individual, separativa y auto-centrada, se alejará cada vez más a segundo plano, y el alma, no-separativa, consciente del grupo e inclusiva, pasará más y más a primer plano. Por lo tanto, el interés en el horóscopo individual gradualmente se extinguirá, y cada vez más el cuadro planetario, el sistémico y el universal se destacará en la concienciación del individuo; él entonces se considerará sólo como una parte integral de un todo mucho más importante, y su grupo mundial le interesará mucho más que él mismo, como individuo.
Por lo tanto, no me ocuparé en absoluto del asunto de astrología esotérica desde la perspectiva del horóscopo. Relaciones universales, la interacción de energías, la naturaleza de lo que está detrás de la Gran Ilusión, las engañosas “Apariencias de las cosas como son”, y el destino de nuestro planeta, de los reinos en la naturaleza y de la humanidad como un todo —estos constituirán la parte mayor de nuestro tema.
Para mí es irrelevante si los astrólogos modernos aceptan o rechazan estas ideas presentadas. Me esforzaré por darles ciertos hechos como la Jerarquía los reconoce; indicaré, si puedo, las realidades subjetivas de las cuales la ilusión externa es sólo la apariencia fenoménica, condicionada por pensamientos de los hombres a través de las edades; enfatizaré el hecho de la vivencia de las Fuentes de las cuales todas las fuerzas y energías que actúan sobre nuestro planeta fluyen y emanan; me esforzaré, por encima de todo lo demás, por demostrarles esa unidad que todo lo impregna y esa síntesis subyacente que es la base de todas las religiones y de todas las muchas fuerzas trasmitidas; procuraré apartarlos, como individuos, del centro de vuestro propio escenario y conciencia y —sin privarlos de individualidad y de auto-identidad— mostrarles sin embargo cómo ustedes son parte de un todo mayor del cual pueden llegar a percatarse conscientemente cuando pueden funcionar como almas, pero del cual hoy son inconscientes, o al menos sólo están registrando y presintiendo la realidad interna en la cual viven, se mueven y tienen su ser.
Esto me lleva a la tercera declaración, la cual es tan básica y fundamental que les pediría hacer una pausa y contemplarla, aunque hasta ahora no capten sus plenas implicaciones. La Sabiduría Antigua enseña que “espacio es una entidad”. De la vida de esta entidad, y de las fuerzas y energías, los impulsos y los ritmos, los ciclos, los tiempos y temporadas, es de lo que se ocupa la astrología esotérica.
Extraído de: Astrología Esotérica, Alice Ann Bailey


