EL CAMPO DE INTERACCIÓN TELEPÁTICA

Una de las características que distingue al grupo de servidores y conocedores del mundo es que la organización externa que los mantiene integrados es prácticamente inexistente. Los mantiene juntos la estructura interna de pensamiento y un medio telepático de inter-relación. Los Grandes Seres, a Quienes todos nosotros procuramos servir, están conectados así y pueden —a la menor necesidad y con el mínimo gasto de fuerza— ponerse en rapport entre sí. Todos están sintonizados a una vibración particular.

En los nuevos grupos se reúne a gente de naturaleza muy diversa, que se encuentra en distintos rayos, son de diferentes nacionalidades y cada uno de ellos es producto de entornos y herencia que varían ampliamente. Además de estos factores obvios que inmediatamente atraen atención, también se encontrará una igual diversidad en la experiencia de vida de las almas involucradas. Además la complejidad del problema se aumenta tremendamente cuando uno recuerda el largo camino que cada una ha recorrido y los numerosos factores (emergiendo de un vago y distante pasado) que han contribuido a hacer de cada persona lo que ahora es. Por lo tanto, cuando uno se detiene a pensar en las barreras y dificultades que sobrevienen en tales condiciones diversas, surge inmediatamente la pregunta: ¿Qué proporciona el terreno de encuentro común y qué posibilita tener una interacción entre las mentes involucradas? La respuesta a esta pregunta es de suprema importancia y requiere una clara comprensión.

Cuando se usan las palabras bíblicas: “En Él vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser”, tenemos la declaración de una ley fundamental en la naturaleza y la base enunciada del hecho que abarcamos con la palabra casi sin sentido: Omnipresencia. Omnipresencia tiene su base en la sustancia del universo y en lo que los científicos llaman el éter; esta palabra “éter” es un término genérico que abarca el océano de energías que están todas inter-relacionadas y que constituyen ese único sintético cuerpo de energía de nuestro planeta.

Por lo tanto, al abordar el tema de la telepatía debe tenerse bien en mente que el cuerpo etérico de toda forma en la naturaleza es una parte integral de la forma sustancial de Dios Mismo —no la forma física densa sino aquello que los esoteristas consideran como la sustancia hacedora-de-forma. Usamos la palabra Dios para significar la expresión de la Vida Una que anima a toda forma en el plano objetivo externo. Por lo tanto el cuerpo etérico o cuerpo de energía de todo ser humano es una parte integral del cuerpo etérico del planeta mismo y en consecuencia del sistema solar. Por este medio, cada ser humano está básicamente relacionado con toda otra expresión de la Vida Divina, diminuta o grande. La función del cuerpo etérico es recibir impulsos de energía y ser barrido a la actividad por estos impulsos, o corrientes de fuerza, emanando de alguna fuente originante u otra. El cuerpo etérico es en realidad nada excepto energía. Está compuesto de miríadas de hilos de fuerza o minúsculas corrientes de energía mantenidas en relación, por su efecto co-ordinador, con los cuerpos emocional y mental y con el alma. Estas corrientes de energía, a su vez, tienen un efecto sobre el cuerpo físico y lo hacen entrar en una clase u otra de actividad según la naturaleza y poder de cualquiera sea el tipo de energía que pueda estar dominando al cuerpo etérico en cualquier momento particular.

A través del cuerpo etérico, por lo tanto, circula energía que emana de alguna mente. La humanidad en masa responde inconscientemente a las resoluciones de la Mente Universal; en nuestro tiempo y era, esto se complica por una creciente responsividad a las ideas masivas —a veces llamadas opinión pública— de la mentalidad humana que evoluciona rápidamente. Dentro de la familia humana se encuentran también aquellos que responden a ese grupo interno de Pensadores Quienes, trabajando en materia mental, controlan desde el lado subjetivo de la vida el surgimiento del gran plan y la manifestación del propósito divino.

