Mensaje de Octubre de 1949 – Primera Parte

Llegamos ahora a otro punto en nuestro estudio de este tema: concierne a uno de los problemas más difíciles confrontando a los Maestros en este momento; también presenta un problema único para el Cristo. La vida física diaria de los Maestros, del Cristo y de esos Miembros de la Jerarquía (iniciados y discípulos aceptados) que funcionan en cuerpos físicos, ha tenido su orientación sobre los niveles subjetivos de la vida; la mayoría de Ellos, y particularmente los miembros sénior de la Jerarquía, por regla general no se mezclan largamente con el público ni caminan por las calles de nuestras grandes ciudades. Trabajan como yo lo hago desde mi retiro en los Himalayas, y desde allí he influido y ayudado a muchas más personas de lo que hubiera podido si hubiese andado diariamente en medio del ruido y caos de los asuntos humanos. Llevo una vida normal, y creo que útil, como alto ejecutivo en una gran lamasería, pero mi trabajo principal radicó en otra parte —ampliamente difundido en el mundo de los hombres; llegué a este vasto número de seres humanos por intermedio de los libros que escribí, a través de los grupos que puse en marcha e impulsé, tales como Hombres de Buena Voluntad y los Triángulos, y a través de mis discípulos que hablan y difunden la verdad tal como he tratado de presentarla.

Lo mismo sucedió con el trabajo de todos los Maestros, excepto dos o tres, Quienes se sometieron a entrenamiento especial a fin de hacer un trabajo preparatorio especial para la exteriorización de la Jerarquía. El Maestro inglés es uno de estos, y otro Maestro también que trabaja, relativamente desconocido, en Norteamérica. Antes me referí a Él como el Maestro P. —aunque esa no es, en realidad, Su inicial.

Esta norma solitaria o de retiro se aplica a todos los Maestros y al Cristo, puesto que en la soledad de la mente, y hasta donde sea posible en la soledad del lugar físico, las varias ramas de la Gran Logia Blanca han elegido trabajar desde los días atlantes. No es la soledad de un espíritu separativo, sino la soledad que proviene dela capacidad de ser no-separativo y de la facultad de identificación con el alma de todos los seres y de todas las formas. Esto puede ser mejor logrado en la intensa quietud de esas zonas “protegidas” donde los Maestros en las varias ramas de la Hermandad han elegido morar. Esta soledad y aislamiento físico Les permite trabajar casi enteramente desde el nivel del plano búdico o intuicional, perfeccionando la Ciencia de Impresión, influyendo y obrando a través de esas mentes que son susceptibles a Su impresión mental. Esto se aplica igualmente a Maestros en vehículos físicos y a Quienes tienen “ningún anclaje” en los tres mundos; se aplica también a discípulos que están en el cuerpo o fuera del cuerpo, de acuerdo a su destino, karma inmediato o forma de servicio. San Pablo, por ejemplo, estaba en la etapa iniciado de aprender correctamente a retirarse y trabajar en lo que Patanjali llama “unidad aislada” cuando una vez habló de sí mismo como “siendo arrebatado al tercer cielo” y allí aprendiendo las inefables bellezas de la vida divina.

Por lo tanto, el problema ante los Maestros y Sus discípulos es trabajar (cuando la exteriorización tenga lugar) en medio de la existencia del plano físico, ya no retirados, aislados y protegidos, sino funcionando abiertamente entre eventos y realidades físicas y toda la diversidad de contactos que presentan los tres mundos. Quizá sea útil recordar que cuando el Cristo estuvo en presencia física en la tierra hace dos mil años, la población del mundo era relativamente pequeña comparada con la de hoy; el contacto entre los pueblos era prácticamente nulo, y donde existía, era usualmente de naturaleza estrictamente militar o comercial, con un intercambio un tanto exclusivo de ideas escolásticas y personal entre los raros centros de enseñanza. En esos días era fácil retirarse al desierto, desaparecer en el lugar poco frecuentado y recargar y revitalizar al espíritu, volver a estar estrechamente en contacto con las Fuentes de inspiración en los niveles superiores de conciencia y así reorientar al instrumento operativo en los tres mundos hacia el campo superior de contacto e inspiración. Mucho de esto puede observarse en el relato del Evangelio de la vida de Cristo y del Maestro Jesús.

Cuando el Cristo reaparezca y la Jerarquía se exteriorice en la tierra, las condiciones serán totalmente diferentes; hoy no hay espacios vacíos, la población del mundo aumentó enormemente y está creciendo año tras año; ninguna localidad está aislada o es inalcanzable; las selvas son territorio abierto al explorador y a los numerosos agentes comerciales; grandes ciudades cubren el planeta y multitudes de barcos cruzan los océanos; por las rutas aéreas del mundo viajan millones de pasajeros anualmente; la tierra está dividida en secciones diminutas por vías férreas, carreteras, autopistas y miríadas de caminos secundarios y calles. De hecho, cada unidad viviente en el mundo está en contacto con miles de otras unidades y puede —a través de los muchos medios de información— estar en contacto con millones; la prensa produce mecánicamente las noticias hora tras hora y los ojos de millones de personas están incesantemente pegados a la página impresa a toda hora del día o de la noche; los oídos de otros millones de personas están diariamente y a cada hora sintonizados con la voz de la radio. Sólo el sentido perceptivo interno permanece inactivo, ya que sólo la humanidad avanzada vive constantemente en contacto con el mundo de percepción e intención espiritual.

Por lo tanto, las condiciones confrontando a la Jerarquía constituyen un problema serio y drástico. Hasta donde podamos, intentaremos considerar estas condiciones, ya que alguna comprensión del problema es necesaria si ha de realizarse un trabajo correcto.

Necesariamente, el problema es de cambio en la orientación de percepción pero no necesariamente en modos de vivir o en cualquier ajuste definitivamente del plano físico. Durante algunos siglos la orientación jerárquica ha sido de una consolidación interna muy estricta, para que el aura magnética de la Jerarquía pudiera responder infaliblemente a impresión desde Shamballa, y también debía ser de una naturaleza tan potente que pudiera formar una pantalla protectora alrededor de la familia humana. No olviden la naturaleza del servicio protector que los Maestros han asumido en bien del género humano, permaneciendo entre la humanidad y las emanaciones e influencias y el aura magnética de la Logia Negra.

Esta consolidación interna ha sido grandemente fortalecida durante los últimos cien años. Debido a esto, y debido a la resultante claridad de impresión y de la potente influencia saliente, el Plan para la humanidad —como un Todo— fue impartido con énfasis a discípulos en los Ashramas y por ellos fue formulado con claridad y presentado a la humanidad.


Extraído de: “La Exteriorización de la Jerarquía”, Alice Ann Bailey.