Al estudiar y considerar cuidadosamente las ideas expuestas en este libro deben tenerse presente ciertos conceptos básicos:
Primero, que lo más importante para el estudiante no es la personalidad de determinado instructor sino el grado de verdad que este representa, de ahí la capacidad para discernir entre la verdad, la verdad parcial y lo falso.
Segundo, con el acrecentamiento de la enseñanza esotérica aumenta la responsabilidad exotérica. Cada estudiante debe hacer un consciente balance de sí mismo, y recordar que la comprensión llega aplicando al problema y medio ambiente inmediatos el grado de verdad captada, y que la conciencia se expande empleando la verdad impartida.
Tercero, que una dinámica adhesión al sendero elegido y una firme perseverancia para vencer y permanecer inconmovible ante todo lo que pueda acontecer, son requisitos indispensables que conducen al portal de acceso a un reino, a una dimensión y a un estado del ser conocido interna o subjetivamente. Este estado de comprensión produce cambios en la forma y en el medio ambiente comparables a su poder.
Estas tres sugerencias merecen un minucioso estudio y su significación deberá ser captada en cierta medida antes de lograr un real progreso. No me corresponde indicar la aplicación individual y personal de las enseñanzas impartidas. Esto lo debe hacer cada estudiante por sí mismo.
Han conservado inteligentemente las enseñanzas, libre de toda autoridad extraña, y no hay en sus libros principios esotéricos de autoridad o respaldo jerárquico, tales como los que han producido las estrechas limitaciones de ciertos organismos y grupos eclesiásticos tan diferentes como la Iglesia Católica, la Ciencia Cristiana y aquellos que creen en la inspiración verbal de las Escrituras y en numerosas asociaciones denominadas esotéricas. La desgracia de muchos grupos ha sido ese constante rumoreo: “Aquellos que saben, desean…” “El Maestro dice…” “Los Grandes Seres ordenan…” y el grupo, como rebaño de ovejas, se atropella ciegamente en el afán de obedecer. Creen que mediante su mal orientada devoción se relacionarán con ciertos personajes autorizados, acortando así el camino para llegar al cielo.
Han sabido conservar y cuidar sabiamente sus libros de las reacciones de aquellos que pretenden ser maestros, adeptos e iniciados. Mi anonimato y estado deben ser respetados, y mi rango debe ser considerado sólo como el de un estudiante más avanzado, el de un aspirante a esa expansión de conciencia que para mí significa un paso más. Sólo es importante la parte de verdad que pueda exponer; sólo es vital la inspiración y la ayuda que pueda dar a cualquier peregrino en el sendero; lo que he aprendido por medio de la experiencia está a disposición de todo aspirante sincero; y la amplitud de visión que puedo impartirles (debido a que he escalado la montaña un poco más) es mi principal aporte. Los estudiantes son libres de reflexionar sobre estos puntos y de prescindir de inútiles especulaciones acerca de las informaciones detalladas sobre personalidades insignificantes y condiciones ambientales.
El tema a tratar será la Magia del Alma, y el pensamiento clave de todo lo que pueda aparecer en este libro lo hallarán en las palabras del Bhagavad Gita:
“Aunque soy el que no ha nacido, el alma que no muere; aunque soy el Señor de los Seres; no obstante, como señor de mi naturaleza, me manifiesto por medio del poder mágico del Alma”. B.G., IV, 6.
Lo estadístico y lo académico son base necesaria y paso preliminar en la mayoría de los estudios científicos, pero en este libro centraremos la atención sobre el aspecto vida y la aplicación práctica de la verdad a la vida diaria del aspirante. Estudiaremos cómo llegar a ser magos prácticos y en qué forma podemos vivir mejor la vida del hombre espiritual y la del aspirante al discipulado aceptado, en esta peculiar época, estado y medio ambiente.
Para lograrlo tomaremos las Quince Reglas para la Magia de mi libro anterior Tratado sobre Fuego Cósmico. Las comentaré sin ocuparme de su significado cósmico o solar o de otras analogías y correspondencias, sino aplicándolas al trabajo del aspirante y dando sugerencias prácticas para desarrollar mejor el contacto y la manifestación del alma. Daré por sentado que los estudiantes poseen ciertos conocimientos, y supongo que podrán seguirme y comprender algunos términos técnicos que me veré obligado a emplear. No trato con infantes sino con personas maduras que han elegido determinado camino y se han comprometido a “caminar en la luz”.
En este libro me propongo hacer cuatro cosas y atraer tres tipos de personas. Está basado en lo que consierne a su enseñanza sobre cuatro postulados fundamentales que intentan:
1. Enseñar las leyes de la sicología espiritual como distintas de las de la sicología mental y emocional.
2. Aclarar la naturaleza del alma humana y sus relaciones con el sistema y el cosmos. Como paso preliminar esto incluirá su relación con el grupo.
3. Demostrar las relaciones entre el yo y las envolturas que ese yo pueda utilizar, y así aclarar el pensar general respecto a la constitución del hombre.
4. Elucidar el problema de los poderes supranormales y dar las reglas para su desarrollo útil y sin peligro.
Nos hallamos al final de un gran período de transición, y los reinos más sutiles de la vida nunca estuvieron tan cercanos; los fenómenos inusitados y los acontecimientos inexplicables son ahora más comunes que en épocas anteriores, y lo telepático, lo síquico y lo peculiar atraen la atención de los escépticos, de los científicos y de quienes estudian religión. Generalmente se buscan razones para explicar la aparición de lo fenoménico, y se forman asociaciones para su investigación y demostración. Además, muchas personas se desvían del camino en el afán de promover en sí mismas condiciones síquicas y factores que producen energía y dan origen a la manifestación de peculiares poderes. Este libro tratará de adaptar la información suministrada al esquema de vida tal como lo reconocemos hoy, y demostrar cuán básicamente natural y verídico es todo aquello que se califica de misterioso. Todas las cosas están sujetas a la ley, y las leyes deben ser explicadas ahora que el hombre ha llegado a una etapa de desarrollo en que puede aprender más exactamente su belleza y realidad.
Tres tipos de personas responderán a la enseñanza de este libro, y son:
1. Esos investigadores de mente abierta dispuestos a aceptar los fundamentos como hipótesis aplicables hasta demostrar que son erróneas. Serán francamente agnósticos pero, en su búsqueda de la verdad, deben estar dispuestos temporariamente a ensayar los métodos y seguir las sugerencias presentadas a su consideración.
2. Los aspirantes y discípulos estudiarán este tratado a fin de comprenderse mejor a sí mismos para poder ayudar al prójimo. No aceptarán ciegamente sus dictámenes sino que experimentarán, comprobarán y corroborarán cuidadosamente las etapas y pasos expuestos aquí en esta sección de las enseñanzas de la Sabiduría Eterna.
3. Los iniciados arribarán a un significado que no será evidente para los del primer grupo y sólo es sospechado por los miembros más avanzados del segundo. Internamente conocen la verdad de muchas de las afirmaciones y comprenderán la actuación subjetiva de muchas de las leyes. Estas leyes de la naturaleza producen efectos en tres esferas distintas:
a. Físicamente, donde se demuestran como efectos en la forma densa.
b. Etéricamente, donde se manifiestan como energía que subyace detrás de esos efectos.
c. Mentalmente, en lo concerniente a los impulsos que producen a los otros dos.