Este grupo de Pensadores se clasifica en siete divisiones principales y lo presiden tres grandes Vidas o Entidades superconscientes. Estas tres son el Manu, el Cristo y el Mahachohan. Trabajan principalmente mediante el método de influenciar las mentes de los adeptos y los iniciados. Estos últimos a su vez influencian a los discípulos del mundo, y estos discípulos, cada uno en su propio lugar y bajo su propia responsabilidad, elaboran su concepto del plan y procuran darle expresión en la medida de lo posible. Por lo tanto, como pueden suponer, es un proceso de reducir grados de vibración hasta que sean suficientemente pesados para afectar materia del plano físico y de este modo hacer posible la construcción de organizados efectos en el plano físico. Hasta ahora estos discípulos han trabajado muy solos excepto cuando las relaciones kármicas los han revelado entre sí, y la intercomunicación telepática ha estado fundamentalmente limitada a la Jerarquía de adeptos e iniciados, tanto en encarnación como fuera de ella, y a Su trabajo individual con Sus discípulos.

Sin embargo, ahora se considera posible establecer una condición parecida y una relación telepática entre discípulos en el plano físico. No importa dónde puedan hallarse, este grupo de místicos y conocedores finalmente hallará factible comunicarse entre sí y a menudo lo hace incluso ahora. Una básica idea mística o alguna nueva revelación de la verdad súbitamente es reconocida por muchos y halla expresión simultáneamente por medio de muchas mentes. Ninguna persona puede reclamar derecho individual a la verdad o principio enunciado. Varias mentes lo han registrado. Por lo general se declara, sin embargo, en una generalización amplia, que estas personas han derivado las corrientes de pensamiento internas o han respondido a la acción de la Mente Universal. Literal y técnicamente esto no es así. La Mente Universal es derivada por algún miembro de la Jerarquía planetaria de acuerdo a Su tendencia y equipo mental, y las necesidades inmediatas presentidas por los adeptos operativos. Él entonces presenta la nueva idea, el nuevo descubrimiento o la nueva revelación al grupo de adeptos (telepáticamente, desde luego, hermano mío) y, cuando ha sido discutida por ellos, Él la presenta más tarde a Su grupo de discípulos. Entre ellos Él hallará uno que responde más fácil e inteligentemente que los otros y este, mediante su claro pensar y el poder de sus formaspensamiento formuladas, puede entonces influenciar otras mentes. Estas otras captan el concepto como propio; lo aprovechan y lo resuelven hacia la manifestación. Cada uno considera como su privilegio especial hacerlo así, y debido a esta facultad de especializar y a su responsabilidad automáticamente generada, él arroja tras de ello toda su energía, y trabaja y lucha por sus formaspensamiento.

Una ilustración al respecto se encuentra en la historia de la Liga de las Naciones. Antes de que emprendiera trabajo especial, el Maestro Serapis procuró trasportar alguna idea constructiva para ayudar a la humanidad. Concibió una unión mundial en el campo de la política que se elaboraría como una inteligente agrupación de las naciones para preservar la paz internacional. Presentó la idea a los adeptos en cónclave y se percibió que algo podía hacerse. El Maestro Jesús se encargó de presentarla a Su grupo de discípulos pues estaba trabajando en Occidente. Uno de estos discípulos en los planos internos aprovechó la sugerencia y la trasmitió (o más bien la redujo) hasta que se registró en el cerebro del Coronel House. No registrando la fuente (de la cual era totalmente inconsciente), él a su vez la trasmitió a ese aspirante de sexto rayo llamado Woodrow Wilson. Entonces, alimentada por la abundancia de ideas análogas en las mentes de muchos, fue presentada al mundo. Debería tenerse presente que la función de un discípulo es enfocar una corriente de energía de alguna clase especial en el plano físico, donde puede convertirse en un centro de fuerza atractivo y atraer hacia sí mismo similares tipos de ideas y corrientes de pensamiento que no son suficientemente fuertes para vivir por sí mismos o para hacer un impacto suficientemente fuerte sobre la conciencia humana.


Extraído de: “Telepatía y el Vehículo Etérico”, Alice Ann Bailey.