Retorno de Cristo

Agosto de 1946

Temporalmente, el hecho de Dios Inmanente absorberá la atención de todos los verdaderos instructores espirituales, y el hecho de esa inmanencia divina haciéndose sentir en perfección a través del Cristo y de otros Representantes divinos, durante un tiempo relegará la enseñanza sobre Dios Trascendente a segundo plano. Indebido énfasis se ha colocado sobre esta verdad mayor, con exclusión de la verdad más cercana y práctica de Dios en cada hombre y en cada forma y en cada reino en la naturaleza; mucho mal ha resultado por no lograr poner el énfasis sobre Dios Inmanente. Más tarde, cuando la verdad del Cristo morando internamente en cada hombre y revelado en perfección a través del Cristo histórico y de Sus grandes Hermanos a lo largo de las edades haya sido aceptada, la enseñanza de Dios Trascendente, que es el misterio secreto bajo custodia de Shamballa, será revelada y enfatizada. Las dos mitades de un Todo perfecto serán entonces reconocidas por la humanidad.

La clave de la Jerarquía y Su reaparición en la tierra en forma física, y la consecuente materialización del reino de Dios entre los hombres, es la simple verdad de Dios Inmanente. Ello es la pista del proceso evolutivo y la eterna esperanza de todas las formas en todos los reinos en la naturaleza. Esta es la verdad central, la verdad convincente y la verdad reveladora que subyacerá en toda información respecto a la Jerarquía y que distribuirá la venidera generación de discípulos. Si esta verdad es fáctica y posible de demostración, entonces se prueba el hecho de la Jerarquía y se establece la autenticidad de la eterna existencia del reino de Dios en la tierra.

  1. Mayo de 1947

Lentamente, alborea sobre la conciencia en despertar de la humanidad, la gran verdad paralela de Dios Inmanente —“compenetrando” divinamente todas las formas, condicionando desde adentro todos los reinos en la naturaleza, expresando divinidad innata a través de seres humanos y —hace dos mil años— representando la naturaleza de esa Inmanencia divina en la Persona del Cristo. Hoy, como un resultado de esta Presencia divina en despliegue, está penetrando en las mentes de hombres en todas partes un nuevo concepto: el de Cristo en nosotros, la esperanza de Gloria. Hay una creencia creciente, y en desarrollo, de que Cristo está en nosotros, como lo estuvo en el Maestro Jesús, y esta creencia alterará los asuntos mundiales y la entera actitud del género humano hacia la vida.

La idea del retorno de Cristo es muy familiar, y el concepto de un Hijo de Dios que retorna en respuesta a la necesidad humana tiene su lugar en la enseñanza de la mayoría de las fes mundiales. Desde que aparentemente partió hacia la esfera donde los fieles Lo han situado, pequeños grupos de estas personas se han convencido a creer que en tal y tal fecha Él regresaría, y siempre sus profecías y expectativas han estado condenadas al fracaso. Él no ha venido. Las multitudes se burlaron de esa gente y los hombres inteligentes la censuraron. Sus ojos no Lo han visto ni hubo ningún indicio tangible de Su presencia. Hoy, les digo que Él vendrá; que los planes para Su venida ya están puestos en marcha, pero yo no pongo día u hora. El momento es conocido únicamente por los dos o tres, pero “en esa hora que no penséis, Él vendrá” (Mt. 24,44).

Los primeros signos de Su acercamiento con Sus discípulos ya pueden ser discernidos por quienes notan y correctamente interpretan los signos de los tiempos. Está (entre estos signos) la unión espiritual de los que aman a sus semejantes. Esto es en realidad la organización del ejército físico externo del Señor —un ejército que no tiene armas excepto las de amor, de habla correcta y relaciones humanas correctas. Esta organización desconocida ha procedido con velocidad fenomenal durante la fase de posguerra, pues la humanidad está harta de odio y de controversia.

El estado mayor del Cristo ya está activo en la forma del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo; ellos son el cuerpo de precursores más potente que jamás haya precedido a una gran Figura mundial en la palestra del vivir del género humano. Su trabajo e influencia ya se ve y siente en todas las tierras, y nada puede destruir eso que ellos han conseguido.

Por primera vez en la historia humana, la demanda del pueblo de la Tierra es tan potente y tan acorde con la dirección divina en tiempo y espacio que el fin es inevitablemente seguro; el Representante espiritual buscado debe surgir, y esta vez no vendrá solo sino acompañado por Aquellos Cuyas vidas y palabras evocarán reconocimiento en cada departamento del pensar humano. Las profecías simbólicas que se hallan en todas las Escrituras mundiales respecto de este evento inminente demostrarán su veracidad; su simbolismo no obstante educirá re-interpretación, y circunstancias y acontecimientos no serán necesariamente como las Escrituras parecerían indicar exactamente.

Cristo es el Sanador y Salvador del Mundo. Él obra porque Él es el alma corporizada de toda Realidad. Él obra hoy, como obró en Palestina hace dos mil años, a través de grupos. Allí obró a través de los tres discípulos amados, a través de los doce apóstoles, a través de los setenta elegidos y los quinientos interesados… Ahora obra a través de Sus Maestros y los grupos de Sus Maestros, y de ese modo intensifica grandemente Sus esfuerzos. Él puede obrar y obrará a través de todos los grupos sólo en la medida en que se se capaciten para servicio planificado, para la distribución de amor, y entren en alineamiento consciente con la gran potencia de los grupos internos.

Durante dos mil años Él ha sido la Cabeza suprema de la Invisible Iglesia, la Jerarquía espiritual, compuesta por discípulos de todas las fes. Él reconoce y ama a quienes no son cristianos pero que mantienen su lealtad a sus Fundadores —el Buda, Mahoma y otros. No le interesa cuál sea la fe, si el objetivo es amor a Dios y a la humanidad. Si los hombres buscan al Cristo que dejó a Sus discípulos hace siglos, no lograrán reconocer al Cristo que está en proceso de retornar. El Cristo no tiene barreras religiosas en Su conciencia. No Le importa de qué fe religiosa un hombre pueda autodenominarse.

Quizás uno de los principales mensajes que tengo para todos ustedes que leen mis palabras es esta gran verdad y el hecho de la Presencia física en la Tierra en este momento del Cristo, de Su grupo de Discípulos y Ejecutivos, de Sus actividades representativas en nombre del género humano y de Su estrecha relación.

El Hijo de Dios está en camino y no viene solo. Su vanguardia ya está aquí y el Plan que deben seguir ya está hecho y es claro. Que el reconocimiento sea el objetivo.


Extraído de: “La Exteriorización de la Jerarquía”, Alice Ann Bailey.