La Liberación de Energía Atómica – Cuarta Parte

Conferencia de Alice Ann Bailey, Invierno de 1922

En la actualidad atravesamos un período donde todas las corrientes de pensamiento se desintegran; la vida religiosa de los pueblos ya no es lo que era, y los dogmas y doctrinas de todo tipo caen bajo el escalpelo de la crítica. Muchas formas antiguas del pensamiento científico se desintegran, y se conmueven los cimientos de las antiguas filosofías. El destino nos ha deparado uno de los períodos más difíciles de la historia mundial, caracterizado por el derrumbe de las naciones, la ruptura de antiguas relaciones y vínculos y la evidentemente inminente dislocación de la civilización. Sería un estímulo recordar que todo esto ocurre porque la vida de esas formas es tan pujante, que las considera una prisión y limitación; debe tenerse presente que este período de transición entraña la mayor promesa que jamás conociera el mundo. No hay lugar para el pesimismo ni la desesperación, sino para el máximo optimismo. Muchos se contrarían y afligen al ver sacudirse los cimientos, ante la amenaza de derrumbarse las tan cuidadosamente erigidas y profundamente queridas estructuras del pensamiento, creencias religiosas y los conceptos filosóficos; no obstante, sentimos ansiedad porque la forma nos ha absorbido demasiado y también porque nos ocupamos en demasía de nuestra prisión, y si sobreviene la desintegración, es sólo para que la vida construya para sí nuevas formas y pueda evolucionar. Tanto la tarea del destructor como la del constructor constituyen el trabajo de Dios, y el gran dios de la destrucción debe aplastar y destruir formas, a fin de facilitar el trabajo del constructor para que el espíritu pueda expresarse más adecuadamente.

A muchos les parecerán novelescas, fantásticas e insostenibles estas ideas, y aunque sólo sean hipótesis pueden ser interesantes y darnos la clave del misterio. Vemos la destrucción de la civilización, vemos tambalearse la trama religiosa, las filosofías vapuleadas y sacudidos los cimientos de la ciencia materialista. Pero, después de todo, ¿qué son las civilizaciones?, ¿qué son las religiones?, ¿qué son las grandes razas? Simplemente las formas en que se manifiesta esa grande y triple Vida central que anima nuestro planeta y trata de expresarse. Así como nosotros nos expresamos por medio de la naturaleza física, emocional y mental, así Él se manifiesta por medio de los reinos de la naturaleza, de las naciones, razas, religiones, ciencias y filosofías, existentes hoy. Cuando Su vida palpita en cada sector de Su ser, nosotros, como átomos y células de esa gran manifestación, pasamos etapa tras etapa por cada transición. Al trascurrir el tiempo y al ampliar nuestra conciencia, adquirimos mayor conocimiento de Su plan como Él lo está elaborando, y finalmente estaremos en posición de colaborar con Él en Su propósito esencial.

Resumiendo el pensamiento central de esta conferencia, tratemos de reconocer que no existe tal cosa como materia inorgánica, que cada átomo es una vida, que todas las formas son vivientes y que cada una de ellas es la expresión de una entidad inmanente. Comprendamos que esto también atañe al conglomerado de formas. He aquí la clave de nosotros mismos y quizás la clave del enigma del sistema solar.

Intervalo de Silencio…

9 de Agosto de 1945

Decisiones mundiales deben por lo tanto, en el futuro, estar basadas en una firme determinación de promover rectas relaciones humanas e impedir el control egoísta, financiero o eclesiástico, por cualquier grupo de hombres, en cualquier parte, en cualquier país. Creemos que la determinación de Gran Bretaña, los Estados Unidos y Canadá, que están en posesión de los secretos, va en este sentido.

Octubre de 1945

En un nuevo y único sentido, hoy estamos en los albores de una era económica totalmente nueva. Esto es cada vez más obvio para todas las personas que piensan. Debido al más reciente triunfo de la ciencia —la liberación de la energía del átomo— el futuro del género humano y el tipo de civilización venidera es impredecible. Los cambios inminentes son de tan largo alcance que es evidente que los viejos valores económicos y las conocidas normas de vida están destinadas a desaparecer; nadie sabe qué los reemplazará. Las condiciones se alterarán básicamente; en ciertas líneas, tales como la distribución de carbón y petróleo para alumbrado, calefacción y trasporte, ¿no es posible que en el futuro ninguno de estos recursos planetarios se necesiten? Las condiciones se alterarán fundamentalmente. Menciono solamente estos dos como ejemplos de los cambios fundamentales que el uso de la energía atómica puede producir en el futuro vivir civilizado.

Dos problemas principales surgirán de este descubrimiento —uno de carácter inmediato y el otro a desarrollarse después. El primero es que aquellos cuyos grandes intereses financieros están ligados a los productos que la nueva energía inevitablemente reemplazará, lucharán desesperadamente para impedir que estas nuevas fuentes de riqueza beneficien a otros. Segundo, estará el constantemente creciente problema de la liberación de mano de obra del trabajo agotador y de las largas horas que hoy se requieren para proporcionar un salario digno y proveer a las necesidades de la vida. Uno es el problema del capital y el otro es el problema del trabajo; uno es el problema del control establecido por los intereses puramente egoístas que han controlado durante tanto tiempo la vida de la humanidad y el otro es el problema del ocio y su uso constructivo. Un problema concierne a la civilización y su funcionamiento correcto en la nueva era y el otro concierne a la cultura y el empleo del tiempo en líneas creadoras.

Estas pocas sugerencias les darán mucho material para reflexionar y una base real para un pensar feliz, confiado y progresista. Organícense ahora para el trabajo de buena voluntad. El futuro del mundo está en las manos de los hombres de buena voluntad y en aquellos que tienen propósito altruista en todas partes. Esta liberación de energía al fin hará que el dinero, como lo conocemos, no tenga importancia en absoluto; el dinero se ha demostrado (debido a las limitaciones del hombre) un productor de mal y el sembrador de desacuerdo y descontento en el mundo. Esta nueva energía liberada puede demostrarse una “fuerza salvadora” para todo el género humano, liberando de la pobreza, la fealdad, la degradación, la esclavitud y la desesperación; destruirá los grandes monopolios, quitará la maldición al trabajo y abrirá la puerta a esa edad de oro que todos los hombres esperan. Nivelará todas las capas artificiales de la sociedad moderna y liberará a los hombres de la constante ansiedad y del duro trabajo extenuante que han sido responsables de tanta enfermedad y muerte. Cuando estas nuevas y mejores condiciones estén establecidas, entonces los hombres serán libres para vivir y moverse en belleza y para buscar el “Camino Iluminado”.

Extraído de: “Los Problemas de la Humanidad, “La Exteriorización de la Jerarquía” y “La Conciencia del Átomo”, Alice Ann Bailey.