SENSITIVIDAD TELEPÁTICA

Habrán observado que no he dado instrucciones sobre el arte de desarrollar sensitividad telepática. La razón es, como les dije antes, que esta sensitividad debería ser, y siempre es, un desenvolvimiento normal cuando el discípulo está correctamente orientado, completamente dedicado y aprendiendo descentralización. Si ello es un proceso forzado, entonces la sensitividad desarrollada no es normal y conlleva mucha dificultad y futuro peligro. En lo que concierne al discípulo, liberarse de la constante consideración de circunstancias y problemas personales conduce inevitablemente a una clara liberación mental; esto luego proporciona esas áreas de libre percepción mental que hacen posible la sensitividad superior. Gradualmente, a medida que el discípulo adquiere verdadera libertad de pensamiento y el poder de ser receptivo a la impresión de la mente abstracta, crea para sí mismo una reserva de pensamiento que deviene disponible cuando necesita ayudar a otras personas y para las necesidades de su creciente servicio mundial. Más tarde, él deviene sensitivo a impresión desde la Jerarquía. Al principio esta es puramente ashrámica, pero más tarde es trasformada en impresión jerárquica total para cuando el discípulo es un Maestro; el Plan es entonces la sustancia dinámica que suministra el contenido de la reserva de pensamiento de la cual él puede valerse. Esta es una declaración de importancia única e inusual. Más tarde aún, él deviene sensitivo a impresión desde Shamballa, y la cualidad de la Voluntad que implementa el Propósito planetario es añadida al contenido de su conocimiento disponible. Sin embargo, lo que trato de recalcar aquí es el hecho de la existencia de una creciente reserva de pensamiento que el discípulo ha creado en respuesta a las muchas y variables impresiones a las que se ha vuelto cada vez más sensitivo; las ideas, conceptos y objetivos espirituales de los que se está volviendo consciente, los está formulando constantemente en pensamientos con sus apropiadas formaspensamiento, y de estos aprende a valerse a medida que procura servir a sus semejantes. Se encuentra en posesión de una reserva o fondo de sustancia-pensamiento que es el resultado de su propia actividad mental, de su receptividad innata, y que le suministra el material para enseñar y es la “fuente de conocimiento” de la que puede valerse cuando procura ayudar a otra gente.

El punto esencial que se ha de captar es que sensitividad a impresión es un desenvolvimiento normal y natural, paralelo a desarrollo espiritual. Les di una clave del entero proceso cuando dije que

Sensitividad a impresión implica engendrar un aura magnética sobre la cual puedan actuar las impresiones más elevadas.

Quisiera que dieran a estas palabras la consideración más profunda. A medida que el discípulo comienza a demostrar la cualidad del alma y el segundo aspecto divino toma posesión de él, controlando y colorando toda su vida, se desarrolla automáticamente la sensitividad superior; el discípulo se convierte en un imán para las ideas y conceptos espirituales; atrae a su campo de conciencia el delineamiento, y más tarde los detalles, del Plan jerárquico; finalmente deviene consciente del Propósito planetario; todas estas impresiones no son cosas que deba salir a buscar y laboriosamente aprender a verificar, aferrar y aprovechar. Penetran en su campo de conciencia porque él ha creado un aura magnética que las invoca y las trae “a su mente”. Este aura magnética comienza a formarse desde el primer momento que él hace un contacto con su alma; el aura se profundiza y crece a medida que esos contactos se hacen más frecuentes y finalmente se vuelven un habitual estado de conciencia; entonces, a voluntad y en todo momento, el discípulo está en rapport con su alma, el segundo aspecto divino.

Este aura es en realidad la reserva de sustancia-pensamiento de la cual puede depender espiritualmente. Su punto de enfoque se encuentra en el plano mental. El discípulo ya no es controlado por la naturaleza astral; está construyendo exitosamente el antakarana por el cual pueden fluir las impresiones superiores; aprende a no disipar esta afluencia sino a acumular dentro del aura (con la cual se ha circundado) el conocimiento y la sabiduría que considera necesarios para servir a sus semejantes. Un discípulo es un centro magnético de luz y conocimiento en la medida en que mantiene su aura magnética en un estado de receptividad. Entonces invoca constantemente la gama superior de impresiones, que puede ser evocada y puesta en “actividad distribuidora” por lo que es inferior y que está demandando ayuda. El discípulo por lo tanto, a su debido tiempo, deviene una minúscula y diminuta correspondencia de la Jerarquía —invocadora como lo es a Shamballa y fácilmente evocada por la demanda humana. Estos son puntos que merecen cuidadosa consideración. Involucran un reconocimiento elemental de puntos de tensión y su consiguiente expansión en auras o áreas magnéticas, capaces de invocación y evocación.

Estas áreas de sensitividad atraviesan tres etapas…:

  1. Sensitividad a impresión proveniente de otros seres humanos. Esta sensitividad deviene útil en servicio cuando el aura magnética necesaria ha sido engendrada y puesta bajo control científico.
  2. Sensitividad a impresión grupal —el paso de las ideas desde un grupo a otro. El discípulo puede volverse un agente receptor dentro de cualquier grupo del que sea una parte, y esta capacidad indica progreso de su parte.
  3. Sensitividad a impresiones jerárquicas, que llegan al discípulo vía el antakarana y —más tarde— desde la Jerarquía como un todo, cuando él ha alcanzado alguna de las iniciaciones superiores. Esto indica capacidad de registrar impresión proveniente de Shamballa.

Quisiera evocar en vuestras mentes el conocimiento de que el aura que cada uno de ustedes ha creado alrededor del núcleo central de vuestro yo encarnado o alma, es un fragmento del alma sobreumbrante que los ha traído a la manifestación. Este aura (como bien saben) está compuesta por las emanaciones del cuerpo etérico, y este a su vez incorpora tres tipos de energía de los cuales ustedes son individualmente responsables.

  1. El aura de salud. Esto es esencialmente físico.
  2. El aura astral, que generalmente es por lejos el factor más dominante, extenso y controlador.
  3. El aura mental, que en la mayoría de los casos es relativamente pequeña pero se desarrolla rápidamente una vez que el discípulo conscientemente se hace cargo de su propio desarrollo, o una vez que la polarización de la personalidad está en el plano mental. Finalmente llegará el momento en que el aura mental obliterará (si puedo usar un término tan inadecuado) el aura emocional o astral, y entonces la cualidad de amor, cualidad del alma, creará un sustituto, de manera que la sensitividad necesaria no desaparece totalmente sino que es de una naturaleza superior y mucho más aguda.

En esta triple aura (o más correctamente, cuádruple, si cuentan el vehículo etérico) cada individuo vive, se mueve y tiene su ser; este aura viviente y vital es el agente que registra todas las impresiones, tanto objetivas como subjetivas. Es a este “agente de respuesta sensitiva” al que el Yo que mora internamente tiene que controlar y utilizar para registrar impresión o dirigir impresión etérica o mental afuera hacia el mundo de los hombres. La impresión astral es puramente egoísta e individual y, aunque puede afectar el entorno de un hombre, no está dirigida como lo están las otras energías registradas. Es el aura la que predominantemente crea los efectos que una persona tiene sobre sus asociados; fundamentalmente no son sus palabras las que producen reacciones aunque se supone que corporizan sus reacciones y su pensamiento, sino que ellas, en realidad, generalmente son expresiones de sus deseos emocionales.

Todos nosotros, por lo tanto, trasportamos un mecanismo subjetivo que es un cuadro verdadero y perfecto de nuestro punto particular en la evolución.

Extraído de: “Telepatía y el Vehículo Etérico”, Alice Ann Bailey.