Dos Preguntas Importantes

HASTA aquí nuestra exposición ha sido académica y comparativa, discursiva e informativa. Se ha delineado el Camino que muchos han seguido, y hemos considerado el Sendero hacia la Iluminación. Ahora nos corresponde comprender el trabajo práctico que nosotros mismos podemos realizar, de lo contrario el objetivo de nuestro estudio de la meditación se perderá y sólo habremos acrecentado nuestra responsabilidad, sin haber progresado realmente en el Camino.

Dos preguntas surgen de inmediato y reclaman nuestra atención.

Primero: ¿Puede, quien lo desee, beneficiarse con la práctica de la meditación y dominar su técnica?

Segundo: Los Conocedores orientales obtuvieron la Iluminación apartándose del mundo, aislados y en silencio. Debido a las condiciones de vida de la civilización occidental, esto no es posible. ¿Puede haber esperanza de éxito sin desaparecer en las soledades del mundo, en las selvas y junglas, y en el retiro monástico?

Vamos a considerar cada pregunta por separado. Ambas deben ser dilucidadas y contestadas antes de delinear el trabajo de meditación e indicar el adecuado método a seguir.

En respuesta a la primera, sobre la adaptabilidad de los aspirantes para este arduo trabajo, debe recordarse desde el comienzo que el impulso mismo de emprenderlo puede considerarse que indica el llamado del alma hacia el Sendero del Conocimiento. No debemos amedrentarnos si en ciertas cosas esenciales descubrimos que carecemos de las cualidades necesarias. La mayoría estamos más avanzados, mejor equipados y somos más inteligentes de lo que creemos. Todos podemos empezar a practicar la concentración desde ahora, si queremos. Poseemos una gran masa de conocimiento, de poder mental, de actitudes, que nunca hemos extraído de los reinos del subconsciente, ni hemos llevado a la utilidad objetiva. Quienquiera haya observado los efectos de la Meditación producidos en el principiante, corroborará esta afirmación; a veces trae confusión mental a quien no sabe qué hacer con sus descubrimientos. Los resultados del primer paso en la disciplina de Meditación, es decir, la concentración, son a menudo sorprendentes. Las personas se descubren a sí mismas; descubren facultades ocultas y una comprensión que nunca habían aplicado; desarrollan una percepción, incluso del mundo fenoménico, que para ellas es milagrosa; repentinamente registran la existencia de la mente y de que pueden utilizarla, y la diferencia entre el Conocedor y el instrumento del conocimiento se hace cada vez más evidente y reveladora. Al mismo tiempo se produce una sensación de pérdida. Los antiguos estados de ensoñación, de beatitud y paz, otorgados por la oración y meditación mística, desaparecen, y se experimenta temporalmente un sentido de aridez, nulidad y vacuidad, siendo a menudo desesperante. Esto se debe a que el foco de la atención se ha alejado de las cosas de los sentidos, no importa lo bellas que sean. Las cosas que la mente conoce y puede registrar, aún no se han plasmado; tampoco el mecanismo sensorio hace su impacto familiar sobre la conciencia. Es un período de transición que debe mantenerse hasta el momento en que el nuevo mundo empiece a impresionar al aspirante. Esta es una de las razones por las cuales la persistencia y la perseverancia deben desempeñar su parte, particularmente en las primeras etapas del proceso de meditación.

Uno de los primeros efectos de la práctica de la meditación es comúnmente una creciente eficiencia en la vida diaria, sea en el hogar, en el trabajo o en cualquier campo de la actividad humana. La aplicación mental a la empresa de vivir es en sí un ejercicio de concentración y produce notables resultados. Alcance o no el hombre la iluminación final mediante la práctica de la concentración y la meditación, no obstante habrá adquirido mucho y enriquecido grandemente su vida; su utilidad y poder serán enormemente incrementados y ampliada su esfera de influencia.

Por consiguiente, desde el punto de vista puramente mundano, es de gran utilidad aprender a meditar. ¿Quién podrá negar que una acrecentada eficiencia en la vida y en el servicio constituye un paso en la senda del progreso espiritual, como cualquier visión del místico? Los resultados espirituales de la aplicación mental que nuestro mundo de negocios occidental manifiesta pueden ser, en el último análisis, una contribución tan vital a todo el esfuerzo espiritual como cualquiera de los efectos observables en el mundo del esfuerzo religioso organizado. Confucio nos enseñó hace siglos que los implementos de la civilización eran de carácter altamente espiritual, ya que eran los resultados de ideas, y Hu Shih nos dice en un interesante simposio: “… es altamente idealista y espiritual la civilización que utiliza plenamente el ingenio y la inteligencia humana en la búsqueda de la verdad a fin de controlar la naturaleza y trasformar la materia en bien del género humano; liberar al espíritu humano de la ignorancia, de la superstición y de la esclavitud de las fuerzas de la naturaleza, y reformar las instituciones sociales y políticas en bien del mayor número —una civilización así es altamente idealista y espiritual”.

Nuestra idea sobre lo que constituye la espiritualidad se ha ampliado constantemente. Hemos visto a muchos miles de seres humanos que por el uso del deseo, el sentimiento y las reacciones de la naturaleza emocional, alcanzaron un punto en que se vieron obligados a trasmutar el deseo en aspiración, el sentimiento en sensibilidad hacia las cosas del espíritu y el amor a sí mismos en amor a Dios. Así surge el místico.

Por el uso de la mente en el mundo de los negocios, en el trabajo profesional, en la ciencia y en el arte, hemos presenciado dos hechos sorprendentes: Grandes empresas organizadas, con sus intereses egoístas e ideas materialistas, fueron no obstante llevadas a una condición donde por primera vez se ha considerado seriamente la conciencia grupal, la interacción grupal y el interés del mayor número. Estos son resultados puramente espirituales; indican una creciente conciencia del alma, y son los tenues indicios de la venidera hermandad de almas. La ciencia aplicada en todos los campos está ahora tan desarrollada que ha penetrado en el reino de la energía y de la metafísica pura. El estudio de la materia nos ha conducido a la esfera del misticismo y del trascendentalismo. La ciencia y la religión se están dando la mano en el mundo de lo invisible e intangible.

Estos son pasos en la correcta dirección. Cuando las facultades mentales se hayan desarrollado racialmente a través de nuestra técnica occidental en el mundo de los negocios (una vasta escuela de concentración), inevitablemente tendrá lugar una trasmutación análoga a la que ocurre en el reino de la naturaleza de deseo, como frecuentemente ha ocurrido. Entonces se podrá reorientar la mente hacia valores más reales y elevados, y enfocarla en otra dirección que la de la vida materialista. Así surgirá el conocedor.

Por lo tanto, todo aquél que no sea puramente emocional, que tenga una educación razonable y esté dispuesto a trabajar con perseverancia, puede emprender el estudio de la meditación con ánimo, empezar a organizar su vida y dar los primeros pasos en el sendero hacia la iluminación, y tal organización constituye uno de los pasos más difíciles. Téngase presente que todo paso inicial es difícil, porque deben neutralizarse hábitos y ritmos de muchos años; pero una vez dados y dominados dichos pasos, el trabajo resulta más fácil. Es más dificultoso aprender a leer, que dominar un libro difícil.

Extraído de: “Del Intelecto a la Intuición”, Alice Ann Bailey.