El hombre aprende ante todo a controlar sus reacciones a los planetas a medida que rigen y dirigen los asuntos de su personalidad desde sus diversas “estaciones” en las doce casas de su horóscopo. Hay dos maneras de hacerlo:
Primero: Confeccionando debidamente el horóscopo y luego dando pasos para determinar lo que debería hacerse para invalidar las influencias planetarias donde se considere deseable controlar las reacciones de la personalidad. Esto tiene que hacerse por el poder aplicado del pensamiento. Requiere completa confianza en la comprensión e interpretación del astrólogo y el reconocimiento del momento exacto del nacimiento. Uno se pregunta si estas condiciones del momento exacto y del astrólogo completamente sabio se encuentran alguna vez todavía.
Segundo: Asumiendo conscientemente la posición del Observador espiritual y cultivando el poder de responder al Alma. Entonces, desde el ángulo de esa Alma, el hombre debe aprender a controlar la circunstancia y las reacciones concomitantes de la personalidad.
También deberían notarse las siguientes actitudes y posiciones tomadas por el astrólogo esotérico:
- Que las influencias planetarias indican la tendencia de las circunstancias externas de la vida. Cuando se las interpreta correctamente para el hombre término medio y para el hombre no evolucionado, pueden indicar e indican el destino y sino de la personalidad; ellas sí condicionan y controlan completamente al hombre que no tiene experiencia consciente del alma. En el momento en que un hombre llega a percatarse de su propia alma y se esfuerza por controlar su “sendero en la vida”, la influencia de los planetas, per se, definitivamente se debilita y aminora constantemente; la carta de su personalidad parece no concluyente y a menudo muy inexacta. Es la fuerza que fluye a través de los planetas y no la fuerza de los planetas mismos la que entonces gobierna y controla. El hombre entonces deviene receptivo a las energías más sutiles y más elevadas del sistema solar y de las doce constelaciones gobernantes.
- Que el signo del Sol —como se lo denomina— indica la naturaleza del hombre, física, mental y espiritual. Contiene el secreto del rayo de la personalidad y de la responsividad o falta de responsividad del hombre al Alma, el hombre real. Indica también la integración ya lograda y el punto actual de desenvolvimiento de las cualidades del alma, del equipo disponible actual, de la cualidad de vida actual y de las relaciones grupales inmediatamente posibles. Desde el ángulo de la Sabiduría Eterna, no indica nada más. Es a la inversa de la posición astrológica usual. La razón por la que ofrezco esto es que la humanidad está lo bastante evolucionada como para que la astrología del alma llegue a ser posible dentro de poco tiempo. Constituye —desde muchos puntos de vista— una inversión del procedimiento normal. Esto es sabio y necesario, y también inevitable. Los astrólogos eventualmente se dividirán en dos clases: los astrólogos exotéricos que se ocuparán del horóscopo de la personalidad, y los astrólogos esotéricos que se ocuparán de los propósitos del alma.
- Que el signo ascendente indica las posibilidades más remotas, y la meta espiritual y el propósito de la encarnación inmediata y de las encarnaciones sucesivas inmediatas. A este signo le concierne la lucha del hombre espiritual “para continuar” desde el punto alcanzado de modo que cuando la energía de vida se agota temporalmente y la “muerte de la personalidad” tiene lugar, el hombre se encuentra “más cerca del centro de su vida, más cercano al centro de su grupo y aproximándose al centro de vida divina”, según lo expresa la Sabiduría Eterna. Esta frase particular, “muerte de la personalidad”, tiene dos connotaciones definidas:
- Puede que signifique la muerte del cuerpo físico, que inevitablemente es seguida por las dos etapas de la muerte del vehículo emocional y la subsiguiente disipación de la temporaria y siempre cambiante forma que la cuota de energía mental ha asumido durante encarnación.
- La subjetiva y mística “muerte de la personalidad”. Esta es una frase que indica la trasferencia del foco para la distribución de energía desde la personalidad (un centro definido de fuerza) al alma (otro centro definido).
Me doy cuenta de que estos conceptos no están en línea con los postulados astrológicos usuales. Sin embargo, la astrología no perdería tiempo si experimentara con estas ideas durante un tiempo. Los astrólogos podrían descubrir algunos problemas sumamente interesantes y llamativos y arribar quizás a una exactitud desconocida en la actualidad. Podría ser de alguna utilidad si me extendiera un poco sobre este punto.
En conexión con el signo del Sol, el signo ascendente y el efecto de la formapensamiento relacionada con la luna, la posición de la astrología esotérica es:
- El signo del sol. — Este signo indica el presente problema del hombre; marca el paso o el tempo establecido de su vida personal; está relacionado con la cualidad, el temperamento y las tendencias de vida que están buscando expresión durante esta encarnación particular, y sugiere el aspecto rajásico o actividad del hombre innato. Fundamentalmente, las fuerzas que aquí se encuentran indican la línea de menor resistencia.
- El ascendente o signo naciente indica la vida planeada o el inmediato propósito del alma para esta encarnación. Mantiene el secreto del futuro y presenta la fuerza que, correctamente usada, conducirá al hombre al éxito. Representa el aspecto sátvico o armonía de la vida, y puede producir correcta relación entre alma y personalidad en cualquier encarnación. Así señala el camino al reconocimiento de la fuerza del alma.
- La luna. — Este tipo de fuerza (proveniente de ciertos planetas y no de la luna) indica lo pasado. Por lo tanto, resume la limitación y las desventajas presentes. Gobierna al cuerpo físico y muestra dónde ha de encontrarse la prisión del alma.
La siguiente declaración que quisiera hacer, y que deriva normalmente de las anteriores, es que las energías zodiacales, las sistémicas y las planetarias actúan como fuerzas que estorban o bien como fuerzas que estimulan, de acuerdo con el tipo de vehículo o cuerpo sobre el cual operan; la naturaleza de estos vehículos y su capacidad para atraer, responder, rechazar, absorber y trasmutar, depende enteramente del punto en evolución obtenido y también de la condición y sicología planetaria general que se encuentre en la familia humana en cualquier momento dado. Un ejemplo de lo último puede verse hoy en el mundo donde las fuerzas, marcando un tempo y compás casi violento y un tanto nuevo sobre nuestra vida planetaria, están evocando una respuesta muy intensificada de los pensadores del mundo, estimulándolos así a un serio esfuerzo a lo largo de líneas ideológicas y, al mismo tiempo, están sacando a la luz desde las masas y las personas poco evolucionadas nada más que terror, un miserable fatalismo, agotamiento físico generalizado y muchas otras reacciones indeseables de la naturaleza forma. Una comprensión de estos efectos que estorban o estimulan puede ser fácilmente captada por aquellos que pueden comprehender la naturaleza de las actividades del planeta Saturno.
Extraído de: Astrología Esotérica, Alice Ann Bailey


