ÉTER Y ESPACIO

Espacio es una entidad y la entera “bóveda celeste” (como ha sido llamada poéticamente) es la apariencia fenoménica de esa entidad. Notarán que no dije la apariencia material, sino la apariencia fenoménica. Especular acerca de la naturaleza, la historia e identidad de esa entidad es inútil y de ningún valor. Alguna tenue idea, proporcionando analogía aunque eludiendo especificaciones, podría obtenerse si usted se esfuerza por pensar en la familia humana, el cuarto reino en la naturaleza, como una entidad, como constituyendo una sola unidad, expresándose a través de las muchas diversificadas formas del hombre. Usted, como individuo, es una parte integral de la humanidad, sin embargo lleva su propia vida, reacciona a sus propias impresiones, responde a influencias e impactos exteriores, y a su vez emana influencias, emite alguna forma de radiación temperamental y expresa alguna cualidad o cualidades. Usted por ende, y en alguna medida, afecta a su entorno y a aquellos con quienes contacta. Sin embargo todo el tiempo usted sigue siendo parte de la entidad fenoménica a la que denominamos humanidad. Ahora extienda esta idea a una entidad fenoménica mayor, el sistema solar. Esta entidad es en sí misma una parte integral de una vida aún mayor que está expresándoSe a través de siete sistemas solares, de los cuales el nuestro es uno. Si puede captar esta idea, una vaga imagen de una gran verdad esotérica subyacente emergerá en su conciencia. La vida y la influencia, las radiaciones y emanaciones de esta entidad, y su efecto unido sobre nuestra vida planetaria, los reinos en la naturaleza y las civilizaciones humanas en desarrollo, es lo que trataremos de considerar brevemente.

El asunto es tan vasto que he tenido que afrontar el problema del mejor método mediante el cual manejarlo. Me decidí por la brevedad, la declaración concisa de hechos (hechos para aquellos de nosotros que estamos trabajando en el lado interno de la vida, pero que razonablemente deben ser sólo hipótesis para ustedes) y evitar detalle y discusión detallada. Nos esforzaremos por trabajar desde lo universal a lo particular y desde lo general a lo específico, pero nuestro énfasis siempre estará en lo universal y lo general y no sobre lo particular y específico. Dependerá de aquellos de ustedes que son estudiantes de astrología hacer debida aplicación de la verdad a lo específico. Es definitivamente a este respecto que ha errado la astrología moderna. Ha invertido el procedimiento correcto y verdadero y ha puesto el énfasis sobre lo específico y particular, sobre el horóscopo personal y el destino individual, y no ha puesto el énfasis sobre las grandes energías y su Fuente. Estas fuentes son por último responsables de la manifestación de lo específico. Esta posición y presentación de la verdad debe ser alterada.

En astrología esotérica por lo tanto, estamos tratando la Vida y las Vidas que informan los “puntos de luz” dentro de la Vida universal. Constelaciones, sistemas solares, planetas, reinos en la naturaleza y el hombre microscópico, son todos ellos el resultado de la actividad y la manifestación de energía de ciertas Vidas cuyo ciclo de expresión y cuyos infinitos propósitos están fuera de la comprehensión de las mentes más avanzadas e iluminadas en nuestro planeta.

El próximo punto que cada uno de ustedes debe captar, es que el éter de espacio es el campo en y a través del cual actúan las energías desde las muchas Fuentes originarias. Por lo tanto, nos concierne el cuerpo etérico del planeta, del sistema solar y de los siete sistemas solares de los cuales nuestro sistema es uno, como también el cuerpo etérico general y más vasto del universo en el cual estamos localizados. Empleo la palabra “localizados” con deliberación y por las inferencias a las que conduce. Este campo más vasto, como también los campos más pequeños y más localizados, proporciona el medio de trasmisión para todas las energías que actúan sobre y a través de nuestro sistema solar, nuestras esferas planetarias y todas las formas de vida sobre esas esferas. Forma un solo campo ininterrumpido de actividad en constante movimiento incesante —un medio eterno para el intercambio y trasmisión de energías.

En conexión con esto, y en orden a comprender más correctamente, será útil estudiar al hombre individual; de esta manera podemos arribar a una débil comprehensión de la verdad básica y subyacente. Los estudiantes nunca deberían olvidar la Ley de Analogía como agencia interpretativa. El esoterismo enseña (y la ciencia moderna está rápidamente arribando a la misma conclusión) que subyacente al cuerpo físico y su comprehensivo e intrincado sistema de nervios hay un cuerpo vital o etérico que es el homólogo y la verdadera forma del aspecto fenoménico externo y tangible. Es asimismo el medio para la trasmisión de fuerza a todas las partes de la estructura humana y el agente de la vida y conciencia que mora internamente. Determina y condiciona al cuerpo físico, pues constituye en sí el repositorio y el trasmisor de energía proveniente de los diversos aspectos subjetivos del hombre y también del entorno en el cual el hombre (tanto el hombre interno como el externo) se encuentra.

Otros dos puntos deberían añadirse aquí. Primero: el cuerpo etérico individual no es un vehículo humano aislado y separado sino que, en un sentido peculiar, es una parte integral del cuerpo etérico de esa entidad que hemos denominado la familia humana; este reino en la naturaleza, a través de su cuerpo etérico, es una parte integral del cuerpo etérico planetario; el cuerpo etérico planetario no está separado de los cuerpos etéricos de otros planetas sino que todos ellos en su totalidad, junto con el cuerpo etérico del sol, constituyen el cuerpo etérico del sistema solar, que está relacionado con los cuerpos etéricos de los seis sistemas solares que, con el nuestro, forman una unidad cósmica, y en estos se vierten energías y fuerzas de ciertas grandes constelaciones. El campo de espacio es de naturaleza etérica y su cuerpo vital está compuesto por la totalidad de cuerpos etéricos de todas las constelaciones, sistemas solares y planetas que se encuentran allí dentro. En toda esta web dorada cósmica hay una constante circulación de energías y fuerzas, y esto constituye la base científica de las teorías astrológicas. Así como las fuerzas del planeta y del hombre espiritual interno (para mencionar sólo un factor entre muchos) fluyen a través del cuerpo etérico del hombre individual sobre el plano físico y condicionan su expresión, sus actividades y cualidades externas, así también las fuerzas variables del universo fluyen a través de toda parte del cuerpo etérico de esa entidad que llamamos espacio y condicionan y determinan la expresión externa, las actividades y cualidades de toda forma que se encuentra dentro de la periferia cósmica.

Lo segundo importante que quisiera decir es que dentro del cuerpo etérico humano se encuentran siete centros de fuerza mayores que son de la índole de agencias distribuidoras y baterías eléctricas, proporcionando fuerza dinámica y energía cualitativa al hombre; producen efectos definidos sobre su manifestación física externa. A través de su actividad constante aparece la cualidad del hombre, sus tendencias de rayo comienzan a emerger y su punto de evolución está claramente indicado.

Este “control de forma a través de un septenario de energías” (como se lo define en el Antiguo Comentario) es una regla inalterable en el gobierno interno de nuestro universo y de nuestro sistema solar particular, así como también en el caso del hombre individual. Hay, por ejemplo, en nuestro sistema solar, siete planetas sagrados que corresponden a los siete centros de fuerza individuales en el hombre, a los siete sistemas solares, de los cuales nuestro sistema solar es uno, y a su vez a los siete centros de energía de Aquel a quien me he referido en mis otros libros como Aquel Acerca del Cual Nada Puede Decirse.

Extraído de: Astrología Esotérica, Alice Ann Bailey