Junio de 1949
Me preguntan (y con razón) ¿de qué utilidad es toda esta información para los hombres y para el aspirante que está tratando de servir? Lo único que la humanidad necesita hoy es la conciencialización de que hay un Plan que definitivamente está elaborándose a través de todos los acontecimientos mundiales, y que todo lo que ha ocurrido en el pasado histórico del hombre, y todo lo que ha sucedido últimamente, de seguro está en línea con ese Plan. Necesariamente también, si tal Plan existe, pre-supone Aquellos Que son responsables de originar el Plan y de que se lo lleve adelante exitosamente. Desde la perspectiva de la humanidad término medio, quien piensa en términos de felicidad terrena, el Plan debería ser algo festivo y algo que haría la vida material más fácil. Para la Jerarquía espiritual, el Plan involucra esos arreglos o circunstancias que elevarán y expandirán la conciencia del género humano y permitirán a los hombres, por lo tanto, descubrir los valores espirituales por sí mismos y hacer los cambios necesarios de su propio libre albedrío y así producir el exigido mejoramiento del entorno, coherente con el reconocimiento espiritual en despliegue.
Nada de verdadero valor se obtendrá mediante cualquier actividad arbitraria o autocrática de parte de la Jerarquía espiritual. Esa es una de las lecciones a ser aprendidas a medida que el trabajo de las potencias totalitarias —en el pasado y en la actualidad— y sus efectos son notados. Bajo el sistema totalitario, la libertad es coartada o abolida, se niega el libre albedrío del individuo y se le impide expresión, al individuo se lo juzga como el accesorio del Estado todo-poderoso y se lo mantiene en esa posición mediante regimentación policial; desarrollo individual es de valor sólo en la medida en que se sirve a los intereses del Estado, pero el individuo mismo —como unidad de humanidad divina independiente— no existe, desde el punto de vista totalitario. Por lo tanto, ¿quisieran que la Jerarquía espiritual de nuestro planeta trabajara en líneas totalitarias, imponiendo por la fuerza la paz y el confort, dando pasos para detener al mal por la fuerza y trabajando para el bienestar material de los hombres? ¿O quisieran que los Maestros guiaran a la humanidad misma, a través de recta comprensión, a emprender la acción necesaria, aunque ello involucre prueba y error y un proceso mucho más lento? ¿Quisieran al género humano de pie, como agente inteligente del Plan divino? ¿O quisieran que se los tratara como niños irresponsables que deben ser enérgicamente protegidos contra ellos mismos? ¿No es mejor para la inteligencia y actividad de los hombres (en todas las tierras), que despierta rápidamente, ser entrenada para reconocer la unidad esencial de todos los seres humanos y así conducirla a emprender la acción necesaria que respaldará esa unidad, la cual obrará para el entero grupo de seres humanos en todas las tierras por doquier, y que además y al mismo tiempo preservará las culturas individuales y nacionales, junto a una civilización universal y un sistema mundial de reconocimiento divino? Hacia esta libertad general y la actividad inteligente del individuo libre, la Jerarquía está trabajando constante y exitosamente; el concepto de unidad y de actividad unida para el bien de todos es mucho más ampliamente captado y comprendido de lo que ustedes quizás conciencializan. El acercamiento totalitario trabaja hacia una unidad impuesta y que incluirá a todos los pueblos y los atará a una uniformidad de creencia —política, económica y socialmente— y que básicamente ignorará e ignora los valores espirituales, poniendo al Estado en lugar de ese centro espiritual divino donde ha de encontrarse la realidad espiritual.
El método de la Jerarquía es trabajar mediante individuos y mediante grupos para producir un reconocimiento espiritual tan amplio, que hombres en todas partes aceptarán como fáctico el gobierno interno del planeta, y trabajarán juntos para fundar el Reino de Dios en manifestación objetiva en la Tierra —y no en algún tiempo distante y algún cielo impreciso. Este no es un sueño místico o imposible, sino que simplemente es el reconocimiento y la exteriorización de eso que ha estado presente por siempre, lo cual definitivamente tomó forma objetiva cuando Cristo estuvo con nosotros hace dos mil años y que pasará a reconocimiento universal cuando Él esté con nosotros de nuevo en el futuro inmediato.
Por lo tanto, todos los que trabajan y luchan por el bien de la humanidad y bajo la dirección de la Jerarquía, anímense y renueven vuestra valentía. La Jerarquía no sólo permanece (como les he dicho a menudo), sino que cada día y cada año Se va acercando más a la humanidad. El poder de la unidad espiritual, enfocada, de la Jerarquía hoy puede sentirse de muchas maneras; ello es largamente responsable del paciente esfuerzo de todos los trabajadores humanitarios y de quienes visionan unidad frente a grandes dificultades, y a pesar del fatigado letargo y el pesimismo que las condiciones, demasiado duras para la resistencia humana, han impuesto sobre las mentes de los hombres. La Jerarquía permanece y trabaja. Los Maestros están trabajando de acuerdo con el Plan —un Plan fundado sobre la historia pasada de la raza y que puede ser rastreado allí; un Plan que requirió, debido al egoísmo humano, el drástico horror de la guerra (1914-1945); un Plan que hoy puede puentear y puenteará el abismo que ahora existe entre el pasado insatisfactorio, egoísta y material, y ese nuevo futuro que demostrará una gran medida de unidad mundial y que constantemente y con habilidad en acción sustituirá esos valores que dominaron hasta ahora, por los valores espirituales.
La garantía de esto es la inteligencia en desarrollo de hombres en todas partes luchando ciegamente por libertad y por comprensión, y recibiendo siempre la interna seguridad, el conocimiento y la ayuda de Quienes están elaborando (como siempre) esas situaciones y condiciones en las que el género humano puede arribar mejor a expresión divina.
El faro de la Jerarquía está barriendo el planeta en este momento singularizando hombres y mujeres, aquí y allá, de la masa de hombres. Ellos evidencian posibilidad esotérica, y en sus vidas el amor a la humanidad y el amor al Cristo es un factor básico y fundamental.
No olviden que meditación clarifica la mente en cuanto al hecho y a la naturaleza del Plan, que comprensión trae ese Plan al mundo de deseo, y que amor libera la forma que hará que el Plan se materialice sobre el plano físico. Los llamo a estas tres expresiones de vuestras almas. Todos ustedes, sin excepción, pueden servir de estas tres maneras, si así lo desean.
Extraído de: “La Exteriorización de la Jerarquía”, Alice Ann Bailey.


