Al momento en que el aspirante comienza a trabajar conscientemente en su propio desenvolvimiento y a considerar y manejar el aura con la que está equipado, pasa entonces por tres etapas durante su progreso en el Sendero de Retorno. Estas son:
- La etapa donde descubre la potencia y la cualidad de su aura astral. Debido al hecho de que esta es (en este segundo sistema solar) la cualidad de amor y su distorsión en la naturaleza astral, el desarrollo de la sensitividad emocional es peculiar y casi antinaturalmente fuerte. Es más fuerte que el cuerpo mental y su dirección mental.
- La etapa donde el vehículo mental aumenta su potencia y produce, finalmente, una radiación mental tan fuerte que domina y controla al aura astral.
- La etapa donde el alma expresa su esencial naturaleza de amor y comienza a verter su radiación en el aura astral, vía el cuerpo astral. Finalmente la [100] sensitividad del amor sustituye la sensitividad y el deseo emocionales.
Aspirantes se hallan en cualquiera de estas tres etapas de sensitividad. El problema del aspirante a medida que “engendra” su aura magnética, es retraerse él mismo, y así disminuir la extensión y el poder del aura astral y expandir y acrecentar la potencia de su aura mental. Debe recordarse que la gran mayoría de aspirantes está definidamente polarizada en la naturaleza astral y que por consiguiente su problema es lograr una polarización distinta y llegar a enfocarse en el plano mental. Esto toma tiempo y enorme esfuerzo. Finalmente —como se mencionó antes— la radiación del alma sustituye la actividad emocional del aspirante, actividad presente hasta entonces; esta emanación es, en realidad, una radiación desde los pétalos de amor del loto egoico.
Siempre debemos tener presente que estoy exponiendo reglas generales y que no estoy ocupándome ni de lo ideal ni de lo indeseable; las fuentes de impresión cambian a medida que el discípulo progresa, aunque siempre la fuente más grande y mayor incluirá todas las fuentes menores.
El hecho de que un hombre sea sensitivo a impresión jerárquica en su aura mental, no impedirá que en su naturaleza astral sea sensitivo al llamado invocador y emocional de seres humanos. Los dos juntos son muy útiles en efecto, si el discípulo se encarga de que estén relacionados. No olvide esto, hermano mío. La capacidad para interpretar las impresiones registradas se aprende asimismo a medida que el aura mental se desarrolla bajo la influencia de la “mente mantenida firme en la luz” del alma; el discípulo aprende que toda verdad registrada es susceptible de muchas interpretaciones, y que estas se revelan con creciente claridad a medida que él toma una iniciación tras otra y a medida que desarrolla responsividad consciente. La habilidad para invocar se demuestra de vida en vida e involucra la invocación de respuesta consciente desde el anima mundi o desde el alma subconsciente de todas las cosas, así como también desde la conciencia humana y desde el mundo de contacto súper-consciente.
Esta habilidad se desarrolla continuamente a medida que el aspirante huella el Sendero del Discipulado… El discípulo tiene que aprender a distinguir entre estos numerosos impactos sobre su aura sensitiva. En las primeras etapas la mayoría de ellos son registrados inconscientemente, aunque el registro es agudo y exacto; sin embargo, la meta es registro consciente; esto es ocasionado a través del constante y firme mantenimiento de la actitud del Observador. Es desarrollado a través del logro de desapego —el desapego del Observador, de todos los deseos y anhelos que conciernen al yo separado. Por lo tanto será obvio para ustedes que el uso de la palabra “observador” involucra el concepto de dualidad y, por lo tanto, de separación. Sin embargo, en este caso el motivo que induce a observación no es auto-interés sino la determinación de clarificar el aura, de manera que pueda registrar sólo aquello que será iluminador y esté relacionado con el Plan divino, aquello que será de beneficio para la humanidad y, por lo tanto, para la creación de un nuevo servidor dentro de los Ashramas de la Jerarquía.
El hecho de registrar no es ningún fenómeno inusual. Personas sensitivas están siendo constantemente impresionadas desde algún nivel de conciencia, y son receptivas a estas impresiones de acuerdo al nivel de conciencia sobre el que normalmente funcionan; los médiums, por ejemplo, son sumamente propensos a recibir impresiones desde niveles etéricos o astrales, como lo es la vasta mayoría de los síquicos astrales —y su nombre es legión. Impresiones desde niveles mentales (concretos, abstractos o de una más elevada naturaleza) hacen su impresión sobre las mentes de aquellos que han logrado una verdadera medida de enfoque en el plano mental. Científicos, místicos, matemáticos, estudiantes ocultistas, aspirantes y discípulos, educadores y humanitarios, y todos aquellos que aman a sus semejantes, todos son susceptibles de tal impresión.
El sujeto que es impresionado debe conocer la fuente de la impresión, debe ser capaz de relacionarla con algún campo de información, corrección o instrucción demandadas, o distribución de energía. Debe ser capaz de consignar con claridad sobre qué aspecto de su mecanismo de grabación (la mente, el cuerpo astral, el cuerpo de energía o el cerebro) ha hecho impacto la impresión impartida y registrada. Por ejemplo, una de las dificultades que enfrenta al discípulo aspirante y al estudiante ocultista serio es grabar directamente en el cerebro impresiones desde la Tríada Espiritual (y luego desde la Mónada), vía el antakarana. [i105]
Esta impresión debe ser un descenso directo desde los niveles mentales [e86] hasta el cerebro, evitando todo contacto con el cuerpo astral; sólo en la medida en que se consiga este descenso directo, la impresión registrada estará libre de error. Entonces no estará teñida con algún complejo emocional, en absoluto, puesto que el nivel astral de conciencia es el gran distorsionador de la verdad esencial.
En este aspecto de impresión, el tema de símbolos necesariamente debe estar implicado. Todas las impresiones necesariamente deben ser traducidas e interpretadas en símbolos, en formas de palabras o en representaciones pictóricas; el aspirante no puede evitarlos, y es en las formas de palabras (no hace falta señalar que son de la índole de símbolos) donde es propenso a extraviarse. Son el medio por el cual la impresión registrada es trasmitida a la conciencia cerebral, por ejemplo, a la apercepción que el discípulo tiene del plano físico, de este modo haciendo posible su comprehensión práctica de ideas abstractas o de esos aspectos del Sendero los cuales es su obligación comprender y enseñar.
Hay una profunda significación oculta hacia las palabras “una mente abierta”; es tan esencial para la correcta interpretación como lo es estar libre de glamur y de las expresiones síquicas que se encuentran en el plano astral.
Aquí de nuevo pueden captar la necesidad de un alineamiento fáctico, de modo que sea creado un canal directo por el cual la impresión (dirigida por alguna fuente más elevada que la personalidad) pueda descender al cerebro. La impresión recibida e interpretada produce cambios fundamentales en la vida y en el estado de conciencia del aspirante y, sobre todo, en su orientación. Él deviene un centro de energía evocador e invocador. … También deviene un “receptor de luz” y de iluminación espiritual, y un distribuidor de luz en los lugares oscuros del mundo y a los corazones humanos. Él es, por lo tanto, un centro invocador y evocador para uso de la Jerarquía en los tres mundos de evolución humana.
Extraído de: “Telepatía y el Vehículo Etérico”, Alice Ann Bailey.


